Este artículo se publicó hace 13 años.
Alarte se rebela contra las encuestas: "No me las creo"
El comentario de Francisco Camps sobre el abuelo fusilado de Zapatero levanta ampollas
Cuantas más encuestas le llueven en contra, más se crece. Jorge Alarte, candidato socialista a la Generalitat, ha decidido ponerse las orejeras como los caballos de carreras para que los gestos y el griterío del público no le distraigan de la meta. Ayer por la mañana dio un mitin en Castellón con el aliento del último pronóstico negativo en la nuca: el de la encuesta difundida ayer por los diarios de Vocento, que le deja con un 30,1% de votos, una décima por encima de lo que se considera el suelo de votos de su partido. En escaños, perdería entre dos y cuatro respecto a los 38 actuales. Enfrente, el PP subiría entre cuatro y seis escaños y podría alcanzar los 60.
Estos son los pronósticos, pero nadie lo hubiera podido deducir a partir de la actitud de Alarte de ayer en Castellón. Salió al escenario y miró al público con la misma mirada de concentración que un toro a punto de embestir: "Me da igual que lo diga el CIS, o que lo diga la empresa que lo diga; ya lo puede decir quien sea y las veces que quiera, yo no me lo creo, los valencianos y las valencianas no van a premiar la corrupción y el despilfarro. Eso no pasará". Lo dijo tan fuerte y tan claro, tan sentido, que sonó creíble. El público, hecho de simpatizantes y militantes socialistas que día sí y día también se desayunan con un mal augurio, quiso creerle y le arropó con un aplauso entusiasta.
Marcelino Iglesias dice no creerse que los moderados del PP sigan votándole
Su ímpetu fue compensado por su compañero de mitin, Marcelino Iglesias, secretario de Organización del PSOE y presidente de Aragón. Iglesias salió a cerrar el acto aparentemente satisfecho de la actitud del candidato valenciano, e incluso un punto sorprendido. Y se colocó, él también, las orejeras: "Yo no me creo que a la gente moderada de la derecha no les moleste lo que está pasando, no me lo creo, son gente normal, no me creo que esa gente coja la papeleta del PP como si tal cosa (...) por eso estoy convencido de que el día 22 va a haber un cambio". Y, añadió, mirando a Jorge Alarte: "Yo quiero ser el primero en felicitarte".
Acto seguido, explicó sus buenas expectativas: "Yo me creo las encuestas", dijo, "pero sólo como la foto de un momento determinado". Añadió que "lo que importa es el día de las elecciones". Recordó que su primera victoria electoral en Aragón fue con las encuestas en contra. Y también el éxito en la primera e, incluso, la segunda cita electoral del presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Alarte eligió para su mitin de ayer su lado más reivindicativo. El candidato socialista bascula en sus intervenciones entre dos perfiles bien diferenciados. Por un lado, el institucional, calmado y sólido, el Alarte que habla de grandes propuestas económicas y de austeridad y saneamiento. Este es el rol que suele adoptar cuando se encuentra en actos pequeños, sobre todo si se dirige a empresarios. Sin embargo, cuando sale a dar un mitin como el de ayer, baja a la arena del cruce de acusaciones. Entonces, "dignidad" se refiere a otra realidad: la de la lucha contra la corrupción que salpica al PP valenciano, con dirigentes implicados o imputados en el caso Gürtel: "Nosotros en referencia al País Valencià nos jugamos valores esenciales de la democracia: la decencia, la honradez y la dignidad de nuestro pueblo".
Francisco Camps no aclara ni explica su comentario sobre el abuelo de Zapatero
Contra el exabrupto de CampsHubo otro argumento que marcó la jornada. Fue el comentario que el president Francisco Camps hizo sobre el abuelo de Zapatero, que fue fusilado por Franco en 1936 por defender la legalidad republicana: "El abuelo de Zapatero, parece, no le transmitió la ternura y el cariño que normalmente transmiten los abuelos a sus nietos".
La frase levantó ampollas en el PSOE, pero también entre defensores de la recuperación de la memoria histórica. Matías Alonso, de la Fundación Societat i Progrés, se lamentó: "Camps se mofa echando en falta esas enseñanzas cariñosas imposibles de transmitir por un fusilado, por miles y miles de asesinados que aún siguen tirados por las cunetas sin recibir el cariño de niños que nunca lo fueron, que todavía buscan la ayuda de gentes como Camps para cerrar aquella herida. Sin embargo, Camps se niega a ayudar a aquellos de quienes se mofa, insumiso como es ante tareas que le ordena la Ley de la Memoria".
José Blanco, número dos del PSOE, habló de "bajeza moral". Ayer no hubo explicaciones públicas por parte del president de la Generalitat a este respecto.
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