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Aguirre fracasa en su intento por que el PP rompa con la FEMP

La líder madrileña anima a sus alcaldes a irse pese a la directriz contraria de Rajoy

ALICIA GUTIÉRREZ

En una carambola del destino político, el "tontos de los cojones" con que el presidente de la Federación de Municipios (FEMP) describió a los votantes de derechas ha terminado por deparar a Esperanza Aguirre una nueva derrota interna en el PP.

Entregada desde hace dos semanas a la tarea de presentar el exabrupto del dirigente socialista como delito de lesa patria, la líder de los conservadores madrileños había intentado que su partido rompiera en bloque con la FEMP si el PSOE no entregaba la cabeza de su presidente, pero el equipo de Rajoy no se ha dejado arrastrar. Ahora, Aguirre amenaza con mantener el pulso alentando la fuga de los alcaldes madrileños.

Los conservadores plantan a Pedro Castro pero no dejarán sus cargos

Antes de finalizar la reunión de la ejecutiva de la Federación convocada expresamente para tratar la cuestión del insulto, y cuando el PSOE propuso votar una moción de apoyo a Castro, los representantes del PP abandonaron la sala y remacharon ante los periodistas su mensaje: que la "dirección nacional" del partido y ellos mismos, "por unanimidad", habían acordado dar una bofetada a Castro pero no a la asociación de municipios en tanto que institución. Ahora bien, el PP, y así lo reconoció su portavoz en la ejecutiva de la FEMP, Fernando Martínez Maíllo, no está en condiciones de garantizar que ninguno de sus alcaldes dejará la FEMP.

El guión aprobado es este: para forzar el cese de Castro, no habrá presencia conservadora en las reuniones internas o externas o en los viajes de la FEMP en que participe su presidente. Pero ni los alcaldes del PP abandonarán sus cargos Regina Otaola, regidora de Lizartza, continúa como vicepresidenta ni cortarán amarras con la Federación. Compungido por el significado o el coste de sus "desafortunadas" palabras, Castro entonó ayer su enésimo mea culpa antes de recibir el respaldo de su partido y las otras tres fuerzas minoritarias (IU, CiU y PAR) con puestos en la ejecutiva de la FEMP.

Metiendo en líos al partido

«El PP, por supuesto, seguirá colaborando con la FEMP», prometió Arenas

Una vez escenificado el plante, la pregunta era si Aguirre acatará la estrategia oficial de castigo limitado: sus palabras evidenciaron que no. Antes de que finalizase la reunión matutina de la FEMP, la presidenta de Madrid ya había sugerido que mantiene intacta la capacidad para hacer de su capa un sayo. "Me lo ha transmitido Arenas dijo Aguirre-, los alcaldes del PP abandonarán la FEMP si Pedro Castro no dimite". Tras esa declaración, Javier Arenas, vicesecretario de Política Municipal, llamó a las agencias de noticias para aclarar que su partido "va a seguir colaborando, por supuesto, en la FEMP". "Vamos a seguir en la FEMP", recalcó.

Al final de la tarde, y después de que fuentes de su equipo hubieran precisado que el partido "aplaudirá" a los alcaldes que opten por romper el carné de la FEMP, Aguirre salió a la palestra para corroborar que sigue en sus trece. El PP de Madrid, afirmó en declaraciones a la Cadena Ser, respaldará a los alcaldes que abandonen la FEMP. "Son ellos [los alcaldes] los que adoptarán cada uno [su decisión] y, desde luego, tienen el respaldo del PP de Madrid".

Poco antes, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, había subrayado que si se produce cualquier abandono será a título "particular". ¿Qué opina Aguirre al respecto? Que la "autonomía de funcionamiento" asiste a las corporaciones locales. Hasta ahora, sólo Alcobendas y Majadahonda, municipios gobernados por militantes fieles a Aguirre, han dado pasos en ese sentido.

Si alguien deja la asociación, será a título «particular», dice Cospedal

En la ejecutiva de la FEMP tiene silla el madrileño Luis Partida, alcalde de Villanueva de la Cañada. Y, a tenor de lo dicho por el portavoz del PP en ese órgano, también Partida apoyó la permanencia en la FEMP. Los detractores de Aguirre sostienen que numerosos alcaldes se debaten entre el deseo de no debilitar el municipalismo y el temor a perder fondos de la Comunidad de Madrid.

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