'Cuanto más, mejor'. Con estas palabras se refería ayer el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, al poder que acumulará la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, este mismo fin de semana, una vez que los socialistas andaluces la ratifiquen en Granada, en su Congeso extraordinario, como la máxima líder de la federación más importante de todo el Estado. Esa fuerza emergente que desde todos los ámbitos del partido se le reconoce a la sevillana es, al fin y al cabo, la que mantiene al más que debilitado Rubalcaba en su puesto.
Cuanto más poder tenga ella, vino a decir ayer el líder de los socialistas, más respaldada estará su propia labor como líder de la oposición, si se tiene en cuenta el apoyo explícito que le prestó la dirigente andaluza en la pasada Conferencia Política. Ella fue la que reunió a los barones que pretendían hacer estallar el cónclave para convertirlo en una suerte de congreso que, en los pasillos, empezara a debatir sobre el sucesor de Rubalcaba. Y ella les dijo que no tocaba, que dejaran sus ansias de primarias para cuando las convocara el Comité Federal.
Fue sólo un ejemplo más de su poder orgánico y de persuasión que sólo confirmará este fin de semana, porque en Madrid, durante el cónclave de los días 8, 9 y 10 de este mes, ya todos le hicieron caso. Dos semanas después, esos mismos dirigentes territoriales del PSOE -todos ellos- viajan a Andalucía para arroparla en su puesta de largo como líder de los socialistas de la región, algo que ya lo es de facto desde que su predecesor en la Junta, el aún secretario general de la federación y presidente del partido a nivel nacional, José Antonio Griñán, le cedió su puesto y convocó el proceso de primarias en las que Díaz arrasó sin que se llegara a celebrar ninguna votación.
Todos los líderes del partido consultados por este diario a lo largo de esta semana coinciden en lo mismo: en que es Andalucía, la comunidad autónoma más poblada en la que gobiernan, la que sostiene a la Ejecutiva de Rubalcaba. Pero también remarcan que ese sostén ya tiene fecha de caducidad: la que puso encima de la mesa la propia Díaz el miércoles durante una entrevista en televisión al vaticinar que las primarias serían el próximo verano. Es ahí cuando el poder de Susana Díaz -'cuanto más mejor', insistía el líder del PSOE-, puede volverse en contra del secretario general y convertirse en su sentencia de muerte. Será así si ella no lo apoya expresamente como candidato a ese proceso, al que él aún no ha aclarado si concurrirá.
El reinado de la sevillana como líder de los socialistas andaluces, que dará comienzo este fin de semana, no hará más que ahondar en su superliderazgo. Mañana, cuando quede aprobada su Ejecutiva -no hay ninguna candidatura alternativa- Díaz será secretaria general de un PSOE de Andalucía en la que por su expreso deseo se suprimirá la Vicesecretaría que hasta ahora ostenta Mario Jiménez. 'Dirigiré yo el partido', dicen que dijo quienes asistieron a la reunión que mantuvo a principios de semana con los líderes provinciales.
Seguirá siendo, también, presidenta de la Junta de Andalucía y, durante una semana más, secretaria general del PSOE de Sevilla, la provincia autonómica con más número de afiliados y una de las más potentes a nivel estatal. No obstante, la semana próxima la federación provincial celebrará su propio congreso para dar con su sustituto o sustituta.
La suya es una carrera política desde la base. Fue durante su paso por la Universidad de Sevilla, donde estudió derecho, cuando se afilió a las Juventudes Socialistas. En 1997 fue nombrada secretaria de Organización de la agrupación juvenil de su ciudad y, dos años después, fue elegida concejal del Ayuntamiento de la capital andaluza. Posteriormente saltó a la política nacional en 2004, año en el que fue nombrada secretaria de Organización del PSOE de Sevilla, cuando con la victoria socialista se convirtió en diputada, cargo que mantuvo hasta 2008.
Volvíó después a Andalucía, donde ese mismo año fue elegida en las urnas como parlamentaria autonómica, y después la cámara autonómica le designó como senadora. En 2010 Griñán la nombró secretaria de Organización de su Ejecutiva hasta que en julio de 2012, dos meses después de que el aún presidente del PSOE la designara consejera de Presidencia de la Junta, fuese asimismo escogida como líder del PSOE de Sevilla. En septiembre se convirtió en la nueva presidenta autonómica.
Díaz es, por tanto, una política profesional, o una profesional de la política que, paradójicamente, causa una ilusión desmesurada en las filas socialistas en momento de descrédito absoluto de la labor de los partidos en general, y del socialista en particular. Por si había alguna duda de que lo tuviera ya de facto, el Congreso que se inaugura esta mañana en Granada y que congregará a cerca de 2.500 personas y casi 800 delegados le dará oficialmente más poder. Todo el poder en el PSOE.
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