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La peor semana de Zapatero

Ministros y dirigentes del PSOE admiten que 'el presidente recibe todos los palos' por la descoordinación en el Gobierno y por los errores de comunicación

MANUEL RICO

El PSOE vuelve a estar dividido. Pero esta vez no se trata de etiquetas ideológicas, sino de una mera cuestión de tiempos. Algunos socialistas consideran que José Luis Rodríguez Zapatero debe 'reaccionar de forma urgente' ante la evidencia de que el Gobierno no está funcionando como debe, mientras que otros piensan que puede esperar a que concluya la presidencia española de la UE en junio. Ambos grupos comparten, no obstante, un mismo análisis sobre el trabajo de la Moncloa: falta peso político, la coordinación de los ministerios es deficiente y la comunicación de las actuaciones del Ejecutivo resulta francamente mejorable. La consecuencia, en palabras de un ministro, 'es que todos los golpes los recibe el presidente'.

La peor semana desde que Zapatero llegó a la Moncloa empezó, el jueves 28 de enero, con una imagen que varios cargos del PSOE definen como 'criminal'. Era la foto del presidente español en el Foro de Davos (Suiza) sentado en la misma mesa que los mandatarios de Grecia y Letonia, los dos grandes enfermos económicos de Europa. Fuentes próximas al presidente admiten que fue 'un fallo clamoroso de los responsables diplomáticos' de la Moncloa y que Zapatero debería haber evitado esa instantánea, como hizo el primer ministro irlandés.

Dirigentes del partido culpan de la descoordinación a la vicepresidenta primera

Pero lo que vino después no fue sólo cuestión de imagen: el debate sobre las pensiones puso en pie de guerra a los sindicatos, el paro superó la barrera de los cuatro millones, Barack Obama canceló su esperada visita a Madrid, José María Barreda se puso el gorro de crítico, la vicepresidenta Elena Salgado envió a Bruselas un plan de estabilidad que tuvo que rectificar a las tres horas, el CIS certificó la ventaja electoral del PP y el deterioro de la imagen de Zapatero, el comisario Joaquín Almunia realizó unas declaraciones demoledoras para la credibilidad de la economía española y la bolsa se desplomó.

'Para el Gobierno no debe existir ninguna otra cosa que no sea el combate contra la crisis', responden los dirigentes socialistas cuando les preguntan qué piensan hacer. Por eso provocó tanta indignación Barreda con su petición de cambiar el Gobierno y reducir el número de ministerios.

Todos admiten que Zapatero mantiene intacta su confianza en De la Vega

Es difícil encontrar un dirigente autonómico del partido que no haya llamado a Ferraz para dejar patente su cabreo con el presidente castellano-manchego. La versión extendida en el PSOE es que Barreda pretende imitar a su antecesor, José Bono, que sacó rentabilidad política de algunos enfrentamientos con el Gobierno central. 'Barreda ha hecho ahora lo mismo con el cementerio nuclear, pero se ha pasado de frenada, y él no es Bono. Además, tampoco tendría que estar tan nervioso porque las últimas encuestas le dan tres diputados de ventaja sobre el PP', explican en Ferraz.

El cabreo con Barreda es, en todo caso, un asunto menor comparado con la indignación provocada por Almunia. En la reunión del Consejo de Ministros celebrada el pasado viernes, Zapatero criticó con dureza a su compañero de partido, que aprovechó la última rueda de prensa como comisario europeo de Economía para comparar a España con la maltrecha Grecia. Todos los ministros que intervinieron secundaron la diatriba del presidente contra Almunia. 'Joaquín hizo un enorme favor a los especuladores', es la conclusión que se oyó en el Consejo, según varios de los presentes. Y es que en el Gobierno está extendida la idea de que tras los ataques a los mercados financieros de Grecia y España se esconde 'un intento de hundir el euro, lanzado por los especuladores que no quieren ningún tipo de regulación. Y por eso van a por los países que tienen mayores dificultades económicas'.

El PSOE espera una reacción inmediata por parte del presidente

Resulta significativo que en la rueda de prensa ofrecida por Zapatero el mismo viernes por la tarde, cuando le preguntaron su opinión sobre las palabras de Almunia, evitó entrar en valoraciones personales y respondió con una cerrada defensa del euro: 'Hay analistas que crean opinión y que son de países que no pertenecen a la zona euro. Vamos a defender el euro', sostuvo.

También existe coincidencia a la hora de señalar que Almunia está siendo 'injusto' con Zapatero, 'que quitó a Javier Solana para dejarlo a él en Europa'. Y es que, hace tan sólo unos meses, el Gobierno español logró que Almunia fuera ascendido a vicepresidente y comisario de Competencia.

Críticas a Salgado: 'No se combate la crisis desde el silencio del ministerio'

Junto a las críticas al enemigo exterior (los especuladores internacionales) y a los tiros en los pies que se pegan los propios socialistas (Almunia y Barreda), en el Gobierno y en el PSOE admiten que la semana horribilis ha dejado al desnudo problemas graves en la Moncloa. Uno de los principales, la descoordinación del Gobierno, cae directamente en el debe de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. Es un secreto a voces que su relación con la otra vicepresidenta, Elena Salgado, es más que tensa. Y tampoco acumula simpatías entre otros pesos pesados del Ejecutivo, como José Blanco o Alfredo Pérez Rubalcaba.

Y, sin embargo, hasta los principales adversarios de De la Vega en el Consejo de Ministros admiten que 'la confianza de José Luis en ella no se ha resentido lo más mínimo'. En más de una ocasión, Zapatero ha confesado que escuchaba muchas críticas contra la vicepresidenta, pero cuando aparecía algún problema grave, era la única en quien podía confiar para solucionarlo. Dirigentes del PSOE sostienen que ese juicio quizá fuera válido durante la primera legislatura, pero que desde que la crisis estalló con virulencia, De la Vega está cada vez más 'diluida y se pone de perfil'.

Otros dirigentes socialistas consideran que la descoordinación tiene su origen 'en el excesivo peso de la Moncloa, muy superior al que tienen los ministros en sus áreas. Por ejemplo, se pasa por encima de Celestino Corbacho desde hace tiempo'. El resultado es que el ministro de Trabajo, que estaba supuestamente llamado a ser uno de los referentes políticos del Gabinete, carece de toda influencia. O así lo perciben sus propios pares.

Zapatero atacó con dureza a Almunia en el último Consejo de Ministros

Junto a la falta de coordinación que muestra el Gobierno, otro problema admitido por los dirigentes socialistas es la incapacidad para imponer su política de comunicación. Aunque pueda parecer que se trata de otro dardo dirigido a De la Vega, en su calidad de portavoz, la mayoría de los dirigentes consultados por este diario apuntan a Zapatero. 'Es José Luis quien ha llevado ese tema y quien ha montado la estructura que existe en la Moncloa. Cada vez que le hablan de problemas en comunicación, se pone enfermo', confiesa un alto cargo de probada fidelidad al presidente.

La capacidad comunicativa tampoco es una virtud que adorne a la vicepresidenta económica. Hay unanimidad en que Salgado es trabajadora hasta la extenuación, pero tiene una aversión al espacio público que dificulta su tarea en un momento como el actual, donde los socialistas echan de menos que se realice más pedagogía sobre la crítica situación económica. 'Le da miedo todo lo público y la crisis no se combate desde el silencio del ministerio', explica un compañero de Salgado en el Consejo de Ministros, que por otra parte considera a la vicepresidenta una dirigente muy valiosa.

El Gobierno cree que Almunia 'hizo un enorme favor a los especuladores'

La forma en que el Gobierno ha abierto el debate sobre la reforma de las pensiones ilustra los errores de comunicación. Primero presentó como algo universal, inmediato e innegociable el retraso de la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, lo que soliviantó a los sindicatos, hasta ahora fieles aliados de Zapatero. Y cuando los socialistas estaban en pleno proceso de explicar que se trataba de una propuesta del Ejecutivo abierta a la negociación, y que no era lo mismo hablar de la edad de jubilación de un minero o de un catedrático de universidad, Salgado envió a Bruselas un documento en el que proponía ampliar de 15 a 25 años el plazo utilizado para calcular el importe de las pensiones . Alarma general, desbarajuste y marcha atrás en pocas horas.

Pese a que los sindicatos han convocado las primeras protestas contra el Gobierno para finales de mes y a las durísimas palabras de los dirigentes de Comisiones Obreras y UGT el líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, llegó a calificar a los miembros del Gobierno como 'cuadrilla de aficionados', Zapatero logró rebajar la tensión el viernes, en el encuentro para hablar sobre la reforma laboral. Y en la Moncloa están convencidos de que la paz social 'está garantizada' y no habrá una huelga general, posibilidad que de momento también han descartado los dirigentes sindicales.

Otra cosa es que en el Gobierno insisten en que hay que abordar el debate de las pensiones porque está en juego el futuro del principal pilar del Estado del bienestar. Y especialmente para las clases sociales con menos recursos y que no se pueden pagar un plan privado de jubilación. En el Ejecutivo hay un apoyo amplio a la propuesta de retrasar la edad de jubilación, con los matices que requieran las distintas profesiones, mientras que la idea de Economía de ampliar el periodo de cotización encuentra una resistencia más amplia y firme en buena parte de los ministros.

Los barones mostraron a Ferraz su indignación con Barreda

Algunos dirigentes socialistas echan en falta, por último, actuaciones dirigidas al electorado de izquierdas. ¿Ejemplos? Hay una respuesta casi unánime: un Plan contra el Fraude Fiscal. 'Ha estado varias veces sobre la mesa, pero hay muchas resistencias, sobre todo por parte de Economía. Teme que se produzca una fuga de capitales al extranjero', reconocen en la dirección del partido. Y ponen como ejemplo a seguir la batalla de Blanco contra los privilegios de los controladores aéreos.

Descoordinación. Mala comunicación. Falta de iniciativa política. Esas son las tres razones que, admiten en el PSOE, ayudan al desgaste del Ejecutivo. Unos problemas que se multiplican, añaden, por la soledad mediática y por la animadversión que ven en los dos principales periódicos de España. 'Pedro J. Ramírez ya demostró que podía convertir a un perfecto inútil como Aznar en presidente del Gobierno y Juan Luis Cebrián, que podía llevar a un buen presidente como González a la oposición. Ahora vuelven a tener el mismo material humano entre las manos y ambos quieren repetir la operación', explica un miembro de la Ejecutiva socialista, en referencia a la actitud del director de El Mundo y del consejero delegado de Prisa.

La intranquilidad está extendida entre los socialistas después de vivir la peor semana de los últimos seis años. Pero eso no significa que hayan tirado la toalla. 'Dos años son una eternidad en política. Nosotros tenemos que marcar una disciplina de combate contra la crisis y quienes no quieran pelear, pues que pasen a un segundo plano', resume un ministro.

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