La modavintage se extiende a todos los sectores, con mayor o menor honestidad: los accesorios, el diseño, los muebles, los libros... Hay una tendencia a volver a lo de antes, a lo de toda la vida. También en la restauración, y más si tenemos en cuenta que en estos templos gastronómicos la autenticidad está garantizada.

Llamamos vintage a lo que todavía no podemos llamar antiguo, pero que como los buenos vinos, se considera que han mejorado o se han revalorizado con el paso de los años. Esto es exactamente lo que ha sucedido con algunos establecimientos de Barcelona que ya forman parte de la memoria colectiva de los vecinos: se trata de los bares y restaurantes que ya han superado los 100 años desde que nacieron en la Ciudad Condal.

Estos se nutren, por un lado, de una clientela fiel y regular y, por otro, de los visitantes esporádicos que llegan para admirar estos lugares de peregrinación. Repasamos los bares y restaurantes admirados por su veteranía y aptos para todos los bolsillos.

Bar Marsella

El Bar Marsella ha presenciado 200 años de historia, desde que abrió en 1820. Dicen que la taberna ha visto pasar personalidades como Hemingway o Picasso, que abusaban de la absenta en este local de mesas de mármol donde parece que el tiempo se haya detenido para siempre.

Casa Almirante

El corazón del barrio del Raval esconde el segundo bar más antiguo de Barcelona. Fundado en 1860, el número 33 de la calle de Joaquim Costa todavía desprende este aire modernista, tranquilo y bohemio del siglo XIX. Una mampara separa dos espacios de distintas épocas: uno que preserva la decoración original, y el otro, transformado a raíz de una adaptación en 1977.

Can Culleretes

He aquí el restaurante más antiguo de Barcelona, y también de Catalunya, según el Libro Guinness de los Récords. Su inauguración data de 1786, lo que le posiciona en segundo lugar en el podio de los restaurantes más antiguos del Estado. Lo encontrarás junto a la Rambla, entre las calles Ferran y Boqueria, en la calle Quintana.

Granja M. Viader

Desde que vio la luz en 1870 en una de las estrechas callejuelas de la antigua Barcelona amurallada, esta singular granja de estilo clásico se ha convertido en una de las cafeterías más emblemáticas de la historia de la capital catalana.

Granja M. Viader es el lugar donde nació el Cacaolat y donde se comía nata, crema catalana, chocolate caliente y churros todo el día.