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Pellets, mentiras y robots submarinos: las contradicciones que acorralan a Rueda por la gestión del vertido en Galicia

La cronología de la crisis del vertido revela la inconsistencia del relato con el que el presidente en funciones de la Xunta defiende su gestión de la crisis.

Imagen de Alfonso Rueda en uno de los informativos de la CRTVG ese martes.
Imagen de Alfonso Rueda en uno de los informativos de la CRTVG ese martes. CRTVG

Las contradicciones y mentiras vertidas durante la crisis de los pellets del Tocanao por la Xunta de Galicia y por los medios de comunicación pública que ésta gestiona han acabado acorralando al Ejecutivo que dirige el presidente gallego en funciones, Alfonso Rueda.

La marea plástica surge de un accidente del que no se puede culpar a la Administración autonómica, pero ya sea por un error de cálculo inicial o por el deseo de minimizar los efectos del vertido ante la proximidad de las elecciones autonómicas del 18 de febrero, el Gobierno de Rueda se ha instalado en un jardií del que no tiene fácil salida.

Un repaso a la cronología de los hechos así lo demuestra.

Un mes de pasividad

El accidente del Tocanao ocurre el 8 de diciembre y los primeros pellets llegan a las playas de Muros, en A Coruña, cinco días después. Durante un desayuno informativo en Madrid el 8 de enero, Rueda asegura que no tuvo conocimiento oficial del vertido hasta el 3 de enero. Pero su afirmación no se sostiene. Varias llamadas ciudadanas al teléfono de emergencias 112 a la Axencia Galega de Emerxencias, adscrita precisamente a la Vicepresidencia Primera y Consellería de Presidencia de la Xunta de Rueda, alertan el miso 13 de dicimbre de los primeros residuos, en forma de bolitas de color blanco de menos de cinco milímetros de diámetro, esparcidas sobre la arena o contenidas en las sacas que los almacenan, en las rocas y arenales de las playas de Muros.

Tres semanas antes de lo que dice Rueda

Rueda se defiende culpando al Gobierno de la inacción inicial alegando que quien recibió primero la información del vertido fue Salvamento Marítimo, que depende del Ministerio de Transportes, el 8 de diciembre, cuando el buque alertó de que había perdido varios contenedores mientras navegaba frente a la Costa Norte de Portugal. No se trata de una alerta infrecuente en el corredor marítimo de Fisterra -la autopista marítima por la que pasan los buques que navegan frente a Galicia-, porque según el Consejo Mundial del Transporte Marítimo, cada año caen al mar en todo el mundo 2.300 contenedores. Pero lo relevante es que las comunicaciones entre Salvamento Marítimo y la Axencia Galega de Emerxencias, publicadas por eldiario.es, demuestran que ambas administraciones tenían conocimiento del incidente al menos tres semanas antes de lo que dice el presidente de la Xunta.

La carta del conselleiro

El 4 de enero, el conselleiro do Mar, Alfonso Villares, envía una carta a varios ayuntamientos afectados dándoles algunas indicaciones sobre cómo responder al vertido. En la misma, reconoce que la Xunta comunicó a Salvamento Marítimo, a la Dirección General de Costas del Estado y a la Delegación del Gobierno en Galicia que sabía del vertido del Toconao al menos desde el 21 de diciembre, es decir doce días antes de lo que dice Rueda.

Alerta ambiental

Miles de voluntarios, autoorganizados y con medios precarios, llevan 19 días recogiendo bolitas de las playas sin ayuda institucional cuando Rueda acude a Carnota, en Muros, el 1 de enero. Ese día postea desde allí su argumentario de campaña pero descarta acercarse a ninguna de las playas afectadas. Pasan cuatro días, hasta el 5 de enero, cuando la llegada de pellets a Galicia adquiere repercusión mediática a escala estatal y la Xunta activa el nivel 1 de alarma del Plan de Contingencias por Contaminación Marina Accidental de Galicia, previsto para un incidente contaminante "de magnitud o peligrosidad media", gestionable con los medios disponibles por la comunidad autónoma. Para entonces los pellets ya han llegado al litoral cantábrico. Rueda se niega a elevar la alarma al nivel 2, legalmente imprescindible para poder pedir ayuda al Gobierno.

La Fiscalía cree que el vertido es tóxico

El 8 de enero, una portavoz el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) de la Xunta asegura que los pellets están fabricados con material "inerte" inocuo para salud humana. Pero ese mismo día Público publica que las fichas técnicas a las que se refieren los etiquetados de varias sacas encontradas en las playas indican que podrían contener hasta un 30% de aditivos tóxicos. Ese mismo día, trasciende que la Fiscalía ha abierto una investigación por el vertido tras hallar indicios de toxicidad en el vertido. La Xunta, sin embargo, mantiene que no lo es, y sólo dos días después el conselleiro de Mar en funciones, Alfonso Villares, subraya esa tesis con una afirmación tan escatológica como desafortunada. El plástico ingerido accidentalmente por la fauna marina o por el ser humano no es un peligro porque "entra por donde entra y sale por donde sale".

Tóxicos

El 9 de enero, la Xunta acepta a regañadientes elevar al nivel 2 la alerta ambiental, lo que le permitiría solicitar la ayuda del Estado que hasta entonces ha rechazado alegando que el vertido no reviste de la importancia que justificaría esa medida. Aunque sigue manteniendo que los pellets no son tóxicos, uno de los informes encargados por el propio Ejecutivo autonómico advierte que no se debe inhalar el polvo que desprende y sí evitar evitar el contacto con la piel, los ojos y la ropa cuando se proceda a su recogida .

Submarinos, aviones y barcos

El 10 de enero, Rueda exige al Gobierno que centre su ayuda en la recogida de los pellets en el mar. Sólo dos días antes, su conselleiro do Mar ha enviado otra carta a los alcaldes explicándoles que, "por sus características, no resulta posible la retirada de este residuo en el mar ya que no se encuentra en la superficie del agua". Pero la Xunta mantiene su estrategia de responsabilizar al Gobierno y le exige una lista de medios que parece destinada a enrevesar aún más la situación. Quiere a su disposición un robot submarino, siete lanchas, cuatro barcos, un avión y dos helicópteros. En las playas, la Xunta mantiene un dispositivo de apenas 200 efectivos para más de 1.500 kilómetros de costa.

Manipulacion y protestas

El 11 de enero, asociaciones de mariscadoras, pescadores, ecologistas defensores de las rías y organizaciones de voluntarios convocan una manifestación para el 21 de enero en Santiago. Ese mismo día, un juzgado de Noia abre diligencias tras una denuncia de Podemos Galicia y el Parlamento Europeo anuncia que debatirá la situación en su pleno de Estrasburgo la próxima semana a instancias del BNG. Al tiempo, los trabajadores de la radio y la televisión públicas se manifiestan en sus centros de trabajo pidiendo la dimisión del director general por imponer la manipulación de las noticias sobre el vertido para adaptarlas a la versión del PP.

"Hace un mes que lo sabían"

El 12 de enero, la predicción meteorológica indica que durante este fin de semana se darán condiciones apropiadas para que lleguen a las playas más pellets. La Xunta sigue rechazando que la ayuda del Estado se centre en la recogida en la costa, y Rueda sigue trasladando las culpas a La Moncloa: "Hace más de un mes que sabían que este accidente se produjo", dice en una entrevista de radio.

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