El partido animalista PACMA sigue sin lograr su objetivo de entrar en las instituciones. La formación ha vuelto a quedarse fuera del Congreso  después de cosechar 165.549 votos, un dato que supone una caída respecto a los anteriores comicios en los que sacaron 228.856 papeletas.

PACMA, sin embargo, ha sacado más votos que otras formaciones que sí han conseguido obtener representación parlamentaria, como UPN, que ha obtenido un escaño con 51.764 voto; el BNG, que consiguió el domingo un parlamentario gracias a 152.327 votos; o Coalición Canaria, con un acta en el Congreso gracias a 114.718 electores.

Esto lleva a algunos a preguntarse por qué un partido que obtiene más votos que otro puede conseguir menos representantes en el parlamento o, incluso, quedarse fuera de él, como les ha vuelto a ocurrir a los animalistas. 

Todo tiene que ver con los territorios donde se ha presentado el partido, las llamadas circunscripciones electorales, y el porcentaje de voto cosechado. No es lo mismo obtener 152.327 votos en las cuatros circunscripciones gallegas, como hizo el BNG, que cosechar 165.549 en todas las circunscripciones del país. Para sacar un representante, el partido debería haber cosechado al menos el 3% de las papeletas en una circunscripción, si no se supera ese porcentaje, los votos quedan, en resumidas cuentas, desechados.

PACMA, no obstante, se mantiene otro año más como la primera fuerza extraparlamentaria a nivel nacional. Sin embargo, su entrada en el Congreso parece alejarse, ya que ha perdido 63.088 votos y ha pasado de representar al 0,94% del electorado activo al 0,67%.

En los últimos años PACMA se ha reformulado internamente. Tras la salida de Silvia Barquero, la líder más conocida de la formación animalista, y de Laura Duarte, su sucesora, ahora el partido está articulado de una forma más horizontal, con Javier Luna a los mandos. 

La formación, además, ha querido reformarse y cambiar su nombre. Aunque las siglas se mantienen, el significado ya no es el mismo. Tanto es así que el partido ha pasado de llamarse Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal a Partido Animalista Con el Medio Ambiente.

El muro electoral que impide la entrada del partido en las instituciones ha sido un tema de debate interno constante. La necesidad de confluir con otras fuerzas políticas de la izquierda para conseguir el primer representante animalista en el Congreso ha sido un tema recurrente de discusión, aunque históricamente la mayoría del partido ha preferido mantenerse fiel a sus siglas.