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EL VERDADERO ORIGEN DE LA FORTUNA DEL REY EMÉRITO (7)

Juan Carlos I y su gestor financiero mintieron al exjefe del Cesid Manglano para ocultar el origen de su fortuna

Fuentes conocedoras de los hechos afirman a 'Público' que el libro sobre los papeles del director del Cesid tras el 23-F incluye tantas falsedades e inexactitudes que parece una operación de blanqueo del rey emérito ante el escándalo de sus comisiones multimillonarias y su evasión fiscal masiva.

Manuel Prado y Juan Carlos I, a bordo de su avión privado en un viaje a Austria para cazar ciervos.
Manuel Prado y Juan Carlos I, a bordo de su avión privado en un viaje a Austria para cazar ciervos. ALMUZARA

Muchos son los aludidos en el recién publicado libro El jefe de los espías (sobre el archivo secreto del general Emilio Alonso Manglano, consejero del rey y director del Cesid, actual Centro Nacional de Inteligencia, CNI, tras el 23-F) que están ahora negando rotundamente su contenido. Pero quizá el más cargado de razón sea el periodista Ramón Pérez-Maura, pues está casado con la hija mayor de Diego Prado, secuestrado por ETA en 1983 y hermano del mejor amigo de Juan Carlos I y administrador de su fortuna, Manuel Prado y Colón de Carvajal. 

En una reciente columna de opinión, titulada Las mentiras de Manglano, Pérez-Maura escribió:

"Cuando en una información hay datos que conoces de primera mano y son falsos o están radicalmente mal, no te puedes creer nada de lo que se publica. Lo que se puede aplicar a toda esta serie de los papeles de Manglano. Yo sé de primera mano que los apuntes de Manglano sobre Diego Prado son radicalmente falsos. Es más: si eso es lo que sabía el Cesdi, es que no se enteraba de nada".

Porque en el libro, escrito por Juan Fernández-Miranda y Javier Chicote, y difundido a bombo y platillo por ABC a lo largo de innumerables capítulos, se asegura (entre otras muchísimas cosas) que "el pago a ETA para liberar a Diego Prado, hermano del amigo del Rey, «lo puso Zarzuela»" y que "el jefe de la unidad de Terrorismo del Cesid informó a Manglano de que los 600 millones de pesetas salieron de la Casa del Rey". Eso, al menos, es lo que afirman los autores de la obra que el entonces director del Centro Superior de Información de la Defensa (Cesid) anotó en sus agendas, un auténtico diario que escribía constantemente con gran profusión de detalles y de informaciones clasificadas.

Pero Pérez-Maura, que conoció lo ocurrido personalmente y muy de cerca, lo desmiente con tanta rotundidad como indignación –"es mentira de la primera palabra a la última y una infamia. Y todavía están vivas bastantes personas que intervinieron en la recaudación del dinero para el pago a ETA", escribe–, por lo que hace una denuncia demoledora: 

"Hubo un tiempo en que el verdadero periodismo consistía en que cuando te dan documentos que pueden ofrecer una exclusiva, se coteja los datos que aporta el informante con otras fuentes. Eso es periodismo. En la información aparecida en las últimas 24 horas sobre el pago por el secuestro de Diego Prado no hay nada que ratifique lo dicho por fuentes muertas hace tiempo, a pesar de la multitud de fuentes vivas con elementos para desmentirlo. Nadie les preguntó. Que no te estropeen un buen titular."

“Es una operación orquestada para lavar la imagen de la Corona”

Ciertamente, aquella no es más que una de las falsedades que aparecen en esa serie de los papeles de Manglano, como ha podido constatar Público consultando diversas fuentes que vivieron de cerca los hechos narrados con tan poco rigor en esas agendas. Además, durante la investigación desarrollada por este diario para elaborar la serie sobre El verdadero origen de la fortuna del rey emérito, hemos acumulado numerosos testimonios, documentos y materiales que demuestran lo incierto de gran parte de las anotaciones de un jefe de espías juzgado y condenado (en 1999) por escuchas ilegales al rey y a numerosos políticos, empresarios y periodistas, aunque seis años después sería exonerado porque todas las acusaciones particulares y populares retiraron sus imputaciones contra él

"Para mí, la aparición de los papeles de Manglano es una operación orquestada con un objetivo político, teniendo en cuenta que salen en un diario nacional famoso por su apoyo a la monarquía. Es una operación para ayudar a lavar la imagen de la Corona, de blanqueamiento de Juan Carlos I en los sucesos del 23-F, y curiosamente un intento de blanqueamiento del propio Manglano. Cosa que yo no entiendo… no sé qué entiende por blanquear quien haya montado esta campaña, porque un jefe del servicio secreto no va anotando cosas confidenciales y dejándolas luego a la vista", afirma a este diario Diego Camacho, capitán de infantería de operaciones especiales del servicio de inteligencia, el Cesid, durante el 23-F y ahora coronel retirado.

El coronel Camacho hace hincapié en que "yo le hice entrega a Manglano de un informe que de momento parece que no sale en los papeles publicados por ABC. Nada más llegar a la dirección del Cesid, Manglano me convocó en su despacho y me pidió que elaborase un informe de los acontecimientos que habían sucedido en la unidad en referencia al 23-F. Le escribí un informe – sólo para sus ojos, o sea que no lo tramité por conductos reglamentarios– con la colaboración de otro capitán de infantería que estaba de servicio. Así que he visto que con respecto al 23-F lo que ha aparecido es todo una patraña y hace un relato del papel del rey en el golpe de Estado que no se ajusta a la realidad".

Ese informe reservado no es mencionado en el libro, pero sí figuran numerosos detalles –supuestamente anotados por Manglano– que el coronel Camacho asegura que son falsos, por lo que deduce: "Como los papeles de Manglano incluyen información clasificada y es impropio que haya salido, si ha salido es para poner en la picota a determinadas instituciones con el afán de lavar la imagen de Juan Carlos I, y yo no estoy de acuerdo con ello".

Otro coronel retirado, Manuel Rey Jimena, quien también era capitán de inteligencia en el Cesid cuando el 23-F y estuvo en el Gabinete de Manglano –a quien sigue proclamando lealtad y respeto–, coincide plenamente con Camacho en que "el objetivo es salvar la imagen del rey… y la de Manglano también […]. Manglano tiene una protección considerable de la Casa del Rey", tal como afirmó en una tertulia en DecisionradioTV.

“La historia real es absolutamente lo contrario de lo que se publica”

Igualmente, el escritor y periodista Jesús Palacios (autor del libro 23-F, el Rey y su secreto), estima que "es una operación de blanqueo para la figura del rey Juan Carlos en unos momentos muy delicados, cuando ya no van a ser perseguidos los presuntos delitos de comisiones, evasión fiscal y demás porque ya ha archivado la causa la Fiscalía del Supremo. Que un director general del servicio de inteligencia haya guardado documentos que son secretos oficiales, haya tomado notas sobre los mismos y que ahora hayan entregado esas agendas, después de varios años muerto, y las publiquen en un libro y por entregas en un periódico es absolutamente escandaloso".

Palacios también aprecia numerosas falsedades en esos "papeles", y subraya a Público que "la fuente de lo publicado es el propio rey Juan Carlos y lo que escribe Manglano no tiene precisión, porque el rey es una persona con una memoria muy frágil y mal situada. Entonces dice cosas que a lo mejor no se corresponden o que están fuera de su tiempo y su momento. Desde luego, lo que le dijo sobre Armada del 23-F está lleno de inexactitudes por todas partes. Además, Manglano terminó echando pestes de los propios presidentes de Gobierno, fue expulsado del servicio de inteligencia y condenado por grabar al mismo rey. La historia real es absolutamente lo contrario de lo que se está publicando ahora".

Aparte de las anotaciones falsas y las notables omisiones sobre el 23-F, en esos "papeles" figuran aseveraciones sobre terceros que se pueden desmentir con el contenido de sumarios judiciales y hasta con la lógica formal. Por ejemplo, cuando Manglano anota que Juan Carlos I le explicó el origen de su fortuna como procedente del deseo de Arabia Saudí de financiar la democracia española:

Juan Carlos I: «El rey saudí me dio 36 millones de dólares para la Transición», tituló ABC el artículo en el que se asegura que "el Monarca explicó en mayo de 1989 a Manglano cómo reunió los fondos para financiar los primeros años de la democracia en España" y que "los Saud también dieron al Rey un crédito de 50 millones de dólares que Don Juan Carlos invirtió y con el que «ganó 18 millones»" y "posteriormente los préstamos se ampliaron hasta 100 millones de dólares".

Una versión inverosímil

Si esa fue la explicación que le dio Juan Carlos I a Manglano sobre el origen de su fortuna, está claro que mintió al jefe de los servicios secretos encargados de protegerle, puesto que hace tres meses Público reveló que el hoy emérito fraguó su fortuna con la venta de armas a países árabes junto a Colón de Carvajal y el magnate saudí Adnan Khashoggi, a través de la sociedad mixta hispano-saudí Alkantara Iberian Exports Ltd, tras conseguir en 1980 un crédito sin interés a diez años del príncipe (hoy, rey de Arabia Saudí) Salmán bin Abdulaziz, entonces emir de Riad, por valor de 100 millones de dólares. 

En aquella exclusiva desvelamos que Juan Carlos I y Manuel Prado colocaron esa gran cantidad en una cuenta de Sogenal (Société Générale Alsacienne de Banque), de Ginebra, y recibieron por anticipado los intereses de diez años, un importe equivalente al que el rey le contó a Manglano que fue la aportación del "rey saudí" (entonces, Jaled) a la transición de España a la democracia.

Ahora, lo inverosímil de la versión de ABC es que el jefe del espionaje se creyera, sin más prueba que la palabra de Juan Carlos I, que el Guardián de los Santos Lugares del Islam, sátrapa de una teocracia integrista wahabí que financia a fundamentalistas salafíes en todo el mundo, regalara tanto dinero para que la católica España avanzara hacia la democracia. Sobre todo, porque en la fecha (1989) en la que se dice que el rey convenció a Manglano de tal disparate, el Gobierno –y, por tanto, más todavía el Cesid– era bien consciente de las elevadísimas comisiones que estaba ingresando, por grandes ventas de armas, la sociedad Alkantara, y que esta era propiedad al 50% de TRIAD Internacional y de Khashoggi… donde TRIAD era el holding que compartía Juan Carlos I con Manuel Prado y con su amigo de la infancia el príncipe georgiano-ruso Zourab Tchokotua.

Alkantara: el negocio de las comisiones por venta de armas
Alkantara: el negocio de las comisiones por venta de armas.

En declaraciones a este periodista, el coronel Diego Camacho confirma que "como capitán de inteligencia en el Cesid, yo conocía la existencia de esas comisiones por la venta de armas, que eran toleradas como prácticas establecidas y lamentablemente asumidas como normales en la época. No estuve directamente al corriente de las operaciones de Alkantara porque yo estaba en otras labores, pero sí le puedo confirmar que ahí había todo un entramado, como usted explica, así como las comisiones por venta de armas. No me cabe duda de que Manglano conocía ese tema y tenía todos los medios, como director general de Inteligencia, para contrastar todos esos hechos".

La prueba de que el Ejecutivo estaba al corriente de todo ello es la detallada respuesta que dio en el Congreso, en febrero de 1990, a una pregunta del PP el entonces ministro de Defensa Virgilio Zapatero Gómez (que aquí reproducimos del Boletín Oficial de Las Cortes Generales), reconociendo que Alkantara había mediado en la venta de miles de camiones Pegaso y cientos de blindados al Ejército egipcio por valor de casi 600 millones de dólares, cobrando TRIAD las correspondientes comisiones, que en aquella época superaban (para las ventas de material militar) el 20% del coste total. Así que Manglano no tenía por qué creerse el cuento de la financiación saudí de la democracia española a través del rey.

"Lo de que la monarquía saudí done dinero para apoyar el desarrollo de una democracia es casi un sofisma… o una contradicción en sus propios términos", asegura Palacios a Público. "Pero esa fue la fórmula que también utilizó el rey Juan Carlos en una carta al Shah de Persia pidiéndole apoyar la democracia en España y dar dinero a Adolfo Suárez. Diez millones de dólares; y a sus hermanos sauditas, 100 millones y luego otros 100 y así, así…".

Aún más delirantes son los detalles de esa presunta financiación saudí de nuestra democracia que le contó al jefe del espionaje Juan José Folchi, asesor fiscal y abogado del financiero Javier de la Rosa –delegado en España del fondo de inversiones kuwaití KIO– cuando se lo presentó Manuel Prado a Manglano, a quien según el libro se le conocía en la nomenclatura interna del CESID como Ra (el dios del Sol egipcio). En la página 336 de la obra (El jefe de los espías) sus autores escriben:

"El dios del Sol es Emilio Alonso Manglano, dispuesto a averiguar qué pasa con los fondos de Kuwait y qué hay de cierto en las amenazas de Javier de la Rosa.

El 16 de enero de 1995 va a volver a actuar como el primero de los espías. En la sede del Cesid tres personas mantienen una conversación que será discretamente grabada y transcrita para su análisis. En la transcripción, que ocupa 29 páginas, figuran como Ra, Hombre 1 y Hombre 2. Desvelado quién es Ra, Hombre 1 corresponde a Juan José Folchi, abogado y asesor fiscal de Javier de la Rosa, del que al parecer ya no se fía, y Hombre 2, a Manolo Prado y Colón de Carvajal.

Ra quiere prender la luz en los fondos de inversión de Kuwait para saber dónde han ido a parar ingentes cantidades de dólares americanos. Juan José Folchi se convertirá en el gran informante del escándalo más turbio con el que el jefe de los espías tenía que lidiar desde la Cuesta de las Perdices"

Las mentiras de Prado y Folchi para engañar a Manglano

En resumen, en esa conversación Folchi va desgranando –con la ayuda de Prado, que interviene constantemente para recordarle nombres– un elenco de personajes, partidos y hasta sindicatos a los que supuestamente De la Rosa había ido entregando grandes cantidades del dinero de KIO: hasta 200 millones de dólares habrían recibido Adolfo Suárez (UCD), Rodrigo Rato (PP), Txiki Benegas (PSOE), Abel Matutes (PP), Carlos Solchaga (exministro socialista de Economía), Enrique Sarasola (empresario e íntimo amigo de Felipe González), Julio Feo (PSOE), Jordi Pujol (presidente de la Generalitat)… Todos ellos son acusados –a menudo por Manuel Prado– de haber recibido sobornos kuwaitíes con la excusa del apoyo de España a la liberación de Kuwait tras la invasión iraquí de 1991.

Y también es Prado quien "pone el cebo" (escriben los autores en la página 345) de citar a "un sindicato" para lo que Folchi asiente: "Sí, sí, aparece desde luego un dinero que fue a parar a UGT".

Y cuando Manglano concluye que "menos Izquierda Unida, todos están", Folchi le corta: "Sí, pero yo tengo que decir, en honor a la verdad que cuando oía esa frase de «menos Izquierda Unida» [la había dicho antes Prado] pensaba, joder, serás majadero… Tú no lo sabrás, pero la gente sabe que Comisiones Obreras es Izquierda Unida".

Según Folchi, a CCOO "se le hizo llegar dinero con ocasión de las elecciones sindicales, porque había comités muy activos de Comisiones Obreras en Explosivos Río Tinto, en Ebro y en no sé qué más. Y si le das a UGT es darle a…".

Todos los políticos citados en esa conversación como receptores de fondos kuwaitíes lo han negado enfáticamente –alguno incluso lo califica de "cuento chino"–, aunque existen otros testimonios recabados por Público a lo largo de esta investigación (*) que afirman que algunos de esos políticos sí percibieron dinero de De la Rosa.

No obstante, todos los que conocieron los pormenores del caso descartan esa versión de que los cientos de millones desaparecidos de KIO fuesen a parar a una macroestructura de sobornos a todos los partidos y hasta a sindicatos. Y descartan las patentes exageraciones de Folchi, como la de que "Sempere, el jefe de Gabinete que tenía Solchaga, se cruzaba 27 llamadas todos los días con el señor De la Rosa". En realidad, "debieron de hablar una o dos veces como máximo", dice a este diario uno de los letrados que el financiero contrató durante aquellos años, quien pide no ser identificado. "Es más que exagerado, falso, todo lo que cuenta Folchi, como que De la Rosa tenía línea abierta hasta con Felipe González".

“Manglano no era apto para dirigir el servicio de Inteligencia”

"Sí, es inverosímil que Manglano se crea que De la Rosa le dio dinero hasta a CCOO", responde Jesús Palacios a las preguntas de Público. "Y eso deja muy mal la imagen del propio director general del servicio de Inteligencia al transcribir esas cosas. Le deja en muy mal lugar. Porque eso es absurdo. Yo dudo que él se creyera todas esas cosas, porque él mismo podía recabar los datos; aparte de los testimonios del rey o de Prado, tenía medios y métodos para saber o averiguar la verdad de lo que ocurría. Y está claro que Folchi trataba de justificarse él, igual que el propio Manolo Prado". 

"El perfil de Manglano es el de una persona no válida, no apta, para dirigir el servicio de Inteligencia, en términos profesionales. Fue elevado a esa posición por una cuestión política; él era un juanista acentuado, leal al rey hasta un extremo servil, y se dedicó a utilizar el servicio secreto con esa misma actitud servil hacia Juan Carlos. No tenía ni el rango requerido para el puesto", continúa Palacios. "Y lo de que se utilizaban fondos saudíes para financiar la democracia puedes dar por seguro que es rotundamente falso. El dinero saudí fue para quien fue. Y que Juan Carlos I lo repartiera a alguien de su entorno… pues sería una parte para Manolo Prado. Pero desde luego que no se entregó a partidos ni sindicatos ni nada de eso".

"Lo verdaderamente grave de todo esto es que se ha utilizado información clasificada para un uso delictivo. Desde el Informe Crillón [encargado a la agencia de detectives Kroll y pagado con fondos reservados] sobre Mario Conde, que es evidentemente un escándalo, en el que intervienen el Cesid, Defensa, Interior a través de Julián Sancristóbal…".

No son sólo los testimonios de los que conocieron bien aquellos hechos los que desmienten esa versión interesada de Prado y Folchi, sino incluso las sentencias judiciales posteriores. Por ejemplo, ambos acusan a De la Rosa de utilizar la empresa Acie (una sociedad con grandes pérdidas del Grupo Torras) para lavar el dinero que se entregaba al Gobierno de González. Es Manuel Prado y Colón de Carvajal el que dice (pág. 344 del libro):

"Lo que pasa es que Acie es la sociedad de la que puede salir no el tema referido al rey, sino el tema referido al presidente del Gobierno y a Solchaga y tal. Ahí está retenido por lo visto el tinglado".

La Justicia demostró las falsedades de Prado y Folchi

Pero la realidad es bien distinta de esta versión, como se demostraría en los tribunales, ya que Folchi fue finalmente condenado en 2011 a siete años y medio de prisión en el caso Hacienda de Barcelona (del que De la Rosa fue el único imputado que resultó absuelto) por utilizar precisamente la empresa Acie para enjuagar beneficios de empresas a las que asesoraba sobre cómo defraudar al fisco, con la complicidad de sus viejos amigos Ernesto Aguiar y Josep María Huguet, altos cargos de la Agencia Tributaria en Catalunya. Cinco años antes, en 2006, Folchi ya había sido condenado a tres años y cuatro meses de cárcel por apropiación indebida y falsedad documental en la operación Warbase, el desvío de 12 millones de euros de KIO a una cuenta del propio Manuel Prado

Así que Manglano estuvo tomándose muy en serio toda una sarta de acusaciones infundadas contra políticos, partidos y sindicatos que le estuvieron colando los dos verdaderos culpables, puesto que en ese mismo caso Wardbase fue condenado a prisión Manuel Prado, ya que no pudo justificar el motivo por el que De la Rosa le había transferido a sus cuentas de Sogenal en Suiza 80 millones de dólares, supuestamente por meras "gestiones de asesoría y consulting", como se puede ver en el fragmento de la sentencia de la Audiencia Nacional de 2006 que reproducimos a continuación:

Página 95 de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso KIO (Piezas Prima Inmobiliaria-Oakthorn-Pincinco-Quail-Acie), del 23 de junio de 2006.
Página 95 de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso KIO (Piezas Prima Inmobiliaria-Oakthorn-Pincinco-Quail-Acie), del 23 de junio de 2006. PÚBLICO

Porque la realidad, como ya explicamos en la segunda parte de la serie de exclusivas sobre el verdadero origen de la fortuna del rey emérito, es que cien de los millones desaparecidos de las cuentas de KIO durante la primera guerra del Golfo fueron enviados por Folchi –siguiendo instrucciones de De la Rosa, a quien se los había pedido el propio Juan Carlos I– a las cuentas de Manuel Prado en la Sociedad General Alsaciana (Sogenal) de Ginebra. Los otros 300 millones se los apropiaron los máximos directivos kuwaitíes de KIO anteriores a la invasión de su país (encabezados por Sheikh Fahad y Khaled al Sabah, como sentenció la Corte Comercial de Londres), quienes aprovecharon la oportunidad de los grandes pagos que se estaban haciendo a gobiernos y políticos de numerosos países para obtener apoyo diplomático y militar para la reconquista de Kuwait, ordenando a De la Rosa que les hiciera diversas transferencias a sus cuentas personales en la banca Lombard Odier de Ginebra (como también figura en los "hechos probados" de la sentencia de la Audiencia Nacional).

La verdad, certificada por las sentencias de los tribunales –ya que el fallo de la Audiencia Nacional fue elevado a firme por la del Supremo de septiembre de 2007, como se puede ver en su página 67 que aquí reproducimos–, es que Manuel Prado recibió (como administrador de la fortuna de Juan Carlos I) primero 80 millones de dólares y después otros 20 millones, enviados por De la Rosa como delegado de KIO en España, en teoría para que el hoy rey emérito pudiera devolver a Salmán bin Abdulaziz los 100 millones de dólares del crédito a interés cero que le concedió en 1980. Y ese dinero no se lo habían prestado, en absoluto, para financiar la democracia en España.

Tampoco se utilizaron esos otros 100 millones, los de KIO, para liquidar el préstamo del príncipe (hoy rey) saudí, como demuestra este otro fragmento de la sentencia de la Audiencia Nacional:

Página 47 de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso KIO (Piezas Prima Inmobiliaria-Oakthorn-Pincinco-Quail-Acie), del 23 de junio de 2006.
Página 47 de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el caso KIO (Piezas Prima Inmobiliaria-Oakthorn-Pincinco-Quail-Acie), del 23 de junio de 2006. PÚBLICO

Prado repartió 80 millones kuwaitíes entre su familia y el rey

El punto 5º de esa sentencia judicial constata:
"El día 5 de octubre de 1990, una partida de 80 millones de dólares al banco SOCIEDAD GENERAL ALSACIANA (SOGENAL), con la referencia Lancaster, a la atención del Sr. Haussler, a la cuenta de ADNIL INVESTMENTS LTD., de la que era beneficiario MANUEL PRADO Y COLÓN DE CARVAJAL, cantidad que fue después distribuida entre varias cuentas de distintas entidades bancarias suizas".

Según las comisiones rogatorias respondidas por el fiscal suizo Bertossa (padre del actual) a petición de la Audiencia Nacional, de esos primeros 80 millones, Manuel Prado reenvió 25 millones de dólares a una cuenta a nombre de su primera esposa, Paloma Eulate, y 25 millones más a otra a nombre de Borja Prado Eulate (hijo de ambos), quien inmediatamente la desvió a otra cuenta a su nombre en Unión de Banques Suisses. Los otros treinta los dejó en depósito en la Societé Generale Alsacienne de Ginebra, y quizá por ello le dijo Juan Carlos I a Manglano que él había ganado 30 millones.

En cuanto a los segundos 20 millones, que recibió Prado en su cuenta suiza en mayo de 1992, estos sí los transfirió a una cuenta del rey en la isla de Jersey, donde se han descubierto recientemente los 10 millones que restaban allí casi tres décadas después.

En consecuencia, todo lo que le contaron Prado y Folchi al "dios del Sol" del espionaje no sólo era rotundamente falso, sino un claro intento de enmascarar sus propios delitos atribuyéndoselos a otros. Es relevante que su visita a Manglano para esa sesión de intoxicación informativa se produjera sólo dos días después de que De la Rosa saliese de la cárcel, tras pasar allí tres meses en su primera prisión preventiva, y anunciase que se disponía a revelar todo lo que sabía sobre los negocios turbios del rey. Y que, después de esa traición, Folchi siguió asesorando al financiero catalán durante años sin que aquel se apercibiese de que tenía al enemigo en casa, pues nunca se supo la existencia de esa reunión secreta, hoy desvelada por los "papeles de Manglano".

* Para la realización de esta serie de investigación se han consultado decenas de fuentes, numerosos materiales y se ha obtenido el testimonio confidencial de algunos de los más estrechos amigos y colaboradores de Juan Carlos I. También se ha contactado con la Casa Real, que ha declinado hacer cualquier tipo de comentario.

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