Rusia ha reconocido este jueves que la entrada de Finlandia en la OTAN es "sin duda" una "amenaza" para el país y ha advertido que no hará ni más seguro ni más estable al continente europeo ni al resto del mundo. Así lo ha expresado el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, que no ha visto con buenos ojos una ampliación de la alianza. 

El representante ha asegurado que, una vez se haga efectiva la unión, analizarán la situación para elaborar las medidas necesarias para garantizar su seguridad. "La OTAN se mueve hacia nuestro lado. Por eso todo esto serán elementos para un análisis especial y elaborar las medidas necesarias para equilibrar la situación y garantizar nuestra seguridad", ha recalcado.

Ha añadido que la respuesta de Rusia está sujeta a "cómo se manifieste la siguiente ampliación y de cuánto acerque la infraestructura militar hacia nuestras fronteras".

Estas declaraciones del Gobierno del Vladímir de Putin se producen después de que la primera ministra finlandesa, Sanna Marin, y el presidente, Sauli Niinistö, revelaran las intenciones de adherirse a la organización militar "sin demora". 

Los líderes han roto con la neutralidad que había mantenido el país y han defendido que, si se hace efectiva la integración, Finlandia tendrá más seguridad y servirá para fortalecer a la OTAN. De hecho, frontera de la alianza se acercaría aún más a Rusia y conformaría una línea común de casi 1.400 kilómetros. 

Además, la organización tendría mayor influencia en el Ártico, una posición geoestratégica próxima que es clave y que alberga un gran interés económico. No obstante, aún es necesario que el resto del Gobierno finlandés y el Parlamento (Eduskunta) apoyen la integración y, de esta forma, puedan solicitar oficialmente el ingreso en la OTAN.