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Medios árabes señalan a EEUU como impulsor de la doble moral entre Ucrania y Palestina

El comportamiento de Occidente en la crisis ucraniana difiere enormemente de su actitud respecto al mundo árabe. Los occidentales están glorificando la resistencia contra los rusos y calificando de "héroes" a quienes combaten a las tropas rusas. Mientras, los palestinos que combaten la presencia militar israelí en los territorios ocupados son calificados a menudo de "terroristas".

09/02/2022 Israel
El canciller alemán Olaf Scholz se da la mano con el primer ministro israelí, Naftali Bennett tras una conferencia de prensa posterior a las conversaciones bilaterales, que tuvo lugar el miércoles 2 de marzo de 2022, en Israel. Michael Kappeler / Europa Press

El luchador argelino Fethi Nurin fue castigado recientemente por las autoridades deportivas internacionales por negarse a competir con un luchador israelí. La federación lo acusó de mezclar deporte y política y con este argumento fue descalificado. Ahora Nurin ha solicitado a la federación que reconsidere el castigo puesto que las autoridades deportivas han suspendido la competición con Rusia a raíz de la invasión de Ucrania, mezclando política y deporte.

Nurin es una de las múltiples víctimas del doble rasero que Occidente aplica a distintos países, en función de sus intereses. Si hay que mezclar la política con el deporte, se mezcla, como en el caso de Rusia, pero si no hay que mezclar el deporte con la política, no se mezcla, como en el caso de Israel. Las sanciones se aplican en función de los intereses de Occidente y con una hipocresía que no se oculta y queda a la vista de todos.

Algunos medios árabes indican que el impulsor del doble rasero es Estados Unidos, que lo aplica con "prejuicios y racismo" para reforzar su política exterior en el mundo, como se está viendo en Ucrania, y como se ha visto con anterioridad en relación a Israel, con sanciones contra deportistas árabes e iraníes que han denunciado la situación de los palestinos.

El portal Middle East Eye denuncia que la precipitación de Occidente en el caso de Ucrania choca con su comportamiento en casos como Gaza, Yemen, Siria o Malasia. Argumenta que todas las formas de agresión deberían condenarse de manera semejante cuando se está violando la libertad y la democracia, algo que no ocurre así.

Vladimir Putin y su entorno han observado esta circunstancia y la están explotando, citando a menudo a medios de comunicación occidentales, como la CBS estadounidense, que ha señalado que Ucrania es un "país civilizado de Europa" y no se parece a Siria o Irak.

Algo similar sucede con Samantha Power, la estadounidense indignada que dirige la operación de asistencia humanitaria a los ucranianos, quien dice que los ucranianos "se parecen a nosotros", lo que nos afecta directamente, algo que no ocurre con yemeníes, sirios o iraquíes. Power fue embajadora de EEUU ante la ONU y pudo haber ayudado a poner fin a la terrible guerra de Yemen, pero no movió un dedo.

Prefirió guardar silencio y no condenó las bombas americanas con las que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos bombardeaban, y siguen bombardeando, a los civiles yemeníes, bombas que destruyen hospitales y escuelas. Tampoco expresó sus simpatías hacia los pueblos de Yemen, Siria o Gaza, como ahora está haciendo con Ucrania.

En el mundo árabe la opinión sobre la guerra de Ucrania no es uniforme. Una parte de los árabes sienten simpatía por Ucrania, pero al mismo tiempo denuncian la hipocresía con que Occidente defiende y protege a los ucranianos. Consideran que están delante de una discriminación racial que los árabes siguen pagando al día de hoy.

Señalan que Occidente no defiende los principios que asegura defender con el rigor y la fuerza necesarios, y que esto debilita los valores occidentales en todo el mundo ya que son valores que se aplican en función de unos intereses políticos y de manera sesgada según sea en un lugar u otro, y sin considerar el baremo de la justicia, como se observa en el caso de los palestinos.

Medios como el saudí Al Sharq al Awsat denuncian que los estados occidentales, con EEUU a la cabeza, condenan las agresiones en función de si el pueblo en cuestión es más blanco o más parecido a Occidente, al tiempo que ignoran tragedias más graves, una circunstancia que distorsiona la representación que se tiene de Occidente en otros lugares.

Las imágenes de heroísmo de combatientes ucranianos se glorifican, pero no ocurrió exactamente lo mismo con la niña palestina Ahed Tamimi, quien hace unos años fue filmada encarándose con los soldados israelíes en la Cisjordania ocupada. Tamimi tenía entonces once años. Estos días se han publicado fotografías de ella haciéndola pasar por una niña ucraniana que se resiste a las tropas rusas contabilizando más de 10 millones de "me gusta".

Ahed Tamimi fue condenada a una pena de cárcel por hacer frente a los soldados israelíes que ocupan Cisjordania, y Occidente no mostró demasiado interés por este caso, desde luego no el interés que está mostrando por los civiles ucranianos.

Occidente también ha glorificado al ucraniano que se inmoló con explosivos ante un tanque ruso, sacrificando su vida por la libertad de su país, pero hay innumerables casos de palestinos que han sacrificado sus vidas en operaciones similares delante de los tanques israelíes y la reacción de Occidente no ha sido la misma. Unos son "héroes" mientras que los otros son "terroristas".

Igualmente, Occidente se ha precipitado para imponer duras sanciones políticas, económicas, deportivas y culturales a Rusia y para impedir que ese país participe en eventos internacionales. El boicot se está generalizando pero el doble baremo impide que se aplique a Israel, un país que no atiende a las resoluciones internacionales que piden que ponga fin a la brutal ocupación de los territorios palestinos.

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