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Elecciones en Alemania Los Verdes se preparan para gobernar Alemania

Las encuestas sugieren que el partido ecologista más grande de Europa será imprescindible para formar Gobierno tras las elecciones de septiembre. Ante su tradicional división entre pragmáticos e idealistas, prevalece la visión de los primeros. Una vez más.

Los líderes de Los Verdes Robert Habeck y Annalena Baerbock.
Los líderes de Los Verdes Robert Habeck y Annalena Baerbock. REUTERS

Tras más de década y media en el poder, el fin de la era Merkel abre muchas incógnitas en Alemania. ¿Aumentará la inestabilidad política en la mayor potencia económica de Europa? ¿Seguirán cayendo los conservadores en las encuestas? ¿Se hundirán los socialdemócratas en la irrelevancia? ¿Perderá peso la extrema derecha en el Bundestag? Una cosa sí parece segura: la Alemania sin la actual canciller será más verde. Al menos en el color del Gobierno.

Bündnis 90/Die Grünen, que es el nombre oficial del partido ecologista alemán, atraviesa el mejor momento de su historia. En 1983 entraron por primera vez en el Bundestag, en 1998 formaron parte del Gobierno federal como socio menor, en 2011 lograron investir a su primer presidente regional y ahora, 41 años después de su fundación, las encuestas los colocan como segunda fuerza política, apenas a un puñado de puntos por detrás de la CDU/CSU de Merkel.

Si no se produce una gran sorpresa en las urnas el próximo 26 de septiembre, los Verdes serán imprescindibles para formar un ejecutivo. Es el resultado de su largo viaje desde el radicalismo extraparlamentario hasta el liberalismo reformista.

"De manera notable, siguen siendo atractivos para votantes jóvenes y de izquierdas, es decir, para aquellos jóvenes que no perdieron hace ya tiempo a favor de Die Linke (La Izquierda), y también para votantes burgueses", señala Paul Nolte, experto de la Universidad Libre de Berlín.

Programa pragmático

Los Verdes tratan de mantener vivas sus dos almas, la clásica división del partido entre fundis (fundamentalistas) y realos (realistas). La primera es la contestataria, la que más protesta en las calles, la que hace que haya banderas del partido en manifestaciones antifascistas y apoya sin fisuras la campaña "Expropiar a Deutsche Wohnen y Compañía". La otra es la pragmática y moderada, la que hace que en la formación no sea ningún tabú pactar y gobernar con los conservadores de la CDU, como ya ocurre (recientemente se renovó la alianza) en el estado federado de Baden-Württemberg.

El borrador del programa electoral presentado hace un mes por los colíderes del partido, Annalena Baerbock y Robert Habeck, presenta reformas y medidas concretas. Pero está claro a quién satisface principalmente: a los realos.

La lucha contra el cambio climático es el gran tema del partido. La apuesta estrella en ese sentido es que en 2030 Alemania reduzca las emisiones de CO2 en un 70% en comparación con los niveles de 1990. El objetivo actual se encuentra en el 55%.

Para amplios sectores del movimiento ecologista alemán, la medida no es suficiente. "Si el mayor partido verde de Europa no avanza realmente con valentía en la dirección del Acuerdo de París y luego, además, debe hacer concesiones en las negociaciones para formar un Gobierno, entonces este compromiso lo debilita todo", aseguraba Line Niedeggen, portavoz de Fridays for Future a la radio pública alemana.

Las críticas también proceden de activistas que, asimismo, son candidatos del propio partido, como es el caso de Jakob Blasel, que tacha el programa de "poco ambicioso". Y desde otras plataformas, como la formación Die Klimaliste (la lista del clima). De acuerdo con estos exmiembros de los Verdes, con el programa presentado no se conseguirá evitar que la temperatura global aumente 1,5 grados.

Los coches son el otro gran objetivo de los Verdes, es decir, la reducción de su uso o la transformación a la movilidad eléctrica. Por un lado, aspiran a que a partir del 2030 solo se construyan coches que no emitan gases contaminantes y, por otro, quieren poner fin a la no limitación de velocidad en algunas carreteras alemanas. 130 kilómetros por hora como máximo es su propuesta.

Recelos conservadores

Debido a que en Alemania el automóvil es considerado, casi, un objeto de culto entre el electorado conservador, esta será una de las medidas difíciles de acomodar en la que será la combinación más posible después de las elecciones: ecologistas y conservadores.

No obstante, la lista es larga. Otra espina será el gasoducto Nord Stream 2, que traerá gas ruso directamente a tierras alemanas a través del Mar Báltico. Los Verdes se oponen a que el proyecto se finalice. Otro asunto de la lista: las armas nucleares que Estados Unidos mantiene almacenadas en territorio alemán; los ecologistas las quieren fuera de Alemania.

A pesar de las diferencias, los Verdes comparten con la CDU/CSU lo que Paul Nolte, de la Universidad Libre de Berlín, define como "la razón de Estado de la República Federal", esto es, los puntos estratégicos de Alemania a nivel geopolítico: la OTAN, la economía de mercado, una firme alianza con los Estados Unidos, las buenas relaciones con Israel.

"Ante todo, los Verdes han demostrado, primero en el Gobierno federal de 1998 y 2005 y luego en los ejecutivos de diversos estados federados, que no se toman a la ligera la responsabilidad de gobernar. No ponen en peligro la estabilidad a la primera señal de conflicto", sostiene Nolte.

Impulso para la UE

El otro aspecto clave en el que los Verdes aspiran a dejar huella con su paso por el Gobierno es Europa. Su europeísmo convencido es similar al de la CDU, pero los ecologistas prometen una mayor audacia que la mostrada por Angela Merkel durante los últimos 16 años.

Abogan por una mayor integración, un fortalecimiento del Parlamento Europeo, por listas transnacionales y por medidas más contundentes para hacer cumplir los derechos fundamentales de la UE en los estados miembro. Propuestas, sin embargo, que serán difíciles de implementar debido al rechazo frontal de países del centro y el este de Europa.

Los recientes escándalos de corrupción y las sucesivas luchas de egos en la CDU han hecho que el partido de Merkel dilapide en apenas un par de meses la gran ventaja electoral que acumuló tras el estallido de la pandemia. Los Verdes ha sido el partido que más beneficiado se ha visto de la caída conservadora en las encuestas. El sorpaso a los socialdemócratas del SPD ya es un hecho. El partido está listo para entrar en el Gobierno. Habrá que ver si, después, pueden mantener su popularidad.

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