El 19 de febrero de 2009, el president de la Generalitat valenciana comenzaba su relación judicial con el caso Gürtel. Una relación que, con sus altibajos, hoy cumple 880 días. Y que el viernes vivió una de esas jornadas que se marcan con fluorescente en el calendario. Francisco Camps, el hombre que siempre presumía de que sólo faltaba 'un pasito' para que todo se resolviera a su favor, vio cómo sus pasos se dirigían precisamente hacia el lugar contrario: el banquillo. Ha sido esta una travesía en la que, unas veces con más calor y otras con menos, el president siempre ha contado con el respaldo de Mariano Rajoy, que decidió jugársela al apostar por él como cabeza de lista.
Quienes mejor conocen a Rajoy lo máximo que alcanzaban a decir el viernes, al conocerse la decisión del juez José Flors, es que esta vez tampoco va a atreverse a invitar a Camps a dejar sus cargos. 'Si no se ha hecho hasta ahora, no parece muy posible que vire de estrategia habiendo pasado más de dos años desde el estallido del escándalo', relatan fuentes de la formación consultadas por este diario.
La otra opción sería que el propio president diese un paso atrás, algo que muchos en el PP agradecerían, pero que encajaría muy poco con la forma en la que Camps y sus fieles se han movido desde el estallido del caso de los trajes. A saber: defender férreamente u 'inocencia' (lo que incluye aquella famosa frase de 'Claro que me pago mis trajes'), desacreditar las decisiones judiciales e insistir en que siempre ha dicho 'la verdad'.
'Al president, el partido le ha tolerado casi todo', critica un diputado
Echando la vista atrás, no son pocos los dirigentes que, tras la resistencia del president valenciano, ven la 'sombra' de Mariano Rajoy. Otros prefieren hablar directamente de 'culpa'. 'Se le ha tolerado casi todo. Rajoy ha marcado periodos de distancia, pero siempre ha acabado en el mismo sitio: en la plaza de toros de Valencia dándole su apoyo, ajeno a los tribunales', manifiesta un dirigente regional.
Lo que para un sector del PP es un reproche a Rajoy, para los campistas es un seguro de vida. Ayer, cuando el auto del juez Flors estaba aún caliente, el equipo del president se afanaba en recordar que el líder del PP lo eligió candidato, que Camps concurrió a las elecciones autonómicas del 22-M porque así lo decidió el Comité Electoral Nacional y que el respaldo de los valencianos a su proyecto fue masivo.
Descartadas a día de hoy las presiones de Génova, sede nacional del PP, para que abandone, todas las miradas se dirigen al País Valencià, donde en los últimos meses el president ha sumado algunos enemigos internos más en Valencia y Castellón a los que ya tenía en Alicante, feudo tradicional del zaplanismo.
Fuentes del partido destacan el 'egoísmo' con el que Camps ha actuado con algunos de sus compañeros cuando, una vez pasado el 22-M, tocó repartir el poder.
Dirigentes del PP creen que Rajoy no se atreverá a actuar hasta las generales
Cuando el PP del País Valencià elaboró sus listas electorales, la dirección regional no dudó en incluir a imputados e implicados en el caso Gürtel. 'Era una forma de mantener tranquilo al partido y de salvarse él la cara. Si Rajoy le había elegido a él, no tenía autoridad moral para excluir a los demás', explican en la formación regional. Pero después no incluyó a ninguno de ellos en el Govern.
'Se ha librado de todos. Ya no quiere consellers de peso político, sino un equipo de gente que no le tosa, bien comandado por una mano de hierro, la de Juan Cotino', valoran algunos compañeros de partido.
Pese a que diputados como Vicente Rambla, Ricardo Costa, Rafael Blasco o el expresidente de la Diputación de Alicante José Joaquín Ripoll han perdido peso político, la
impresión dominante en el PPCV es que ni ellos ni sus entornos darán un paso al frente para debilitar a Camps ahora que camina en línea recta hacia el banquillo.
'Hay un sector del PP aletargado a la espera de ver cómo se suceden los acontecimientos, pero no los veo ahora montando una rebelión', pronostica un parlamentario regional.
'El congreso regional será el momento para ajustar cuentas', añaden
¿Qué tiene que pasar, entonces, para que Rajoy decida enderezar la situación? Si el asunto no da un giro de 180 grados en los próximos días, los conservadores están convencidos de que les tocará esperar hasta que, como apuntan todas las encuestas, el Partido Popular gane las próximas elecciones generales.
Hace unos meses, el president de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, recordaba al presidente del PP que sus vínculos con Camps eran muy fuertes. Lo hizo de una forma muy gráfica, apuntando a que el president de la Generalitat fue 'la peseta que le faltaba para el duro' cuando, tras perder en las generales de 2008, surgieron las dudas sobre la idoneidad de que Rajoy siguiera como el líder de la formación.
Con este escenario como telón de fondo, un destacado número de dirigentes conservadores están convencidos de que hasta después de las generales Rajoy no tendrá fuerza para imponerse a Camps. 'Hasta ese día, Mariano no podrá enfocar la situación de la Comunitat. Después de las generales, llegará el congreso nacional; y después, los regionales. Será su momento para ajustar cuentas. Será su oportunidad de acabar con el poder absoluto de las baronías', reflexiona un dirigente regional.
Pero, hasta este día, al PP se le presenta el panorama cuesta arriba... al menos con Camps. Las posibilidades de que las generales se adelanten al próximo otoño son casi las mismas de que el juicio por el caso de los trajes se celebre en esta misma estación. Es decir, que si Rajoy no decide ponerle remedio, el futuro judicial del president va a empañar su campaña electoral.
En el partido existe malestar por el comportamiento 'egoísta' de Camps
No es que en el PP no estén acostumbrados a que el caso Gürtel se les cuele en campaña. Se estrenó en las vascas y gallegas de marzo de 2009, estuvo presente en las europeas, en las catalanas y también en las municipales y autonómicas del pasado 22 de mayo. Pero, ahora, cuando Rajoy ve la Moncloa tan cerca, en el partido reconocen que no es el escenario más deseable. Y casi ven como un mal menor que Camps evite el juicio pagando la multa, aunque esto signifique reconocer que el president mintió cuando proclamó que él se pagaba los trajes.
Mientras, según resume un diputado conservador, sigue siendo Rajoy el que tiene en sus manos que Camps deje de ser 'la ceja rota del boxeador, esa a la que van a parar todos los golpes' que lanzan los socialistas.
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