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Camps se topa con la ira popular y Rus lo defiende: "Aquí está el supermán"

Decenas de jóvenes protagonizan una protesta festiva a las puertas de un acto del president en Ontinyent

BELÉN TOLEDO

Al grito de '¡corrupte!', alguien lanzó un chorizo con tan buena puntería que el embutido quedó colgando sobre un cartel electoral de Francisco Camps. El chorizo, impertinente, osciló unos segundos sobre el rostro del president hasta que un agente de Policía corrió a retirarlo entre las risas de la concurrencia. La escena se produjo pasados varios minutos de las seis de la tarde de ayer, en la plaza Santo Domingo de Ontinyent. Entre cien y doscientas personas, jóvenes en su mayoría, esperaban la llegada de Camps, que acudió a la localidad para dar un mitin. La gente esperaba al president para protestar 'por tanta injusticia y tanta corrupción'. 'Creo que no nos merecemos esto', señaló Ángels Lozano, una de las participantes en la protesta. Portaban pancartas con lemas como 'Volem TV3', 'Canal 9, manipulació' o 'Pakito Camps (sic) no paga als empresaris'. El cartel más importante, sin embargo, era 'te quiero un huevo', estratégicamente situado frente a la puerta del edificio en el que Camps tenía previsto dar el mitin.

No era la primera vez que el president se encontraba con una protesta en Ontinyent. Hace un mes y medio, pocos días antes de que empezara la precampaña y, por tanto, se acabara el plazo legal para hacer inauguraciones, el president acudió a la localidad para presentar la maqueta de un nuevo hospital. Y se encontró con un recibimiento semejante al de ayer. El municipio, de unos 40.000 habitantes, le ha salido respondón. Por eso, ayer las policías local y nacional ocuparon literalmente la plaza y vallaron la zona central, la destinada al paso del president.

'On estan els diners?', cantaba el público al son de la charanga

Camps se demoraba. Cada vez más animados, los manifestantes cantaban 'on están els diners?' con la sintonía del archiconocido concurso televisivo A guanyar diners. Un chico trajeado se hacía fotos con quien quisiera un recuerdo del momento. Para intentar contrarrestar, un coche del PP se plantó en medio de la plaza para emitir a todo volumen la sintonía del partido. La voz enlatada de la alcaldesa, Lina Insa, presumía del próximo inicio de las obras del hospital. A duras penas, la grabación conseguía imponerse en algunos momentos a la charanga e Insa parecía responder a los gritos: 'Som gent compromesa i capaç'.

En estas, hizo su entrada el president. Escogió la puerta contraria a aquella en la que le esperaba la gente tras las vallas. La distancia le permitió hacer una sonriente entrada sin que las cámaras pudieran encuadrar la protesta en el mismo plano. Una vez en el interior del edificio, el president no hizo alusión a los gritos. Fiel a su costumbre, ignoró las críticas. Los jóvenes recibieron la misma atención que los periodistas cuando le preguntan sobre su imputación por cohecho en el caso de los trajes, o que la oposición cuando pide los contratos de la Generalitat con la trama Gürtel: ninguna.

Camps acudió a Xátiva para arropar a Rus en su proclamación

En su discurso, pocas novedades. Pidió el voto 'para el PP, para la Comunidad Valenciana y para cambiar el Gobierno de España'. Afirmó, por enésima vez en la campaña, que en 1996 había tanto paro como ahora, y que fue gracias al PP que se crearon puestos de trabajo. Acto seguido, dedicó un largo capítulo de su discurso a contestar, sin citarlas, las banderas esteladas (símbolo de la independencia de los Països Catalans) que se exhibieron en la protesta. 'Vale la pena arrinconar los debates estériles', introdujo, para después contradecirse y dedicar varios minutos a la siempre agradecida por los aplausos que despierta entre su público práctica del anticatalanismo: 'Nadie tiene que venir de fuera a decirnos ni qué somos ni qué lengua hablamos'. La ovación fue ensordecedora, y derivó en gritos de 'presidente, presidente'. Entre aclamación y aclamación, Camps introducía nuevas soflamas: 'Eso lo decidimos los valencianos, los valencianos, los valencianos'.

El president también expuso la novedad del día: un 'plan renove ligado al mueble, al sector hogar y a la iluminación'. Varias decenas de personas lo aclamaron en los dos metros que separaban la salida de su furgoneta, pero, entre sonrisas y saludos, hubo de oír los gritos de las personas que seguían apostadas a las vallas, gritando 'corrupte' a pleno pulmón.

La parada siguiente del president fue Xátiva. Allí, participó en la proclamación de Alfonso Rus, president de la Diputación de Valencia y alcalde de la ciudad, como candidato a la reelección. El acto fue la confirmación de la importancia que Rus ha adquirido como apoyo de Camps. En los ultimos tiempos, ejerce de protector y pararrayos de un president necesitado de apoyos públicos y explícitos, frente a la debilidad que supone estar imputado por presunta corrupción.

Fue Rus quien reprochó a María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, su falta de 'prisa' en proclamar a Camps candidato el pasado febrero y la llamó 'dama de hierro'. Ayer, fue otra vez él el encargado de defender al president con su habitual estilo populista: 'Si hay maleantes que dicen lo que dicen, aquí estamos nosotros, aquí está el supermán', dijo, en referencia a sí mismo.

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