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Los malos humos de los insumisos

Un asador marbellí y un paciente 'con mono', la excepción de la aplicación normal de la ley

F. FLORES / G. MALAINA

Ante la tónica general de cumplimiento de la Ley Antitabaco, los casos aislados de insumisión a la norma cobraron este martes protagonismo. Es el caso del dueño de un asador de Marbella, que se mantiene en sus trece y no piensa prohibir a sus clientes que fumen.

El Asador Guadalmina, que mantiene en su puerta un cartel donde anuncia su insumisión a la Ley Antitabaco, recibió este martes la visita de un inspector de Salud, después de que el lunes el dueño del local, José Eugenio Arias, se negara a retirar el cartel e incluso pusiera una queja a los policías municipales, que el lunes visitaron hasta dos veces su local.

'Me ha sorprendido la repercusión', comentaba este martes Arias, que abrió el local hace diez años. 'Es un negocio privado, que paga sus impuestos y que no recibe ningún tipo de ayuda estatal como sí lo hacen los bancos', justificó. Por su parte, la delegada de Salud de la Junta de Andalucía en Málaga, María Antigua Escalera, recordó que la Ley Antitabaco 'es de obligado cumplimiento para todos'. Escalera estimó que podría tratarse de 'un delito grave', lo que conllevaría una sanción de 601 a 10.000 euros.

El dueño de un local de Vizcaya destroza la máquina de tabaco'Voy a defenderme, que me pongan multas no significa que tenga que pagarlas', sentenció Arias, que hizo un llamamiento al sector de la hostelería para que 'apoyen esta postura'.

Tampoco descarta crear una sociedad gastronómica y crear una plataforma para recoger firmas contra la ley.

En Euskadi, la aplicación de la Ley Antitabaco también suscitó episodios con tintes rocambolescos. Uno de ellos tuvo lugar el lunes en el hospital vizcaíno de Cruces (Barakaldo), donde los médicos dieron el alta a un paciente, de 31 años, ingresado en planta para que pudiera ser detenido por la Ertzaintza tras haberse negado a dejar de fumar.

El detenido, que pasó a disposición judicial, encendió un cigarrillo y, cuando una auxiliar de enfermería le llamó la atención, reaccionó con 'insultos y amenazas', según el Departamento vasco de Interior. El hospital vizcaíno comunicó los hechos a la Ertzaintza, y cuando la patrulla llegó al lugar, el paciente también 'adoptó una actitud agresiva con los agentes y tuvo que ser reducido'.

En Montehermoso (Cáceres), un fumador agrede al dueño de un bar Por otra parte, en Otxandio (Vizcaya), un hostelero sacó la máquina expendedora de tabaco de su establecimiento y la destrozó en la calle a mazazos. 'Si el Gobierno dice que no puedo fumar en mi propio local, tampoco se va a llevar un duro del tabaco', se explicó después Pedro Mari Garaialde, gerente del bar-restaurante.

La acción de este hostelero, que regenta una tradicional sidrería, se produce justo un día después de que la Federación de Hostelería del País Vasco anunciara la puesta en marcha una campaña para que todos los hosteleros eliminen las máquinas expendedoras de tabaco de sus locales como muestra de protesta por la prohibición de fumar.

En Montehermoso (Cáceres), la advertencia al cliente de un bar de que no podía fumar acabó con el dueño del local herido. El propietario de la bolera Roydy, Juan Francisco Valhondo, recibió 16 puntos de sutura en la frente debido a un fuerte golpe con una botella o un vaso que le propinó el cliente insumiso.

Según Valhondo, los hechos ocurrieron el pasado domingo, cuando pidió a un cliente que dejara de fumar dentro del local porque otro se lo había pedido. El hombre apagó el cigarrillo pero se originó una pelea entre varios clientes. El propietario intentó mediar y cuando sacó del bar al cliente que había intentado fumar minutos antes, este volvió hacia él y le propinó el golpe en la frente. Pese a estos episodios, las comunidades autónomas, a falta de datos de sus equipos de inspección, destacaron que la ley se está aplicando con normalidad y que, en general, se está cumpliendo.

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