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La Goma 2 que vino de una mina asturiana

Los ‘yihadistas’ se hicieron con el explosivo gracias a una mina poco vigilada, un ex trabajador sin escrúpulos y hachís

Ó. L. F.

EL BULO: Los forofos del Titadyne

Los partidarios de implicar a ETA en los atentados insistieron una y otra vez en que el explosivo de la mochila desactivada y el encontrado entre los escombros de Leganés no era el mismo que contenían las mochilas bomba que estallaron. Para ellos, la carga de los artefactos que causaron la masacre no fue otro que el Titadyne, utilizado
habitualmente por ETA.

Apoyados en los peritos que los propios letrados defensores de la conspiración nombraron para realizar el análisis ordenado por el juez Gómez Bermúdez, fue su gran arma hasta el último día. La presencia de nitroglicerina –un compuesto presente en el Titadyne, pero no en la Goma 2– en una de las muestras, la M-1, de sólo tres gramos, fue su gran aliado.

LA VERDAD: Algo más que el dictamen de los peritos

El Titadyne salió a relucir ya en la segunda jornada del juicio. De hecho, los agujerólogos convirtieron la declaración de los ocho peritos en la madre de todas las batallas. Términos como dinitrotulueno, nitroglicerina, nitrato amónico, metenamina, nitroglicol y dibutiftalato resonaron en la sala en un diálogo de sordos entre los ochos expertos que, finalmente, sólo coincidieron en afirmar que lo que estalló en los trenes fue dinamita... sin más nombre ni apellidos.

Sin embargo, durante los días previos, ya se habían acumulado pruebas que señalaban a la Goma 2 que el minero Trashorras puso en manos de la célula como el arma del crimen. A favor del Titadyne, ni la nitroglicerina de la M-1, cuya presencia fue fruto de una contaminación.

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