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Lucía Lijtmaer: "La cultura de la cancelación es un espejismo"

Lucía Lijtmaer durante su entrevista con 'Público'.
Lucía Lijtmaer durante su entrevista con 'Público'. Ana Beltrán

Lucía Litjmaer (Buenos Aires, 1977) estrena novela: Cauterio, dos historias separadas en el tiempo pero conectadas a través del dolor, la huida y el desencanto. 

Tras el éxito de su ensayo Ofendiditos y el Premio Ondas por su podcast Deforme Semanal junto a Isabel Calderón, Lijtmaer publica con la editorial Anagrama su novela Cauterio. Una mujer en el s.XXI abandona Barcelona tras una ruptura y otra, Deborah Moody, abandona Inglaterra rumbo al Nuevo Mundo en el s.XVII. 

¿Cómo se gestiona esta escalada paulatina hacia la exposición pública?

Tampoco es una exposición fuerte de perder intimidad, pero es algo que parece ajeno a ti. Es algo que lo vives como si le pasara a otra persona. En realidad es que no dimensionas a cuanta gente llegas y te escucha.

A los músicos y escritores les solemos dar la responsabilidad de ser portavoces de luchas o reclamaciones sociales.

Esa es otra. Yo tengo ciertas opiniones más elaboradas, pero hay otras por las que mi opinión no tendría que ser especialmente relevante. Isa [Isabel Calderón, su compañera en el podcast Deforme Semanal] y yo siempre hacemos la broma del vestido de la Pedroche: y yo qué quieres que te diga, me da igual cómo vista. No es una cuestión trascendental para mí.

Hay maneras muy sensatas de no estar donde no quieres estar. Teniendo cuidado creo que no acabas siendo portavoz de nada que no quieras ser.

Su ensayo 'Ofendiditos' ha tomado estas semanas más relevancia que nunca. El cómico Louis C.K, acusado de abuso sexual, ha actuado y agotado entradas en Madrid y Barcelona. ¿Dónde está esa supuesta cultura de la cancelación?

Total. La cultura de la cancelación es un espejismo, eso es lo que es la cancelación. Ofendiditos tuvo mucho impacto porque salió en un momento especial y tocó una tecla.

Con su podcast han llevado a autoras como Vivian Gornick o Susan Sontag a conversaciones cotidianas. Están trascendiendo de una forma inesperada.

"Me parece que en Deforme Semanal hemos sido pioneras en cierto tipo de formato y eso me alegra mucho"

Eso es ajeno a nosotras y no te lo sé dimensionar. Si hablaras con algún librero podrías saber hasta qué punto repercutimos. Estoy superorgullosa del trabajo que hacemos Isa y yo, nuestra conversación cultural y personal. Me gusta mucho que hablemos de libros y películas, de las experiencias de las mujeres, y que eso tenga un público. Es realmente inesperado. Lo que venga a partir de ahora lo vivo como algo bonito. Tampoco estoy pendiente de redes sociales, pero sí me parece que hemos sido pioneras en cierto tipo de formato y eso me alegra mucho.

Se han colado en el mainstream, que de primeras rechaza cualquier cosa relacionada con cultura.

Eso nos pasó durante mucho tiempo. Si tú piensas cuántos espacios hay de en el mainstream para la cultura, son contadísimos. A mí no se me ocurren salvo un estreno tipo The Batman. Casi nada cultural es un acontecimiento. Y lo que me gusta de nosotras es que no está ligada a la actualidad. Podemos rescatar una novela de 1978 porque nos sirve para un tema. Y eso me hace sentir orgullosa.

Lucía Lijtmaer durante su entrevista con 'Público'.
Lucía Lijtmaer durante su entrevista con 'Público'. ANA BELTRÁN

En torno a su obra Cautiverio, Isa se atribuye todo el mérito del libro.

[Risas] Es una broma de Isa, pero ella es muy graciosa y conoce los tempos y sabe cómo hacer que yo me ría.

Los capítulos sobre la mujer del s.XXI son duros de leer. Tonteos con el suicidio, todo ese dolor y soledad... 

Es un personaje que en el fondo dice lo que todos sentimos y no nos atrevemos a decir. Disfruté mucho esa escritura, porque no se me hace tan dura al tener un punto sarcástico. Cuando dice "me voy a Madrid porque es lo más parecido a la muerte" me reía, porque está construido desde el sarcasmo. Tiene algo punk.

"Es una radiografía de todas las historias que me han contado mujeres y lo que es transitar un espacio cuando no estás bien"

Además, es un personaje congelado que no encuentra salida hasta que descubre la venganza. Es una radiografía de todas las historias que me han contado mujeres y lo que es transitar un espacio cuando no estás bien.

En el fondo es un libro raro en su concepción. Una en el s.XVII, otra en el XXI, dos voces femeninas que hablan en primera o segunda persona. Podía parecer raro y Cristina Fallarás y Laura Fernández fueron importantes al creer que esa apuesta tenía que ser defendida. Las dos me decían que no normalizara el texto. Hay capítulos que pueden parecer raros, pero tienen relación con todo lo demás. Me dieron fuerza.

'Cauterio' acaba siendo también una historia sobre los centros de Madrid y Barcelona. 

Es imposible desligar nuestra vida de la turistificacion y cómo han cambiado nuestras ciudades. Es indisoluble de nuestra experiencia la ciudad, cómo la vivimos y la habitamos. Para un personaje puede ser muy importante quedarse sin piso.

La novela encuentra su venganza en la especulación.

Total. No quiero desvelar mucho, pero es importante eso que dice el personaje de "poder robar a Barcelona todo lo que Barcelona me ha robado a mí". He tenido que buscar piso muchas veces en mi vida y sé lo a merced que estás de todo el sistema especulativo.

"Sé lo a merced que estás de todo el sistema especulativo"

Tampoco pretendo que sea una novela moral y de que los valores sean importantes. Esta novela viene desde otro lugar. Tampoco quiero expresar el sometimiento de la mujer o mandar un mensaje de 'mira cómo hemos cambiado'.

¿'Cauterio' es una obra contra el amor romántico?

El amor es difícil entenderlo de manera muy general, pero en estos dos personajes opera la idea de que el amor no las ha salvado. Con lo cuál, ¿Qué hago? ¿Desde dónde se construye? Me resultaba importante cómo las conversaciones entre las mujeres están siempre centradas en la idea del amor. Cómo se nos construye para que sea importante. Cómo socialmente estamos construidas para que el amor sea lo más importante y me interesaba la pregunta de qué pasa cuando eso falla. Y qué hay más allá del dolor.

En las historias de las mujeres que conozco, el amor define su día a día y por eso las rupturas hay amorosas que son definitivas y de las cuál es muy difícil levantarse. Imagino que los hombres también, pero no soy hombre y no sé cómo afecta.

Lucía Lijtmaer posa para 'Público'.
Lucía Lijtmaer posa para 'Público'. ANA BELTRÁN

La historia del s.XVII contiene vivencias durísimas, pero sus personajes muestran mucha entereza. La del s.XXI, es 'solo' una ruptura y está hundida ¿Somos más débiles que antes?

No creo, lo que pasa es que solo trascienden las historias heroicas, de la gente que sobrevive. En el romanticismo la gente se mataba por un rechazo amoroso. Ahora tenemos situaciones mucho más llevaderas que la de una puritana del s.XVII que se va a América a construir un mundo nuevo [risas]. Si hablara de Maria Antonieta saldría una historia diferente.

En cuanto a Deborah es un persona real y que me parece curioso porque deja Inglaterra con 56 años, una edad extraña para emigrar. Y es alguien que logró sus objetivos, construyó su comunidad con cierta libertad, fue considerada la mujer más peligrosa del mundo nuevo y te das cuenta de que tuvo que pactar y hacer ciertas cosas que probablemente no eran fáciles. Y es un personaje que más que esperanza, que sí que la tiene, me gusta que sea mala. No quería personajes femeninos buenos y heroicos. Ambas sufren un desengaño y lo superan de manera distinta. Deborah abandona la idea del amor muy pronto, es una superviviente. Y los supervivientes no suelen ser los buenos de las historias.

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