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Cómo un supermercado familiar se convirtió en el mejor equipo ciclista del mundo

Un elefante que llegó a ser una estrella del cine. Tyrone Power, muerto de un infarto durante un rodaje. Un oficial nazi huido a Chile. Todas las anécdotas que trufan la intrahistoria de la escuadra de Vingegaard, Roglic y Kuss: el Jumbo-Visma.

Antiguo logo del supermercado que patrocinó al equipo ciclista Jumbo-Visma.
Antiguo logo del supermercado que patrocinó al equipo ciclista Jumbo-Visma. Jumbo

Jan y Anita Meurs pensaron que solo un elefante podía vencer a un toro. Por eso, en 1979 bautizaron como Jumbo el supermercado que abrieron en Tilburg, una ciudad de la provincia neerlandesa de Brabante del Norte. El sonriente paquidermo no solo le hizo la competencia a Torro, un rival que apostaba por los productos baratos, sino que se expandió por los Países Bajos tras ser comprado en 1983 por Karel van Eerd.

El empresario, heredero de una saga del ramo alimentario que se remonta a 1921, imitó la fórmula de la estadounidense Walmart. Mientras ejercía como pianista de jazz, su gran afición más allá de los lineales, abrió nuevos locales con el reclamo de los precios muy económicos, como rezaba su eslogan: El supermercado más barato de Países Bajos. Treinta años después, Jumbo era el segundo en su sector.

Muchos madrileños recordarán el Jumbo de la avenida de Pío XII, el primer hipermercado de la capital, pero un par de detalles desvelan que se trata de otra empresa. Por una parte, la fecha de su apertura, el 19 de junio de 1975, cuatro años antes de que los Meurs inaugurasen su tienda en Tilburg. Por otra, su logotipo: la silueta del elefante neerlandés, con rasgos infantiles propios de los dibujos animados, se había transformado en una figura esquemática que sujetaba un trébol de cuatro hojas.

Evidentemente, no pertenecía a la misma cadena, cuya tipografía también difería. En realidad, el Jumbo madrileño era una sucursal de una compañía portuguesa creada en 1969 por el gigante brasileño Pão de Açúcar, que a su vez había sido fundado por el luso Valentim Diniz después de emigrar a São Paulo cuando era un adolescente y abrir en 1948 una pastelería en la avenida Brigadeiro Luís Antônio, que conecta el centro histórico con el barrio noble de Jardins.

Lo único que emparenta a ambos establecimientos es su origen familiar y humilde, sobre todo en el caso de Diniz. También su nombre, que alude al protagonista de Dumbo, personaje inspirado en Jumbo, un elefante africano capturado en Abisinia que terminó siendo atropellado por un tren en Ontario. Su vida, más allá de la leyenda, fue tan triste como su final: no había cumplido dos años cuando fue enviado a un zoo de París y, posteriormente, al de Londres.

Luego lo compró un empresario circense que lo paseó por Estados Unidos y Canadá, una gira con la que hizo caja durante tres años hasta que una locomotora se lo llevó por delante. Huelga decir que, ante tres metros de altura y seis toneladas de peso, el maquinista también falleció. La muerte libró al animal de la esclavitud, pero alimentó el mito: Jumbo se sacrificó para salvar a otro elefante, antes de expirar abrazó a su cuidador con la trompa y demás milongas propias de películas concebidas para estimular el lagrimal.

Los ciclistas del Jumbo-Visma Jonas Vingegaard y Primoz Roglic escoltan al ganador de la Vuelta, Sepp Kuss.
Los ciclistas del Jumbo-Visma Jonas Vingegaard y Primoz Roglic escoltan al ganador de la Vuelta, Sepp Kuss. Óscar del Pozo (AFP)

Su aureola siguió brillando, tanto en Hollywood como en el imaginario popular, de ahí que Horst Paulmann, hijo de un oficial nazi huido a Chile, fundase en 1976 una cadena de hipermercados cuyo nombre pueden imaginarse. El dueño del actual grupo Cencosud, considerado por Forbes el segundo hombre más rico del país suramericano, llegó a crear una mascota para solaz de sus pequeños clientes: Jumbito.

Más allá de Walt Disney, Jumbo siguió guiñándole el ojo a la gran pantalla, pues el hipermercado madrileño se asentó sobre los terrenos que antes ocupaban los estudios Sevilla Films. Allí se rodaron películas como El Cid, Rey de reyes o Salomón y la reina de Saba, cuya estrella, Tyrone Power, murió de un infarto tras protagonizar un duelo con espadas y tomarse un brandi en el camerino, por lo que fue sustituido por Yul Brynner. El actor, padre de Romina, tenía solo 44 años.

Hoy aquel Jumbo es un Alcampo y sus primos portugueses, tras ser adquiridos por el grupo de distribución francés, fueron rebautizados como Auchan. En cuanto a la cadena neerlandesa, pese a su crecimiento, solo se expandió a Bélgica, donde poseen tres locales. Sin embargo, no ha dejado de ser noticia desde que en 2019 se convirtiese en el principal patrocinador del equipo ciclista Jumbo-Visma, heredero lejano del Rabobank.

En cinco años, la flamante escuadra amarilla ganó cuatro veces la Vuelta a España, dos el Tour de Francia y una el Giro de Italia. Jonas Vingegaard rivalizó con Primoz Roglic por el liderazgo, aunque Steven Kruijswijk llegó tercero a París en 2019 y el gregario de lujo Sepp Kuss sorprendió al enfundarse el maillot rojo esta temporada, logrando un triplete que ha valido para considerar al Jumbo-Visma como el mejor equipo del mundo, en cuyas filas también militan Wout van Aert o Christophe Laporte.

Sepp Kuss celebra su victoria en la Vuelta junto a sus compañeros del Jumbo-Visma Jonas Vingegaard y Primoz Roglic.
Sepp Kuss celebra su victoria en la Vuelta junto a sus compañeros del Jumbo-Visma Jonas Vingegaard y Primoz Roglic. Susana Vera (Reuters)

Pese a los éxitos, la cadena de supermercados anunció en junio que Jumbo desaparecerá de las camisetas. "Este patrocinio ha hecho que se conozca mucho nuestra marca, pero ya hemos ganado todo lo que hay que ganar. Invertimos anualmente más de veinte millones de euros en patrocinios deportivos. No podemos devolver ese dinero al cliente, ni invertirlo en sostenibilidad o salud", justificó el responsable de la firma, Ton van Veen. Las prioridades, venía a decir, eran otras, porque también retiran su padrinazgo al piloto Max Verstappen.

También resultaba curioso cómo una empresa que solo opera en Países Bajos apoyase económicamente a una formación cuya repercusión es mundial. Es decir, en un deporte donde los patrocinadores suelen ser multinacionales, Jumbo solo podía beneficiarse de las ventas generadas en su país y, desde 2019, en tres tiendas que abrió en Bélgica, su única incursión en el extranjero.

Precisamente, la patria de Remco Evenepoel y de su equipo, el Soudal-Quick Step, cuya fusión con el Jumbo-Visma se barajó durante semanas. Finalmente descartada, todavía se desconoce qué patrocinador lucirá su nombre en el maillot junto al de Visma, una compañía noruega de software. Entre continuos rumores sobre el futuro del equipo, solo está claro que Primoz Roglic correrá la próxima temporada en el Bora-Hansgrohe, donde ejercerá como único líder.

Tras superar los 10.000 millones anuales de facturación, todo un récord, Jumbo se aleja del ciclismo. Sin embargo, ha reforzado su imagen tras la implantación en sus supermercados de la Kletskassa, unas cajas lentas que combaten la soledad al permitir a los clientes charlar con sus empleados. O sea, lo que se hizo toda la vida en los ultramarinos hasta que las prisas nos impidieron conversar con los cajeros del súper por falta de tiempo o, todavía peor, el mandato de la inmediatez nos obligó a entendernos con una pantalla.

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