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Scorsese: "'Los asesinos de la luna' captura la naturaleza del genocidio de los Osage"

Con la película el cineasta compensa a los nativos americanos, tras tantas ficciones humillantes que los han marcado como naciones salvajes, con una monumental obra maestra, inspirada en hechos y personajes reales.

Una secuencia de la película (Paramount)
Una secuencia de la película. Paramount

Los nativos americanos, tras miles de ficciones humillantes que los han marcado como una panda de salvajes coleccionistas de cabelleras, se merecían más que una gran película. Scorsese les ha compensado con una monumental obra maestra. Los asesinos de la luna es un ejercicio de cine soberbio y un acto de justicia largamente esperado. Tres horas y veintiséis minutos sensacionales que, en manos de este maestro del ritmo y del tiempo, dejan con ganas de mucho más.

"En los años setenta comencé a tomar conciencia de la naturaleza de lo que son los nativos americanos, de cuál era y cuál es todavía hoy su situación", dijo el cineasta ayer en un encuentro virtual con la prensa internacional. "Me ha llevado años entender cómo se puede abordar esa cultura desde el cine de una manera respetuosa, que fuera veraz y tuviera autenticidad y dignidad".

"Te sale más caro matar a un perro que a un indio", dice un personaje de esta película, radiografía de los cimientos violentos y supremacistas sobre los que se levantó EEUU, asunción de la vileza más oscura de una nación y reivindicación de la verdad sobre esta historia de la codicia, la amoralidad, el crimen y la impudicia que sepultó a los nativos y cimentó el tan paseado 'gran sueño americano'.

Hace un tiempo, Scorsese recordaba que en Malas calles (1973), una de sus primeras películas, se ocupó del sueño americano, "según el cual todos piensan que pueden enriquecerse rápidamente y si no pueden hacerlo por medios legales, lo harán por medios ilegales". Exactamente lo que hicieron los hombres blancos con las mujeres y los hombres de la nación Osage. Asesinatos, manipulación, fraude, robo… que ahora Scorsese cuenta en esta película.

"La tierra puede ser siniestra"

Inspirada en el estupendo libro de David Grann Los asesinos de la luna de las flores: los asesinatos de Osage y el nacimiento del FBI, con guion del propio Scorsese y de Eric Roth, la película es un western -el primero en la filmografía del cineasta-, es un thriller, una historia de amor y codicia, un filme de juicios… o más bien es una profunda tragedia que contiene todo ello. Un relato basado en hechos reales, con personaje reales, convertido en puro arte en manos del genio de Queen.

A principios del siglo pasado, los Osage fueron expulsados de su tierra y enviados a un territorio árido y polvoriento en el noreste de Oklahoma, que resultó ser, para disgusto del gobierno americano, una inmensa fuente de petróleo. Se convirtieron en las personas más ricas del mundo y, muy poco después, en la población con la mayor tasa de homicidios del planeta. William Hale, un ganadero texano, se instaló allí y lideró una organización que asesinó a decenas de nativos para conseguir sus derechos sobre el petróleo. El recién nacido FBI, con un jovencísimo John Edgar Hoover a la cabeza, inició una investigación sobre aquellas muertes.

"Allí las praderas son algo extraordinario y abren tu mente en tu corazón. Son, simplemente, hermosas. Y especialmente conduciendo por esas carreteras rectas, con caballos salvajes, bisontes y vacas a ambos lados. Parecía idílico, pero entonces empecé a darme cuenta de que la tierra también podía ser siniestra. Estás en un lugar en el que no ves gente en muchos kilómetros a la redonda y donde puedes hacer cualquier cosa. Puedes hacer que la ley funcione para ti, si eres suficientemente inteligente", señaló Scorsese, que explicó cómo esa sensación jugó a favor de la película.

"Al fin y al cabo, lo que yo quería capturar en última instancia era la naturaleza misma del virus o del cáncer o como lo llames, quería capturar esa facilidad con que se llevó a cabo este genocidio. Todavía hoy esas tierras son territorio salvaje".

"Una historia de complicidad silenciosa"

El talento de Scorsese está en cada segundo de esta película y, antes del rodaje, en una extraordinaria decisión de guion. Lo que podría haberse contado con las herramientas del cine de crímenes, investigación y juicios, se narra desde una perversa historia de amor y de avaricia, la de Ernest Burkhart, ex soldado de la I Guerra Mundial, sobrino del infame Willian Hale, y Moly Kyle, una mujer india rica. Él, un esbirro de Hale, traicionó a su mujer, a la que amaba, ahogado en la sumisión, el patetismo y la avaricia.

Leonardo DiCaprio, Lily Gladston, Martin Scorsese y Robert De Niro, durante el rodaje (Paramount Pictures)
Leonardo DiCaprio, Lily Gladston, Martin Scorsese y Robert De Niro, durante el rodaje. Paramount Pictures

"En las reuniones con los Osage, Margie Burkard, pariente de Ernest Burkhart, me dijo que esta era una historia de amor. Me dijo que Ernest, su antepasado, amaba a Molly y Molly le amaba a él. Y en ese momento, comenzamos a reelaborar el guion. Ya no era descubrir quién lo hizo. Esta es una historia de complicidad. Es una historia de pecado por omisión, complicidad silenciosa en determinados casos".

Este tipejo necio, ridículo y venenoso, Ernest Burkhart, queda en manos de Leonardo DiCaprio, estupendo y soportando bien la aplastante demostración que hace De Niro, como Hale, malvado, terrorífico, y la memorable actuación de Lily Gladstone -sublime en su dominio del tiempo y de los silencios- que debería tener ya el Oscar en sus manos. Sería la primera actriz nativa americana -tiene ascendencia de Pies negrosy de los Nez percé- que lo consigue. Y, atención a Jesse Plemons, magnífico como el agente del FBI Tom White. Con ellos, por supuesto, todos los intérpretes Osage que han participado en la película. De hecho, Los asesinos de la luna se ha hecho sobre una concienzuda investigación y muchísimas conversaciones con la comunidad Osage, que ha participado activamente en el filme.

"El cliché del indio borracho"

"Mi primera reunión con los Osage fue muy diferente de lo que esperaba. Eran, naturalmente, cautelosos. Tuve que explicarles que intentaría contar la historia de la forma más honesta y sincera posible, que no íbamos a caer en la trampa del cliché del nativo víctima o en el del indio borracho", recuerda Martin Scorsese, que confiesa que no se dio cuenta hasta estas primeras conversaciones de que la historia que cuenta en su película es una herida que aún no se ha cerrado. "Aquellas cosas no se hablaron y las personas involucradas en esos hechos todavía están allí, las familias, los descendientes".

"Para la película nos apoyó la comunidad Osage y algunos expertos nos indicaban cómo debían ser ciertas cosas, pero las dos últimas generaciones de Osage han ido olvidando sus raíces porque se veían empujados a ser como los europeos blancos, ya sabes, cristianos, católicos, lo que sea. De hecho, hay un nuevo resurgimiento del aprendizaje del idioma. Nosotros teníamos profesores de idiomas allí y Lily Gladstone aprendió el idioma Osage y también Leo y De Niro, quien realmente se enamoró de él. Y así todos, nosotros y ellos, estábamos aprendiendo nuevamente a reconstruir su cultura a través de esta película".

"Confianza y amor"

Los asesinos de la luna es la décima colaboración de De Niro con Scorsese. "Bueno, fuimos adolescentes juntos y él es el único que realmente sabe de dónde vengo. Conocemos a la misma gente, yo conozco a sus amigos, sus viejos amigos. Y tuvimos un verdadero campo de entrenamiento en los años 70, donde probamos todo y descubrimos que confiábamos el uno en el otro. Se trata de confianza y amor. Eso es lo que es".

Robert de Niro da vida al malvado William Hale (Paramount Pictures)
Robert de Niro da vida al malvado William Hale. Paramount Pictures

"En cuanto a Lily Gladston, quedé muy impresionado la primera vez que la vi. Su presencia, la inteligencia y la emoción que hay en su rostro, que lo ves, lo sientes. Con ella sabes que todo está funcionando. Y también teníamos la sensación de necesitábamos que ella nos ayudara a contar la historia de las mujeres de allí. Siempre consultábamos con ella y trabajábamos con ella en el guion".

Un trabajo descomunal que desató la locura en el Festival de Cannes, donde Martin Scorsese recibió diez minutos de ovación y aplausos con el público en pie. Esta película, una reconfirmación más de que es uno de los mejores cineastas de la historia, es un trabajo extraordinario de un creador extraordinario, con algunas secuencias prodigiosas que permanecerán ya para siempre en la retina, una humanidad y una grandeza trágicas, y una belleza, por momentos, conmovedora.

Inmenso el trabajo de fotografía de Rodrigo Prieto, insuperable la labor de montaje de Thelma Schoonmaker, cómplice inseparable de Scorsese, que en esta película ha cambiado el paso y ha seguido un ritmo inesperado, atendiendo al consejo de las mujeres Osage, despreciando lo que llaman "la charla del mirlo", y permitiendo que el público saboree la música, los sonidos y las imágenes. Grandísima película para una épica muy oscura.

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