Hubo una época en que ser músico era sinónimo de ser peligroso. Y no sólo para los gerentes de hotel, sino peligroso de verdad: para el establishment en general y para la CIA en particular. Hubo un momento en que la cultura era algo más que un instrumento de creación y transmisión ideológica: podía mover a la gente.
La CIA puede ser mala malísima, pero no es tonta, y durante gran parte de la Guerra Fría tenía un ojo puesto en la Unión Soviética y el otro en cualquier manifestación artística que pudiese avivar las brasas del comunismo.
Bob Marley también estuvo en su objetivo. En 1976 sufrió un intento de asesinato que muchos relacionaron con la todopoderosa mano de los servicios secretos estadounidenses. Más allá de que sea verdad o no, lo que sí es cierto es que el hombre que internacionalizó el reggae hasta convertirlo en un género popular en cada esquina del planeta fue también el último músico capaz de causarle dolores de cabeza a la gente en el poder. A algunos, claro. Porque en su país, Jamaica, Marley fue ejemplo de integración y unidad, no sólo social, sino también política.
Para la historia queda el concierto del 22 de abril de 1978 en el Estadio Nacional de Kingston, donde el cantante juntó sobre el escenario a los líderes de los dos principales partidos políticos del país, que por entonces se encontraban envueltos en una auténtica batalla política de resultados imprevisibles.
Jamming
Aquel gesto se produjo mientras la banda interpretaba Jamming, canción que a partir de ese instante adquiriría condición legendaria. Jamming es el sexto corte de Exodus, el álbum que Marley grabó en los dos primeros meses de 1977, sólo unas semanas después del mencionado intento de asesinato.
El disco fue encumbrado a la mitología de la música popular en 1999 por la revista Time, que lo designó Mejor Álbum del Siglo XX. Una elección sorprendente no sólo por borrar del mapa al rock, el gran género popular del pasado siglo, sino por haber destacado por encima de otras joyas maestras de Marley, como el Catch a Fire con The Wailers.
Exodus cumple 30 años y la editorial Global Rhythm Press acaba de publicar un libro en el que se cuenta su historia, acompañado, claro está, por el CD original y dos canciones extras. La obra, además de ofrecer una documentación gráfica riquísima, cuenta con textos de los protagonistas que vivieron el momento en primera persona. Como por ejemplo Chris Blackwell, fundador de Island y el principal responsable de la explosión internacional de Marley.
El texto ayuda a profundizar en las distintas caras del personaje, pero el disco, mejor aún, invita a disfrutarlo con joyas como Three Little Birds o One Love.
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