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Justine Triet disecciona el venenoso relato machista en 'Anatomía de una caída'

Palma de Oro en el Festival de Cannes, la película disecciona las relaciones de pareja a través de un juicio que, además, revela los feroces prejuicios que existen aún hacia las mujeres fuertes e independientes. Impresionante trabajo cinematográfico y magnífico retrato de la moral dominante.

La cineasta Justine Triet en el Festival de San Sebastián.
La cineasta Justine Triet en el Festival de San Sebastián. Pablo Gómez / Festival de San Sebastián

"Ahora mismo estamos en un momento de transición muy violento, lo que más se oye siempre es lo más virulento y cualquier matiz es muy complejo". La cineasta Justine Triet se refiere a la desigualdad, a los hábitos venenosos del patriarcado, al machismo dominante, y lo hace a propósito de su nueva película, Anatomía de una caída, flamante y merecidísima Palma de Oro en la reciente edición del Festival de Cannes. La película estuvo también presente en Perlak del Festival de San Sebastián.

"La mentalidad no evoluciona", añade y lo revela en la película, en la que, a través de un juicio disecciona la relación de pareja y expone cómo contamina a ésta la moral dirigida por el credo machista.

Protagonizada por una espléndida Sandra Hüller, Anatomía de una caída presenta a una mujer, escritora de éxito, que vive en una casa apartada en la montaña con su marido, un escritor frustrado; y su hijo, casi ciego después de un accidente. Un día el hombre aparece muerto a las puertas de la casa. Puede haber sido accidente, suicidio o asesinato.

La investigación termina en un juicio por lo último a la mujer. Y en ese proceso judicial, que ocupa la mayor parte de la acción de la película, Triet, que ha calculado hasta el milímetro cada elemento de la historia, subraya una idea esencial, la de cómo el lenguaje y el relato que se construye pueden apropiarse de la realidad.

Buenas y malas víctimas

Sandra, la protagonista, es creadora de ficciones, pero es una extranjera en Francia, y se la está juzgando en francés.

La protagonista Sandra Hüller y el actor Swann Arlaud.
La protagonista Sandra Hüller y el actor Swann Arlaud. Elástica Films

"El tribunal es el lugar de la ficción. Ahí se puede decir que la verdad se aparta para contar una historia que vaya a convencer. Por otro lado, ella es una escritora, manipula el lenguaje, manipula la verdad, la realidad, pero de pronto el poder que tiene la creadora puede volverse en su contra de una forma muy irónica, violenta e injusta, porque te das cuenta viendo la película de que hay una fiesta de cierto delirio en el espacio del tribunal", explica la directora.

"El idioma nos manipula porque domina el relato", dice Triet, quien muestra cómo la mujer a la que se juzga se convierte en un ser amenazante a medida que van surgiendo circunstancias en su vida que la presentan como una mujer independiente y libre.

"Cuando la mujer ya no es la buena víctima, sino una víctima demasiado fuerte, demasiado segura de sí misma y más moderna, entonces se convierte en amenaza e incluso en alguien sospechoso", continua Triet. "Me inspiró mucho la historia de Amanda Knox, la chica americana que fue juzgada en Italia. Una chica brillante, muy guapa, inteligente y sexualmente poderosa que se convirtió en una especie de monstruo. Cuanto más se empodera la mujer, porque es capaz de dominar el relato, más se vuelve todo contra ella".

La reinvención de la pareja

A Sandra se la juzga en esta historia por haberse dedicado con tesón a su profesión, por haber dejado en manos de su pareja muchos asuntos del hogar, por haber tenido relaciones sexuales fuera del matrimonio, incluso por haber entorpecido la carrera de su marido para tener éxito en la propia.

Nada de ello suena ajeno a la vida de millones de mujeres a lo largo de la historia, sin embargo, cuando se da la vuelta a la tortilla, el caos invade ese orden injusto que se ha establecido en el mundo.

"Son preguntas que me apasionan de reciprocidad de la pareja. Son cosas que me persiguen desde hace mucho tiempo. Tengo dos hijos y son cosas que me planteé de muy joven y ahora creo que la manera de vivir de mi padre y la de mi compañero es muy diferente. Mi padre nunca estaba en casa, siempre estaba en los bares con los amigos. Mi madre en la casa trabajaba y se ocupaba de los niños. Creo que la película efectivamente habla de la reinvención de la pareja", apostilla Triet.

Una de las escenas del juicio.
Una de las escenas del juicio. Elástica Films

"No se trata de castrar al hombre, yo adoro a los hombres, a mí me gustan mucho, pero estas son preguntas que son muy actuales. La mujer no está hecha naturalmente para ciertas cosas, para cuidar de una casa y de unos hijos, no es así. También creo que lo que plantea la película es que son dos creadores. Las mujeres no hablan, no piensan como han hecho siempre los hombres", dice la cineasta, que a continuación menciona el espacio negado a las mujeres a lo largo de la historia y la obra Una habitación propia, de Virginia Wolf.

La mirada de la mujer

Anatomía de una caída juega con el sonido -un trabajo espectacular- para crear un momento esencial de esta historia. En el tribunal se escucha el audio de una discusión de la pareja, en él se oye un golpe.

Las interpretaciones la apuntan a ella como agresora, pero son solo fabulaciones, nadie puede asegurar qué ocurrió realmente sin ver la escena. "Todos hemos vivido, quizá, alguna escena que nos traicionaría si no se viera completamente. Si me ves un día muy enfadada, no significa que yo realmente sea así todo el tiempo, pero esa es la crueldad de este mundo y lo apasionante de este mundo, en el que hay cosas muy violentas y agresivas".

Triet construye su propio relato para mostrar la realidad que a lo largo de los siglos han construido los hombres y, de paso, con esta gran película exige espacio para incorporar la mirada de la mujer en la creación.

"Somos más de la mitad de la humanidad, hay más mujeres que hombres, pero estamos con un retraso terrible. Intentamos llegar al mismo lugar y yo reivindico la mirada universal, no quiero hacer películas de mujeres, pero no hay aún igualdad. Espero que algún día estas cuestiones no se planteen. Estamos en el principio de una revolución donde por fin se empieza a ver forma diferente. Naturalmente, aún no se hace, así que vamos a crear cuotas, vamos a forzar un poco, porque la igualdad no llega sola", sentencia la cineasta.

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