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'Los delincuentes', la película que denuncia el espejismo de libertad que vende la ultraderecha

Un momento de la película con los trabajadores del banco.
Un momento de la película con los trabajadores del banco. — FILMIN

La libertad que predica Milei o la que vocea Isabel Ayuso no es, por supuesto, libertad. Pero la mentira, aunque sea una tan grande como ésta, no detiene a los tramposos y ahora la ultraderecha del mundo se está apropiando del término para 'venderse'. El cineasta Rodrigo Moreno denuncia ese espejismo que subastan los conservadores y liberales radicales como si fueran buhoneros de feria que reparten el elixir de la eterna juventud en Los delincuentes, una película extraordinaria que, sobre todo, contiene dentro mucho y muy buen cine.
Estrenada en el Festival de Cannes Un Certain Regard, con parada en San Sebastián y Chicago, donde ha ganado el Premio del Jurado, esta película genial ha sido la elegida para representar a Argentina en la carrera por el Oscar. Las tres horas de duración y su resistencia a recorrer los caminos trillados del cine comercial que hubieran desanimado a otras academias de cine aquí han jugado a su favor. Drama, humor, atraco a un banco, amor, cárcel, música y tardes ociosas en un lago de montaña, hay mucho en Los delincuentes, una historia que son muchas historias y que reivindica la lucha para romper las cadenas del esclavismo laboral y grita por la conquista de tiempo para vivir.

“Tres años y medio en la cárcel o 25 años más trabajando en el banco”

Un empleado de banco roba dinero de la caja fuerte y lanza este órdago a un compañero, si le guarda el botín, cuando salga de la cárcel, porque se va a entregar, repartirán y podrán tener una vida. Los delincuentes, planeada en los tiempos de la pandemia y estrenada en la nueva era oscura de Milei, habla al mundo de hoy con el sentido común de la humanidad y con la belleza del cine.

La idea de la libertad como conquista de tiempo para vivir, para vivir en libertad, ¿es el motor principal de la película?

Claro, sí, totalmente. Fue algo muy loco también porque cuando yo empecé a escribir la película, incluso cuando la empecé a filmar, estos grupos que ahora llegaron al poder en la Argentina y que espero que no lleguen nunca a España, no existían. Era un grupúsculo, algo que no tenía oportunidad alguna si quiera de alcanzar una banca en la Cámara de Diputados. Y yo ya tenía esta película con la idea de la libertad como centro, como motor de la acción dramática. La película toma la premisa de una película del año 49, Apenas un delincuente (Hugo Fregonese), que tiene un prólogo que habla de un tipo que trabaja y que todos los días tiene que recorrer su camino de su casa al trabajo y la rutina y la repetición y el yugo laboral. Y todo eso, que tiene un peso existencial brutal, yo lo tomé y además, que está relacionado con mis películas anteriores.

El director Rodrigo Moreno, en el Festival de San Sebastián
El director Rodrigo Moreno, en el Festival de San Sebastián. Pablo Gómez / Festival de San Sebastián

¿Y cómo habla ahora la película a la Argentina de Milei y al resto del mundo cuando la ultraderecha se apropia del término libertad?

En Argentina ese movimiento empezó a crecer y a crecer en pandemia y ha crecido al punto de ganar las elecciones y hoy están en el poder. Así que la película cobró una actualidad que yo no tenía pensada. Lo interesante es que es una especie de rectificación del término libertad, sí. La película entiende la libertad, no como la libertad de mercado, que es de lo que estos señores están hablando. Milei habla de los países reprimidos y los países libres. Y los países reprimidos son aquellos que limitan el mercado, cuyos Estados regulan más o menos el mercado frente a la liberación total.

No sé en qué país de verdad está pensando, porque hasta donde sé el Estado siempre existe, incluso o sobre todo en los Estados Unidos, que es de donde él toma ese modelo. ¿De qué cuernos se está hablando? Pues de la libertad de mercado que pueda disponer de los trabajadores a diestra y siniestra. Bueno, muchachos, no, la libertad no es eso. O sea, cuando ustedes dicen ¡viva la libertad! volvemos no sé a qué siglo. La película trata de entender desde ahí el concepto de libertad, que justamente tiene que ver con un ejercicio individual de la libertad, en el sentido de alguien que pueda romper la cadena de las dependencias de la idea del trabajo como centro de nuestra existencia.

La película está llena de sorpresas cinematográficas, cambios de género… todo menos cine convencional, ¿era consciente del riesgo de algo así en un mundo asfixiado por las plantillas de las series?

Sí, pero si yo no hacía una película libre, entraba en una contradicción muy fuerte entre el discurso y la forma. Yo sabía que la película tenía que gozar de libertad, casi como que me armé el cuentito para dar rienda suelta a mi delirio. También hay una cuestión que tiene que ver con el cine de hoy y con su lugar en relación a las series y a las plataformas.

Cada vez vemos más películas que se parecen a episodios de series

El cine está perdiendo un poco su esencia de cine. Cada vez vemos más películas que se parecen a episodios de series. Cuando empezaron las series de las plataformas, todos decían: "Oh, se parece a una película, qué bien hecha está". Bueno, ahora las películas se parecen a las series. Creo que el futuro del cine abreva en su profunda riqueza formal, estilística, que ha dado a lo largo de tantos años. Si los cineastas no nos abrazamos a eso, es probable que el cine siga ocupando cada vez más un lugar de menor trascendencia. Siento que el cine está cayendo y veo un poco a los productores en una fiebre de hacerse un lugar en las plataformas y están empujando al cine a ser cada vez peor.

Este mundo de capitalismo feudal en el que los trabajadores son esclavos ¿también se reproduce en la cultura y el cine en Argentina?

Todos mis amigos que trabajan en series están a las puteadas. Trabajan quince o dieciséis horas diarias al servicio de algo que odian, porque dicen que es como combinar el mundo de la publicidad con el de la televisión y con el del cine. Los amigos, la gente querida, mis colegas que trabajan en eso nunca están contentos, no conozco a uno que esté contento. Y el cine no está exento de eso tampoco. Y el riesgo ahí es que la gente ya no tiene tanto compromiso y se empieza a perder cierta orfebrería, cierta idea más artesanal del trabajo, que el cine, además, lo precisa.

Y ahora con el gobierno de Javier Milei, ¿qué va a pasar con el cine y la cultura?

Lo que anunció el presidente electo…

¿No dice su nombre porque le da grima?

Me gusta decirlo así para entender y para asumirlo también. Este tipo se la pasó diciendo que iba con su motosierra a hacer desaparecer el INCA (Instituto de Cine Argentino). Ya anunció que no habrá Ministerio de Cultura. No sé qué va a ser de las bibliotecas, de los museos… Estamos hablando de un país cuya cultura es riquísima, que exporta cultura, es uno de sus valores. No sé qué va a pasar con todo eso. No sé cómo vamos a hacer a partir de ahora. Yo tengo la suerte que, de repente, soy un director con cierta visibilidad y entonces tal vez eso me permita que pueda hacer la próxima película, pero la que viene después, ya no sé. El futuro es muy incierto.

Y a pesar de todo, hay mucho humor en su película…

El sentido del humor es bueno no solo para sobrevivir a la rabia, sino para sobrevivir a todo, al amor también. Siento que la risa es una prueba directa de vitalidad. Si nos reímos, estamos vivos. El llanto es básicamente algo solitario, pero difícilmente uno ríe en soledad, uno ríe con otros, ríe a través de otros. En la risa hay una comunión con el otro. La risa tiene que ver con la idea de una vida en comunidad.

La cárcel, presente en una parte de la historia.
La cárcel, presente en una parte de la historia. Filmin

En la película, todos los trabajadores del banco son sospechosos, ¿cree que hay todavía esperanza de salvarse de estas tendencias?

Claro que sí, es algo que yo pienso, creo que si no pensara que otro mundo es posible, que las cosas pueden ser modificadas y que ese cambio depende de uno, me tendría que encerrar en mi casa y dedicarme a esperar que la vida se termine lo más pronto posible. Yo trato de transmitir eso desde mi lugar, que es el del cineasta, ahí está mi aporte.

¿Todos los cambios y giros que hay en la película han sido muy premeditados para buscar ciertas emociones o reacciones?

En esta película no partí de una clarividencia, al revés, fue desde el desconocimiento y la incertidumbre, que me animé a hacer cosas que tal vez podían funcionar o no. Fui encontrando la película y a mí me liberó un poco como cineasta, me liberó del peso de tener que acertar. Y, bueno, dentro de todo, le está yendo bastante bien y eso es algo que no esperaba para nada, la verdad. Me parece que a pesar de todo esas licencias que la película tiene, hay un trabajo para mantener cierta expectativa, y entonces el espectador se deja atrapar.

¿Los cambios de la película quieren reflejar la vida que tenemos y la que podríamos tener?

Totalmente como lo decís, aunque más que la vida que podríamos tener, la vida que otros personajes ya tienen. Ocurrió al pensar cómo antepongo al tiempo productivo de un trabajo con un horario fijo, donde uno tiene que fichar, donde uno hace el mismo trabajo cada día y una narración funcional que gira alrededor de la investigación de un atraco a una narración disfuncional y un tiempo improductivo. Desde ahí es desde donde yo armé esa segunda parte de la película.

La crítica y los académicos han acogido muy bien la película, ¿cómo es la reacción del público?

Lo de la Academia Argentina y los Oscar es un gran malentendido al que le estoy sacando provecho, porque ahora estoy viajando seguido a EEUU y presento la película allí y hago cosas que jamás hubiese imaginado en mi vida, yo soy docente en la Universidad. Es un absurdo y lo vivo con gracia y con perplejidad. Respecto al público, tengo la fortuna de que la película recibe el aplauso, la alegría y el agradecimiento. Además, a través de las redes, hablo con la gente de diferentes países, no solo de Argentina. Hay muchísima gente que me escribe a diario. Es muy lindo, porque además esta es una película de una duración extrema para el mercado, no tengo ningún actor conocido, no está ahí Darín para empujar al espectador.

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