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Javier Krahe: "Desde Felipe González la política ha ido de mal en peor"

El cantautor, que ya ha dejado atrás el juicio por cocinar un crucifijo, del que fue absuelto, presenta nuevo disco, 'Las diez de últimas'

YERAY CALVO

Javier Krahe está de vuelta y pese haber tenido que soportar en los últimos meses la pesada cruz de la Iglesia, que le ha perseguido judicialmente por cocinar un crucifijo, ha salido fortalecido y absuelto de la causa. 'Hubo muchas coincidencias porque la peliculita tenía ya 30 años. Tenía que haber prescrito, y además hubo un momento en el que no había ni acusador, los que habían firmado la denuncia se habían retirado y no se sabía quién acusaba', explica el cantautor.

Vuelve con disco nuevo, ‘Las diez de últimas', una expresión que se utiliza en el tute y que ha sido seleccionada por el autor por su carácter ambiguo, reservándose la posibilidad de que sean las últimas que graba. O no. El trabajo viene acompañado del libro ‘El derecho a la pereza', escrito por Paul Lafargue, yerno de Karl Marx, que defiende que el trabajo del asalariado te quita el tiempo necesario para vivir, contemplar el mundo y disfrutar de cada momento.'La gente llega un momento en el que sólo trabaja y cuando llega a casa está tan cansada que pone la tele. Como plan de vida no es nada envidiable', asegura Krahe, que se suma a la propuesta de Lafargue de establecer horarios de trabajo de tres horas diarias, las suficientes para mantener una estructura productiva y un equilibrio con la felicidad del individuo dentro de una sociedad.

¿Qué podemos encontrar en el disco?

Son canciones bastante sentimentales. Eso ya ocurría en mis discos anteriores porque lo que yo escribo suele ser bastante sentimental. Suelen ser sentimientos de un hombre hacia una mujer los que yo pongo en el papel. En este sentido el disco ofrece más de lo mismo, procurando encontrar alguna forma nueva en alguna canción, por ejemplo en ‘Puzzle'. Pero las otras las podía haber hecho hace tres años.


Yo quiero cambiar y lo intento pero luego al final siempre acabo haciendo más de lo mismo -risas-.

El disco viene con el libro ‘El derecho a la pereza', de Paul Lafargue. ¿Las canciones también defienden eso?

La conexión mía con el libro es grande porque yo reivindico lo mismo que Paul Lafargue y las canciones son producto mío y de esa pereza. Porque la pereza que defiende Lafargue no es exactamente ‘me pongo aquí y no hago nada', que la incluye, sino de enriquecerse espiritualmente o culturalmente disfrutando del arte, la vida sentimental... todas esas cosas que el trabajo ahoga, entendiendo trabajo como el típico empleo de asalariado que no te interesa y lo haces para mantenerte.

Decir esto ahora mismo puede parecer hasta una provocación porque en tiempo de crisis a los políticos y los empresarios se les ha llenado la boca de decir que hay que salir de la crisis trabajando más, algunos incluso abogando por hacerlo por menos salario.

Pero mira quién lo decía, el Díaz Ferrán, yo no quiero ser Díaz Ferrán y no quiero que surjan ‘Díaz Ferranes' por ahí. Son todos unos sinvergüenzas. ¿No será que andan equivocados? Dice 'que trabajen mucho, que se jubilen a los 70, trabajar 10 horas diarias' y cosas así. Ellos se enriquecen materialmente, pero con el esfuerzo de otros.

¿Dijiste recientemente que había un momento en el que disfrutabas de la política?

Ahora vivimos una decadencia absoluta. Mira que me parecía mal Felipe González, pero ha ido de mal en peor -risas-. 'Yo no quiero ser Díaz Ferrán y no quiero que surjan ‘Díaz Ferranes''

¿Hay algún político ahora mismo en el cual confíes?

Se me hace muy complicado decir un nombre. Además los diputados votan lo que les indica la cúpula del partido. Los pongo a todos en el mismo rasero. Son cómplices de sus partidos. Y sus partidos no son ni honrados, ni nada.

Por cierto, ¿menuda se montó con lo del crucifijo?

Este proceso ha sido un disparate. Que honestamente la justicia, que necesita sus presupuestos, se moleste en eso... y menos mal que me absolvieron porque si me llegan a condenar -risas-... 'El proceso por el crucifijo ha sido un disparate'

¿Llegaste a estar preocupado por si te acaban condenando?

Yo confiaba todo el tiempo excepto la semana anterior al juicio. Digo, 'mira que si me toca un juez atravesado'... De todos modos son mucho más ecuánimes que la Iglesia por ejemplo. Aunque el juez de instrucción obedecía consignas eclesiásticas, porque si no ni instruye el caso. 'El juez de instrucción obedecía consignas eclesiásticas'

Eres pagano practicante...

El paganismo es más divertido que la religión católica. Además, una doctrina que te dan de fuera es algo elaborado por otro que no tengo que aceptar, con esos corsés el rechazo es absoluto.

¿El sentido del humor, también, del que haces buen uso, parece estar en decadencia en estos tiempos de crisis?

Siempre viene bien, cuando no había crisis también venía muy bien porque también había cosas insoportables. El humor lo entiendo como defensa.

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