No sabemos lo que comemos, eso es un hecho. Desde que se destapó el escándalo de la carne de caballo en alimentos etiquetados como vacuno en Inglaterra , los hallazgos de ADN de equino en diferentes productos frescos y precocinados se han extendido en apenas dos semanas hasta Suecia, salpicando a conocidas marcas multinacionales, lo que eleva el riesgo de comer caballo sin saberlo hasta límites insospechados. Toda Europa está repleta de caballo en sus alimentos. De momento, el fraude ha sido localizado en cinco marcas, de las que algunas compartían distribuidor
El escándalo ha llevado a la UE a trazar un plan pactado por los 27 para realizar test con los que rastrear en todos los países de la unión rastros de ADN de caballo en los alimentos transformados y comercializados como vacuno. También deben realizar pruebas para detectar la eventual presencia de un analgésico de uso animal llamado fenilbutazona, que fue descubierto en carne servida en comedores escolares británicos.
A continuación, un lista de las marcas en las que la autoridades han localizado trazas equinas hasta el momento:
La Cocinera: ha sido la última marca en sumarse al escándalo alimenticio en España. El Ministerio de Agricultura confirmó que se encontraron trazas con ADN de caballo en sus canelones. Su distribuidor era Servocar, con sede en Toledo.
Butoni: La marca de Nestlé incluía equino en raviolis y tortelinis rellenos de carne que se vendían en Italia y España. También se encontró en el producto congelado Lasagnes à la Bolognaise Gourmandes, para negocios de catering producido en Francia.
Eroski y Alipende: Estas cadenas de supermercados vendían hamburguesas que fueron retiradas de los supermercados después de que la OCU (Organización de Consumidores y Usuarios) denunciara la presencia de trazas de caballo en ellas.
IKEA: Autoridades checas han descubierto ADN equino en las albóndigas que el gigante del mueble fabrica en Suecia y comercializa, al menos, en República Checa. En España se pueden comprar a razón de menos de cinco euros el kilo.
Findus: La distribuidora francesa Comigel, que también suministra desde 2011 lasañas de supuesto vacuno a Findus, vendía sus productos congelados en una quincena de países. Las autoridades las descubrieron en Irlanda y Gran Bretaña suponiendo un especial peligro para la salud, al contener fenilbutazona, un analgésico para animales. La carne se servía también en algunos comedores escolares. En España están libres de vacuno, como aseguran en un comunicado oficial.
Kebabs y embutidos: en Austria se han detectado nuevos casos de carne de caballo no declarada tanto en productos congelados como en chacinas y en puestos de venta callejeros de kebab.
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