'Nos estamos financiando a un coste demasiado alto y muchas instituciones españolas no tienen acceso a la financiación. El precio del crédito para España es demasiado alto ahora mismo y creo que la Unión Europea tiene que ser consciente de esto y que se tendrán que tomar decisiones'. Mariano Rajoy, presidente del Gobierno español, llega a la cumbre del Consejo Europeo de la Unión Europea (UE) en Bruselas con un objetivo claro: que la UE auxilie a España.
Acosada por la crisis de deuda y por el agujero de su sistema financiero, España es el campo de batalla de la guerra que libra el euro por sobrevivir. Conscientes de que la crisis española puede arrastrar a Europa al desastre, todos los líderes europeos se afanan en declarar que la cita de Bruselas saldrán soluciones para España e Italia capaces de aplacar la voracidad de los mercados.
Todos los mensajes en las horas previas de la cumbre van en la misma dirección. Olli Rehn, vicepresidente económico de la Comisión Europea (CE), confia en que la cumbre tomará decisiones para estabilizar 'a corto plazo' los mercados y reducir, por tanto, el coste de la financiación de países como España e Italia.
'Vengo para dar soluciones muy rápidas para apoyar a los países que tienen más dificultades en los mercados, incluso si ya han hecho esfuerzos considerables para encauzar sus cuentas públicas', decía el presidente francés, François Hollande, a su llegada a la cumbre, en un intento por transmitir confianza.
En lo que no coinciden los dirigentes europeos es en cómo hacerlo. Algunos apuestan por que los dos fondos europeos - el FEEF y el MEDE, que entra en vigor en julio- compren directamente títulos de deuda de los países en problemas. Esa idea gusta en la Comisión Europea. 'Tenemos que mirar los instrumentos existentes y tanto el FEEF como el MEDE, una vez que esté activo, tienen la capacidad de comprar bonos en el mercado primario. Ese es el área en el que tiene sentido operar', apuntó un alto funcionario de la UE a la agencia. Otra opción es que el BCE intervenga directamente.
Las posiciones sobre cómo abordar la crisis de la deuda están muy alejadas
Italia y España tendrían que pedir entonces asistencia, algo que no quieren hacer, y estarían sujetas a condiciones de política fiscal y supervisión internacional. Pero es posible que no se les requieran más medidas de austeridad y reformas estructurales de las que ya han emprendido, dijeron esas mismas fuentes, aunque no parece probable.
Pero Alemania surge como obstáculo. Los países más ricos -Finlandia, Holanda y Suecia- se alinean junto a Angela Merkel, contraria a mutualizar (compartir en lenguaje de la calle) la deuda pública europea. Ella prefiere hablar de una unión fiscal y bancaria, pero a la que sólo se llegaría a través del duro ajuste fiscal y de la reducción del déficit público.
El primer ministro finlandés, Jyrki Katainen, aseguró que se discutirá cómo intervenir para rebajar la presión de los mercados sobre los bonos de España e Italia. 'Lo discutiremos, pero es muy difícil encontrar milagros, porque tenemos unas reglas y tenemos que seguirlas', señaló Katainen. El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, pidió claridad a España sobre sus necesidades de financiación.
El primer ministro holandés, Marc Rutte, líder de una de las naciones acreedoras del norte de Europa que siguen una línea más dura, dijo que la zona euro podría usar sus herramientas existentes para resolver el problema del mercado. 'No estamos listos para hablar de nuevos instrumentos. Ya hay instrumentos existentes', dijo refiriéndose a los fondos y a las condiciones que ello implica.
Rutte rechazó la demanda de la canciller alemana Angela Merkel, de transferir más soberanía sobre los presupuestos nacionales y las políticas económicas a las instituciones de la UE. Las posiciones son tan distantes, que incluso antes del inicio del encuentro del jueves, fuentes de la UE decían que existe la perspectiva de celebrar otra cumbre en julio para tratar de zanjar las diferencias.
Merkel prefiere eludir la cuestión de la deuda y prefiere centrarse en los estímulos a la economía. Pero visto que la austeridad no está dando buenos resultados, la canciller alemana ha cambido el paso en las últimas semanas.
La canciller confía en que la cumbre de Bruselas cierre un pacto por el crecimiento y el empleo. 'Yo voy a trabajar para ello', aseguró. El pacto para el crecimiento y el empleo, tal y como está en borradores de la cumbre, se apoyará en el mercado único, digital y energético y en un plan de financiación, probablemente de 130.000 millones de euros como han propuesto España, Francia, Alemania e Italia.
De momento los mercados esperan expectantes los resultados de la cumbre de la UE. El Ibex-35 cedió este jueves un 0,82% en una sesión mu volátil que ha estado marcada por el inicio de la cumbre. Con la prima de riesgo en 542 puntos básicos, aunque llegó a superar los 550, y el rendimiento del bono nacional a diez años cercano al crítico nivel del 7 %, si bien por la mañana también tocó el 7% la tregua ofrecida por los mercados no parece muy sólida.
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