Una victoria con sabor agridulce y sensaciones encontradas. Los socialistas saborearon anoche la miel del triunfo, con más escaños que en 2004 pero sin lograr abrir la brecha con el PP, y la hiel de quedar no sólo lejos de la mayoría absoluta sino con un partido conservador que crece tanto o más que el propio PSOE. Nunca fue esa mayoría el objetivo oficial –fijado en el listón de los 170 escaños, que se roza–, pero sí la meta inconfesada, a pesar de la dificultad objetiva del sistema electoral para alcanzarla.
Por eso, aunque el sabor dulce era más intenso que el amargo, no se ocultaba la preocupación ante el escenario de que el PP se considere avalado para mantener y endurecer la estrategia de acoso y derribo al Gobierno. “Han demostrado que tienen una gran capacidad de resistencia y, aunque el nuestro es un gran triunfo con la oposición brutal que han hecho, van a tener la tentación de seguir en lo mismo…”, confesaba a Público, con inquietud, un cualificado dirigente.
Por eso, el número dos del PSOE y coordinador de la campaña, José Blanco, se adelantó con los resultados provisionales de las diez de la noche a subrayar que los españoles expresaron ayer su “rechazo a la estrategia de la crispación y de la deslealtad”.
Esta idea fue también destacada por José Luis Rodríguez Zapatero cuando compareció ante sus seguidores al filo de las once de la noche: “Los españoles han hablado con claridad y han decidido abrir una nueva etapa sin crispación, que excluya la confrontación y busque el acuerdo en los asuntos de Estado”.
La cara positiva es, según comentó el vicepresidente económico, Pedro Solbes, que “el resultado nos da más fuerza y margen de maniobra para tejer acuerdos” en el Parlamento. Zapatero, en su comparecencia, evitó toda referencia a posibles alianzas y se limitó a expresar su voluntad de “gobernar con mano firme y con la mano tendida”.
Los simpatizantes del PSOE, que habían tomado la calle Ferraz, donde está su sede, desde una hora antes del cierre de los colegios electorales, jalearon con entusiasmo a Zapatero, sin dejarle hablar durante varios minutos, hasta que José Blanco tomó el micrófono: “Por favor, dejad hablar al presidente y luego lo celebramos”.
Recuerdo a las víctimas
Zapatero calificó de “victoria clara” la obtenida por el PSOE, pero sus primeras palabras fueron para recordar a las víctimas de ETA: “Isaías debía estar hoy viviendo este momento junto a su familia. También Carlos Alonso Palate, Diego Estacio (las víctimas del atentado de la T-4), Raúl Centeno y Fernando Trapero (los dos guardias civiles asesinados en Capbreton), igual que sentimos a las demás víctimas del terrorismo. Ellos viven en nuestra memoria”.
Declaración de prioridades
Tras este recordatorio, el líder socialista prometió que “gobernaré para todos, pero pensando antes que nadie en los que no tienen de todo”; “gobernaré este nuevo tiempo profundizando en las cosas que hemos hecho bien y corrigiendo los errores, con diálogo social y político, y no ahorraré esfuerzos para lograr siempre el apoyo social y político más amplio que sea posible y para asegurar la colaboración entre todas las administraciones”.
En su declaración, marcó también las prioridades para la legislatura: “Gobernaré para hacer realidad las aspiraciones de las mujeres, para que se cumplan las esperanzas de los jóvenes, para que los mayores encuentren el apoyo y la asistencia que se han ganado a lo largo de toda una vida. Gobernaré para asegurar que España mantiene su compromiso con Europa, con la paz y con la cooperación al desarrollo. Defenderé con energía los valores constitucionales, los de la convivencia. Hoy más que nunca, creo en una España unida y diversa, que vive en libertad y convive con tolerancia”.
Sus últimas palabras fueron para, recreando su discurso electoral, subrayar que “juntos podemos alcanzar un futuro tan alto como nuestra voluntad y tan fecundo como nuestra ambición”, un camino que –dijo– “quiero recorrer al frente de todos y en compañía de todos”. Sus partidarios le interrumpieron en varias ocasiones con gritos como: “¡No estás solo!”, “¡La niña de Rajoy es socialista!” o “¡Rajoy, dimite hoy!”.
Zapatero, que compareció dos veces, primero rodeado por su esposa y miembros de la dirección, y después de artistas que integraron su plataforma de apoyo, reveló que acaba de recibir la felicitación del presidente del PP: “Quiero agradecérsela públicamente y expresarle mi respeto”.
Cautela y prudencia
Cautela y prudencia fueron la consigna de la dirección durante toda la jornada. A las siete de la tarde, un destacado dirigente del entorno más próximo al presidente adelantaba a Público que “tendremos una mayoría amplia y cómoda, pero no mayoría absoluta”.
Cinco minutos después del cierre de los colegios electorales, comparecía el coordinador de la campaña, José Blanco, que se aplicaba la consigna. “Todos los sondeos que se han dado a conocer coinciden en apuntar a una victoria del PSOE, que sería el primer partido en número de votos y en número de escaños”, dijo.
Para un pronunciamiento más concreto, Blanco se remitía a las 21,30 horas, cuando dispusiera de sus propios datos y el escrutinio estuviera avanzado. En esta primera comparecencia, destacó que en la jornada de ayer “la primera ganadora ha sido la democracia”, por la alta participación.
A las nueve de la noche desde la dirección socialista se descartaba ya oficialmente la mayoría absoluta. “Según nuestros datos, no llegamos”, comentó un portavoz. El retraso en la comparecencia de Blanco, que se demoró veinticinco minutos sobre la hora anunciada, confirmaba esa previsión.
Cinco minutos antes de las diez de la noche daba por sentada una victoria “con claridad” del PSOE, con una horquilla de entre 168 y 171 escaños, dato que fue jaleado con gritos de euforia por los seguidores socialistas que colapsaron la calle Ferraz. Blanco calificó este resultado de “gran victoria” y destacó que con la ampliación de su mayoría, “Zapatero estará en mejores condiciones para gobernar e iniciar un nuevo periodo de cambio y progreso”. “Hoy sabemos que el cambio ha valido la pena y que continuará durante los próximos cuatro años. Lograremos que la España de 2012 sea mejor que la de 2008”.
José Luis Rodríguez Zapatero, sonriente, se despidió de los suyos agradeciendo su apoyo: “Hace cuatro años me dijisteis, aquí mismo, que no os fallara. No le he olvidado un solo día y me he esforzado por estar a la altura de vuestra exigencia”. Y, como broche final: “¡Buena suerte!”.
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