Síndrome del gato paracaidista: cómo evitar caídas desde grandes alturas

Admiramos a los gatos por su elegancia y sentido del equilibrio, son capaces de subirse a nuestro armario más alto y bajar de un salto sin despeinarse. Y nos preguntamos, ¿cómo han sido capaces de subir hasta ahí? Pero una cosa es un armario y otra el balcón de un cuarto piso: la caída puede ser fatal incluso para un animal tan ágil como el gato.

A continuación, te contamos todo lo que debes saber sobre el síndrome del gato paracaidista, uno de los mayores riesgos que viven los gatos domésticos: porque ya sabes, los gatos no tienen siete vidas, sino una.

El gato paracaidista: la curiosidad mató al gato

Gatos en una ventana
Gatos en una ventana

Todos los que hemos tenido un gato en casa sabemos lo que disfrutan de las vistas desde nuestras ventanas: pueden estar horas y horas mirando la vida pasar tras el cristal. Es como la televisión (o la tablet) gatuna. De hecho, no hace tanto, los humanos también pasábamos largos ratos mirando por la ventana, ¿no?

Para un gato doméstico, ver el movimiento en la calle, además de oler y escuchar los sonidos urbanos, es adictivo, una distracción para sus sentidos que, en el interior de una casa, por muy gatuna que sea, no va a ser igual de estimulante: el mundo exterior es su “verdadera” casa y siempre sentirán curiosidad por lo que se están “perdiendo”.

Pero, ¿qué pasa cuando los gatos tienen a su disposición balcones o terrazas sin protección? Pues que siempre existe un riesgo de caída y/o extravío. Da igual que confíes mucho en tu gato, que percibas que no hay riesgo porque “nunca pasa nada”.

No se trata de exceso de precaución. Solo tienes que preguntar a cualquier veterinario sobre una de las causas más habituales de lesiones graves o fallecimiento de un gato doméstico: las caídas desde grandes alturas, desde ventanas, balcones o terrazas sin adecuada protección.

Y es que el gato, lógicamente, no quiere hacerse daño ni caer. Y aunque tiene un extraordinario sentido del equilibrio y sabe muy bien “caer de pie”, cualquier descuido (un ruido fuerte, un pájaro, un insecto, un resbalón) puede hacer que el gato caiga. Y dependiendo de la altura, no podrá protegerse con su legendaria agilidad.

¿Qué le puede pasar a un gato que cae desde gran altura?

Un gato en una ventana - Fuente: Unsplash
Un gato en una ventana – Fuente: Unsplash

Como le puede suceder a un ser humano, la altura y la “suerte” influyen en las consecuencias de una caída. No es lo mismo un segundo que un quinto. También influye lo que haya debajo del balcón: césped, árboles, coches, el propio pavimento de la calle, etc.

Y, por supuesto, la forma de impactar en el suelo. Si el gato logra apoyar las patas y la altura no es excesiva, tal vez las lesiones sean menores. Si cae de “mala manera” a gran altura, pocas posibilidades hay de que se pueda recuperar.

En este sentido, lo más habitual son las fracturas de extremidades, costillas o mandíbula, incluyendo fuertes golpes o traumatismos faciales y orales con fracturas dentales o maxilofaciales.

En casos más graves, pueden darse traumas torácicos, lesiones abdominales que incluyan lesiones graves en órganos internos como el bazo o el hígado. Y también, por desgracia, lesiones espinales o cerebrales que supongan daños muy graves o fatales para el animal.

¿Cómo actuar ante la caída de tu gato?

Un gato en una operación - Fuente: Pixabay
Un gato en una operación – Fuente: Pixabay

Lo primero, encontrar al animal, ya que puede haber caído sin consecuencias y haberse asustado por encontrarse en un lugar desconocido para él. Pese a su sentido de la orientación, si no está acostumbrado a estar en la calle, tenderá a ocultarse. Búscalo con paciencia.

Si efectivamente se ha hecho daño, no entres en pánico, e intenta moverlo lo menos posible, tratando de inmovilizarlo. Ya sabes que el movimiento tras un accidente puede ser fatal. Por lo tanto, si no sabes qué hacer o tienes miedo, llama a un veterinario y sigue sus consejos, o bien espera que acuda al lugar para atender al animal.

Lo primero que hará será estabilizarlo para asegurarse de que respira, inmovilizarlo para evitar agravar sus lesiones y hacer una rápida evaluación de las mismas de cara a avanzar un diagnóstico inicial.

Una vez en la clínica, comienza un proceso similar al que viven los humanos en los hospitales tras un accidente: pruebas y más pruebas hasta que se conozcan con claridad las lesiones del animal: radiografías, ecografías, tomografías, análisis de sangre, etc.

Finalmente, dependiendo de la gravedad de las lesiones del animal, es probable que sean necesarias las cirugías, incluso de urgencia si la vida del animal corre peligro.

¿Cómo evitar las caídas de gatos a gran altura?

Gato con plantas junto a la ventana
Gato junto a ventana/Foto: Pixabay

Si no quieres pasar por todo lo descrito anteriormente, toma una serie de precauciones que suelen ser bastante sencillas y que pasan por proteger ventanas, balcones y terrazas.

  • Redes anticaídas. En el mercado existen diferentes productos adaptados a cualquier balcón para cerrar los mismos evitando las caídas, pero permitiendo que el gato pueda seguir disfrutando de las vistas… sin riesgo.
  • Mosquiteras. Para espacios más pequeños también se pueden usar las clásicas mosquiteras que impiden que el gato pueda salir por el hueco de la ventana.
  • Protectores de ventana. Existen productos específicos para las aperturas de las ventanas, de forma que los gatos se pueda asomar y “oler” el mundo sin peligro de caídas.
  • Esterilizar al gato. Si tu gato no está esterilizado, por causas hormonales, sentirá más interés por lo que suceda más allá de tu casa.
  • Más juegos en casa. Para estimular adecuadamente a tu gato y que no pase la vida en la barandilla del balcón, proponle juegos físicos que pongan a prueba sus habilidades.
  • Pasea a tu gato. Aunque no exento de riesgos, es una opción para que tu gato se “quite el gusanillo” de la calle.
  • Ojo con los descuidos. Si abres una ventana para ventilar, cierra la puerta. Si no quieres que pase al balcón, ciérralo. Ten presente, que el gato siempre, siempre, sentirá curiosidad por cualquier “novedad” que haya en casa, que es su territorio.


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