Seguro que recuerdas a Copito de Nieve o Floquet de Neu, aquel gorila blanco que permaneció durante años en el zoológico de Barcelona llegando a ser portada en una edición de National Geographic.
Pues bien, aquel gorila de blanco pelaje no es un caso tan aislado. Existe constancia de albinismo en casi todas las especies de vertebrados en la tierra, un trastorno genético causado por la mutación de diferentes genes que produce una ausencia total o parcial de melanina.
¿Qué es el albinismo y por qué se produce?
En los individuos no albinos, el melanocito —una célula que migra hacia la epidermis y el folículo piloso— transforma el aminoácido tirosina en la sustancia conocida como melanina que se distribuye por el cuerpo dando color y protección al iris del ojo, al cabello y a la piel. Cuando el cuerpo es incapaz de producir esta sustancia o distribuirla se produce la hipopigmentación, el conocido como albinismo.
Tradicionalmente se han diferenciado dos tipos de albinismo, el ocular (OA) y el oculocutáneo (OCA). Técnicamente, el OCA1A es el trastorno autosómico recesivo —hereditario por combinación de los dos padres portadores del gen recesivo— más grave caracterizado por una falta total de producción de melanina a lo largo de toda la vida, mientras que las formas más leves muestran cierta acumulación de pigmento con el tiempo.
Así mismo, también cabe citar el leucismo, una particularidad genética producto de un gen recesivo que da un color blanco a la piel, el pelaje o las plumas de un animal pero, que, a diferencia del albinismo, no afecta a los ojos que mantienen un color normal.
Aunque lógicamente estamos más acostumbrados a percibir el albinismo en humanos, es un hecho que este trastorno hereditario por falta total o parcial de melanina afecta a casi todas las especies de vertebrados en la tierra tal y como señala la tesis Albinismo en vertebrados salvajes, presentado por la investigadora Hayley McCardle, licenciada en Ciencias de la Fauna Silvestre por la Universidad de Texas A&M, máster en Ecología de la Fauna Silvestre por la Universidad Estatal de Texas, gerente en el cuidado de animales en un centro de rehabilitación de fauna silvestre y técnica veterinaria.
En este estudio presentado en la propia Universidad Estatal de Texas en 2012 y publicado por Lambert Academic Publishing en 2013, McCardle analizó la literatura sobre vertebrados albinos desde que comienza a estudiarse en el siglo XVIII, reportando 572 especies en 51 órdenes.
¿Cómo afecta el albinismo a los animales?
La hipopogmentación es un trastorno que se aprecie a simple vista ya sea en los ojos y/o en la piel que aparece blanca, rosada o grisácea. Esto repercute en diferentes aspectos de la vida del animal. En el caso del albinismo ocular, este trastorno puede suponer dificultades de visión para el individuo.
En particular, el albinismo puede provocar una falta de desarrollo de la fóvea —el área de la retina de la que depende la agudeza visual— teniendo una conexión anormal entre el nervio óptico y el cerebro. Esto supone problemas de enfoque, percepción de profundidad y seguimiento.
Además, pueden desarrollar una mayor sensibilidad a las luces brillantes y a los resplandores, una intolerancia conocida como fotofobia. Y debido a estas alteraciones oculares también son más susceptibles de desarrollar glaucoma e infecciones.
Teniendo en cuenta la importancia evidente que tiene el sentido de la vista para el desarrollo y supervivencia de los animales, el albinismo ocular puede ser una merma para estos individuos que tendrán dificultades para moverse con suficiencia en su entorno natural.
Si hablamos del albinismo completo u oculocutáneo, tenemos, por lo general, mayores dificultades de desarrollo y supervivencia. Por ejemplo, los animales que usen su piel y/o pelaje como camuflaje verán limitado este recurso con lo que suelen ser presas más fáciles al ser más rápidamente distinguibles por sus depredadores.
No obstante, no en todos los casos sucede así, tal y como indica el estudio anteriormente citado: “Algunos científicos y rehabilitadoras de rapaces tienden a creer que las rapaces no suelen responder a las presas albinas en comparación con las presas pigmentadas. Por el contrario, otros científicos creen que las rapaces atacarán a presas de colores extraños si se presenta la oportunidad”.
En este sentido, puede darse el caso de que el depredador no detecte a su presa si tiene un color “extraño” ya que está preparada genéticamente para cazar a un determinado animal con unas características determinadas.
McCardle concluyó que los albinos parciales estudiados tendían a prosperar mejor y eran liberados con mayor frecuencia en la naturaleza que los albinos completos. Por lo tanto, por regla general, el animal albino estará más desprotegido desde el punto de vista de su camuflaje.
En este sentido, no hay que olvidar la presión de la caza furtiva por parte de humanos. Los animales considerados raros pueden tener mayor valor, por lo que puede ser objeto de persecución. Hay que recordar que el propio Copito de Nieve fue vendido a un conservador vinculado al Zoológico de Barcelona por 15.000 pesetas. Probablemente no hubiera alcanzado ese precio de tener una pigmentación normal. O no hubiera sido cazado, sino sacrificado, como sucedió con el resto de la manada de aquel gorila.
Otro aspecto relevante es la reproducción. En el caso de las aves, por ejemplo, es más probable que tengan dificultad para encontrar pareja. No hay que olvidar que, como el caso de los pavos reales, utilizan el color de su pelaje para seducir.
Por último, cabe citar los problemas en la piel que pueden desarrollar los animales albinos. Al carecer de melanina —que, no olvidemos, es un pigmento que protege la piel—, los rayos del sol inciden de forma más directa en los núcleos de las células por lo que puede suponer un mayor riesgo de desarrollar melanoma. De hecho, el propio gorila albino de Barcelona murió de cáncer de piel.