Ornitorrinco: siete curiosidades que no sabías de este curioso animal

Imaginaos la escena. George Kearsley Shaw, responsable de historia natural del Museo Británico, recibe en 1799 la piel y el dibujo de una criatura australiana que le resulta too exotic… Parecía uno de esos animales legendarios formados por la unión de partes de otros animales, como el grifo o el basilisco.

Pero había algo “diferente” en aquel animal: no era nada amenazante como buena parte de los animales mitológicos, sino al contrario, tenía un aspecto divertido, y, sobre todo, de ser efectivamente una falsificación estaba extraordinariamente bien hecha.

Hay que tener en cuenta que por aquel entonces todavía estaban de moda los cuartos de maravillas por lo que el mercado de las falsificaciones de animales exóticos era real. Ya sabéis, no existía Google, YouTube ni Ryanair y conocer mundo (y sus “exotismos”) no era tan sencillo como ahora. Pero ya había fake news… y fake animals.

Ornitorrinco

Finalmente, y tras un concienzudo análisis, Shaw concluyó que aquel extraño ser procedente de Australia era “real”, denominándolo Platypus anatinus, “pato de patas planas”, no sin excusarse de sus dudas iniciales con un elocuente: “era imposible no mostrar dudas sobre su autenticidad”.

Y es que, más de 200 años después de que George Shaw se las viera con uno de los primeros ejemplares en suelo europeo, el ornitorrinco sigue despertando interés entre los científicos por sus curiosidades, algunas aún en estudio.

Es biofluorescente

Escultura luminosa de ornitorrinco en Australia - Depositphotos
Escultura luminosa de ornitorrinco en Australia – Depositphotos

Un estudio aparecido en 2020 en la revista Mammalia analizó uno de los rasgos más sorprendentes y menos estudiado del ornitorrinco: su biofluorescencia. Solo algunos peces, reptiles y anfibios tienen esta característica que suele servir de mecanismo para la atracción de presas, pero también para la comunicación.

Según los investigadores, su estudio supone el primer informe de biofluorescencia en un mamífero monotrema dando lugar a la siguiente pegunta: “¿es la biofluorescencia un rasgo ancestral de los mamíferos?”.

Electrolocaliza a sus presas

Como hace el tiburón, el ornitorrinco localiza a las presas mediante la detección de campos eléctricos generados por sus contracciones musculares, estando sus electrorreceptores ubicados en la piel del hocico.

En este sentido, cuando los ornitorrincos se sumergen bajo el agua, no ven ni huelen nada, los pliegues de la piel cubren temporalmente sus ojos y fosas nasales para que no entren en contacto con el agua y lo fían todo a los electrorreceptores de su pico. Por cierto, como sus ojos están sobre el pico, fuera del agua tampoco ven lo que pasa debajo del mismo.

Los científicos que analizaron su bioluminiscencia, consideran que la electrorrecepción y mecanorrecepción del ornitorrinco es un aspecto fundamental de su supervivencia.

No tiene estómago ni dientes

Pese a que su alimentación incluye animales como camarones, mejillones de agua dulce o gusanos, siendo esencialmente carnívoros, el alimento va directamente al intestino ya que no tienen estómago. Una vez que cazan al animal bajo el agua, lo almacenan en el pico, salen del agua, y lo mastican con un suerte de placas trituradoras, sin la necesidad de dientes, pese que los tienen cuando nacen, perdiéndolos una vez que siguen una dieta sólida.

Un estudio de varias universidades, entre ellas la de Oviedo en España, señaló que la pérdida de genes en la evolución del ornitorrinco habría supuesto una variación en el proceso digestivo lo que supuso la pérdida del estómago.

Tiene diez cromosomas sexuales

Es el único animal con tal cantidad de cromosomas sexuales, cinco cromosomas Y y cinco cromosomas X. Recordemos que nosotros “solo” tenemos dos. Según señala National Geographic, estos 10 cromosomas sexuales en los antepasados ​​de los monotremas se organizaron en forma de anillo que luego se dividió en muchas partes pequeñas de cromosomas X e Y, mostrando más en común con las gallinas que con los humanos, lo que demuestra el sorprendente vínculo entre mamíferos y aves.

Es venenoso

Ornitorrinco - Pixabay
Ornitorrinco – Depositphotos

Como indica la Universidad de Melbourne en este artículo, los ornitorrincos machos tienen glándulas venenosas situadas cerca de la pelvis que se conectan a espolones huecos en las patas traseras. Estas glándulas varían a lo largo del año alcanzando su tamaño máximo durante la época de reproducción, cuando los machos usan su veneno para competir por aparearse.

Pese a que este veneno es suficientemente fuerte para matar a animales pequeños, no es letal con humanos, aunque cuentan que su dolor es tan intenso que no puede ser calmado ni con morfina. ¡Pues sí que es doloroso!

Exuda leche

Guojie Zhang de la Universidad de Copenhague explica en National Geographic en relación a su estudio de 2021 sobre los genomas del ornitorrinco y su vinculación a la evolución de los mamíferos que “la producción de leche en todas las especies de mamíferos existentes se ha desarrollado a través del mismo conjunto de genes derivados de un ancestro común que vivió hace unos 180 millones de años”.

En el caso de los ornitorrincos, su leche, “similar a la de vacas o humanos” no se administra a las crías de forma “tradicional” porque las hembras carecen de pezones, sino que se libera a través de los poros de la piel: la hembra tiene unos surcos en el abdomen que forman balsas de leche que permiten a las crías lamerla.

… y pone huevos

Ornitorrinco - Pixabay
Ornitorrinco – Pixabay

Esto tal vez lo sabías, pero es la culminación de las “excentricidades” de uno de los animales más raros (y adorables) del planeta: según la Universidad de Copenhague la razón por la que estos mamíferos ponen huevos es porque conservan un gen de la vitelogenina, la proteína precursora en la formación del huevo, presente en las aves, pero no en los humanos.

Aunque perdieron uno de los genes de la vitelogenina hace 130 millones de años, conservan el otro, razón por la que “siguen poniendo huevos, aunque ya no necesitan de esa proteína para que sus crías se desarrollen”.

Así que ya sabes, un mamífero con pico de pato, cola de castor, sin estómago ni dientes, que electrolocaliza a sus presas bajo el agua, que exuda leche y que pone huevos. ¡Como para no dudar, George Shaw!



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