Locos por los monos: el documental que saca a la luz la explotación de estos animales

Eric Goode lo ha vuelto a hacer. El empresario y director de documentales ha vuelto a seducir (y explotar) a un freak de los animales de la América profunda para dar al espectador su dosis de extravagancia, brutalidad, enajenación y drama judicial con el maltrato animal como telón de fondo.

Si triunfamos con Tiger King, ¿por qué no hacemos lo mismo con la “loca de los monos”? Y, de nuevo, millones de espectadores han picado el anzuelo tirado por Goode, algunos los cuales, de paso, se han interesado por la explotación que sufren miles de primates en Estados Unidos. Porque sí, tras el obligado efectismo de Locos por los monos se esconde la degradante situación de estos animales a la que nos referiremos a continuación.

Una leyes ‘muy locas’: en Estados Unidos puedes tener un mono como ‘mascota’

'Locos por los monos' - HBO
‘Locos por los monos’ – HBO

Ya lo dijo Goode en alguna de sus entrevistas promocionales, en Estados Unidos pueden llevar armas y tener chimpancés en casa, unas “leyes muy locas” que permiten a personas como Tonia Haddix, la protagonista de Chimp Crazy, una enfermera metida a agente de animales exóticos, criar a una chimpancé vinculada al cine llamada Tonka.

En España no podríamos tener nuestra propia Tonia Haddix porque la ley prohíbe “la tenencia, cría y comercio de animales de fauna silvestre en cautividad”, solo siendo considerados animales de compañía aquellos “pertenecientes a especies que críe y posea tradicional y habitualmente el hombre, con el fin de vivir en domesticidad en el hogar” entre los que, lógicamente, no se encuentran los primates, ni simios ni monos.

Pero en Misuri, lugar de residencia de Haddix, y otros estados norteamericanos, las cosas son diferentes: no hay una ley que prohíba la tenencia de animales silvestres que corren el riesgo de ser explotados y maltratados.

De hecho, Locos por los monos, entre otros documentales anteriores, narra como Connie Casey crio a más de cuarenta chimpancés en su casa conocida como la Fundación de Primates de Misuri. Según parece, Connie Casey explotaba a sus animales comercialmente facilitándolos para fiestas, para el cine o incluso vendiéndolos como animales de compañía, pese a que ella los consideraba como sus “hijos”. Fue aquí donde Tonia entró en contacto con Tonka…

La ley que quiere acabar con el mascotismo de primates

Cría de gorila - Pixabay
Cría de gorila – Pixabay

Al igual que sucede en España con el Anteproyecto de Ley de Grandes Simios, en Estados Unidos diversas organizaciones llevan dos décadas luchando para que se tramite como ley federal una propuesta legislativa conocida como Ley de Seguridad de Primates en Cautiverio (HR 8164; S.4206) de forma que los primates (no humanos) sean considerados especies silvestres prohibidas en todo el país, salvo en zoológicos e instalaciones de investigación.

Y es que una investigación encontró que Estados Unidos ocupaba en 2023 el tercer país entre 171 en relación a la facilidad para comprar un primate online, tras Indonesia y Vietnam.

La ley, presentada sin éxito ante la Cámara de Representantes de Estados Unidos en 2005, pretende enmendar la Ley Lacey con más de un siglo de historia que prohíbe el comercio de vida silvestre, peces y plantas que hayan sido capturados, poseídos, transportados o vendidos ilegalmente, pero que no se ocupa de los vendidos “legalmente”, aunque sean primates.

La Ley de Seguridad de los Primates en Cautividad pretende, por tanto, regular la posesión privada de primates, así como el comercio interestatal y extranjero para que no se produzcan más casos como el de Tonka o el de tantos otros monos y simios que viven situaciones dramáticas como señala esta publicación de The Humane Society of The United States.

Macaco con ropa humana - Pixabay
Macaco con ropa humana – Pixabay

Desde un macado japonés escapado y asesinado a tiros porque estaba atacando a un perro, hasta el mono tití que atacó al recién nacido de su dueña en Arizona, el macaco de Tennessee que casi mata a una mujer o la propia historia de Travis, el chimpancé de 90 kilos que murió tiroteado tras desfigurar a una mujer (el cual procedía, también, de la Fundación de Primates de Misuri) que inspiró al senador Blumenthal, patrocinador de la ley. Y así hasta 300 personas heridas por ataques de primates en 30 años.

Y es que como señalan en Animal Legal Defense Fund, “incluso el propietario privado mejor intencionado no puede reproducir las intrincadas estructuras familiares que especies como los chimpancés y los orangutanes necesitan para prosperar”.

Por todo ello, de prosperar la Ley de Seguridad de los Primates en Cautividad se convertiría en una garantía legal del bienestar de estos animales reduciendo su explotación y, de paso, dejaría sin material a los directores de docuseries sobre freaks “animalistas” de la América profunda.



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