¿Es legal clonar a tu mascota?

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No hay ninguna referencia directa a la clonación en la nueva Ley de bienestar animal, aunque sí algunos artículos que podrían relacionarse con esta actividad en caso de que supongan una forma de maltrato. Así mismo, el Parlamento Europeo aprobó hace unos años un proyecto legislativo para prohibir la clonación de todo tipo de animales de granja. Pero ¿y las mascotas? 

A continuación os explicamos cómo está el estado de la cuestión en relación a la clonación de animales de compañía, si es una actividad legal (alegal o ilegal) en España (la clonación de humanos es ilegal según la Ley sobre técnicas de reproducción humana asistida) y qué sucede a este respecto en el resto del mundo. Por último, nos preguntamos si clonar un animal de compañía es ético y/o una completa majadería. 

Un trocito de oreja para clonar a tu mascota 

Border Collie - Fuente: Pixabay
Border Collie – Fuente: Pixabay

“Estaba tan devastada por la pérdida de mi querida Samantha después de 14 años juntos” —contaba la popular actriz y cantante Barbra Streisand en una entrevista publicada por Variety en 2018— que solo quería mantenerla conmigo de alguna manera”.

Y entonces decidió que soportaría mejor el dolor de la pérdida de su perra, clonándola. No una, sino dos veces. Ahora tiene dos “Samanthas”… pero no son Samanthas: “Puedes clonar la apariencia de un perro, pero no puedes clonar su alma. Aún así, cada vez que miro sus caras, pienso en mi Samantha… y sonrío”.

Pero para que Streisand haya vuelto a sonreír mirando perros, además de gastarse una considerable suma de dinero, han tenido que pasar unas cuantas cosas, y no todas muy agradables para el bienestar animal. Porque la clonación animal es un asunto muy delicado, y si es con fines personales no científicos, ya cruzamos la línea de lo “delicado”.

Todos los que hemos visto morir a un animal de compañía que ha convivido con nosotros durante años sabemos lo duro que es. No queremos hacer comparaciones odiosas, pero es un proceso de duelo muy triste.  

Y entonces, mientras estás viendo como la vida de tu gato o perro se apaga, un tipo se presenta ante ti con la tarjeta de Sooam Biotech Research Foundation y te dice que puede “resucitar” a tu animal, que solo necesita un trozo de oreja… y varios miles de euros. Pero te asegura que (en un porcentaje de éxito que no revelará porque es secreto) tendrás de vuelta a tu animal de compañía. Y firmas donde haya que firmar porque estás desolado… y tienes dinero para derrochar. 

Y en unos meses tienes un cachorro muy parecido a tu querida Kitty pululando por casa. Y el dolor por la pérdida de tu querida gata es menor, como una herida que cicatriza mucho más rápido. Pero la nueva Kitty no es Kitty, es decir, es muy parecida, pero no igual, se comporta de forma diferente y no disfruta durmiendo contigo como hacía la Kitty original. Hasta que un buen día llamas al tipo de la tarjeta y le dices: “Oye, podías volver a clonar a mi gata a ver si a la tercera va la vencida”.  

Te dirá que el ambiente y la epigenética pueden influir en que quizás, pues, la gata no sea exactamente igual y… “No importa, toma el dinero y clona, que para eso te pago, si lo ha hecho Barbra Streisand, yo también”.  

Un gato en una operación - Fuente: Pixabay
Un gato en una operación – Fuente: Pixabay

La finitud de la vida es una idea a menudo insoportable con la que llevamos batallando desde tiempo inmemorial, de hecho, es la base de las promesas de las diferentes religiones que han dominado el espíritu humano desde siempre. Por eso la clonación supone un verdadero dilema no solo legal y ético, sino intelectual. ¿Realmente la ciencia nos puede dar lo que no pudo darnos la religión? 

Por supuesto, empresas como Sooam Biotech Research Foundation no quiere llegar tan lejos, tan solo se trata de un negocio “más”: yo te doy esto y tú me pagas. Lo único es que esta empresa surcoreana, como otras de un mercado que cada vez despierta más interés entre inversionistas que fantasean con una “flexibilización” de la legislación, comercia con clones… no con jamones o zapatillas deportivas. 

Poco importa que el fundador de la empresa fuese condenado por falsear sus investigaciones sobre células madre, lo importante es que ha sido capaz de crear un boyante negocio de clonación de animales al que acuden personas en duelo de todo el mundo que quieren a su perro o gato otra vez en casa, aunque hayan muerto: ¿por qué no vamos a burlar a la muerte si tenemos la tecnología y los procedimientos científicos para hacerlo? 

Los que pagan 50.000 euros por clonar a su animal de compañía se amparan en su amor por los animales. Pero suponemos que su amor por los animales se limita, en realidad, a “su” animal, y no a los demás implicados en tener un clon en casa.  

Porque el proceso de clonación de un animal es de una gran complejidad, exigiendo a perras o gatas “subrogadas” someterse a varias operaciones para que se pueda obtener ese clon que nacerá, a menudo, por cesárea. Esos animales sufren embarazos “no deseados”, e incluso la muerte, para que alguien tenga su clon en casa, porque es incapaz de aceptar la finitud de la vida… ni siquiera de un animal de compañía.  

Clonar un animal de compañía en España es alegal 

Cachorros de gatos Sphynx - Fuente: Unsplash
Cachorros de gatos Sphynx – Fuente: Unsplash

En España no existen empresas de clonación especializada en animales de compañía, aunque sí existen empresas que clonan animales como caballos o toros. Ya en 2009, investigadores del Departamento de Biología Celular de Fisiología y de Inmunología de la Universitat Autònoma de Barcelona conseguía, por primera vez, clonar ratones en España: nacieron tres hembras llamadas Cloe, Cleo y Clona. 

¿Y por qué los científicos pueden clonar ratones y yo no puedo clonar a mi caniche? La investigación científica, como sabemos, sigue usando animales para sus estudios, algo que, por el momento, se considerable imprescindible. Y la clonación de ratas supuso, entre otras cosas, avances en la reprogramación celular con finalidades terapéuticas. 

En este sentido, ya se ha abierto la puerta a la clonación como forma de evitar la desaparición de ciertas especies, como el lobo ártico, hito que ha tratado de evitar los problemas éticos derivados de cualquier clonación amparándose en la conservación de animales raros y en peligro de extinción. 

Así pues, la clonación de tu golden retriever fallecido no puede acogerse a la enmienda de la investigación científica ni a la especie en peligro de extinción. Pero en el caso de que, aún con todo, quieras clonar a tu perro, tengas el dineral que se necesita y consigas encontrar una empresa que la ejecute, te puedes preguntar si estarás cometiendo un acto ilegal. 

Hasta donde sabemos, no es ilegal clonar un animal de compañía, pero tampoco es legal, más bien estaría en la alegalidad ya que clonar un animal de compañía no va a en contra de la ley porque no hay un apartado de la Ley de bienestar animal, (al menos de esta) que se refiera en particular a la clonación, pero tampoco es legal por la misma razón. Como no está regulado ni prohibido, sería alegal. 

Como, en la práctica, al menos en nuestro país, no existe un negocio de clonación de animales de compañía establecido, no es (aún) necesario legislar sobre él. No obstante, habría que recordar artículos de la nueva ley sobre el maltrato animal, por ejemplo, el hecho de “usar métodos y herramientas invasivas que causen daños y sufrimientos a los animales”. Y, al menos de momento, para clonar un animal, otro debe sufrir, de forma innecesaria, ya que estamos hablando, no lo olvidemos, de una actividad comercial, no de una investigación científica.  

Por lo tanto, si no hay una justificación científica tras la clonación de un animal, este acto, además de “rozar la ilegalidad”, no es ético ni desde luego muestra ningún amor por los animales, ni siquiera por el propio animal fallecido, que es único, irrepetible, jamás volverá a vivir, por mucho que el clon tenga su carga genética. Pero si hay que explicar algo tan simple, la ética nos viene un poco grande. 



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