¿En qué consiste la berrea?

Todos los otoños, diversos espacios naturales de la península vibran con los bramidos de los ciervos que inician así su complejo ritual de apareamiento cuyo objetivo es que las hembras puedan dar a luz con la llegada de la primavera, época con más disponibilidad de alimento.

Pero unos 250 días antes de que nazcan los cervatillos, todo arranca con uno de los sonidos más fascinantes del otoño español: la berrea de cientos de ciervos macho, una “señal” que emiten como advertencia para otros ciervos rivales y como reclamo para las hembras.

La berrea del ciervo, sonata de otoño en el campo

Berrea - Fuente: Depositphotos
Berrea – Fuente: Depositphotos

Se trata de uno de los grandes espectáculos (sonoros) de la naturaleza, un evento con gran tradición en la cultura rural española con diversos spots en buena parte de nuestra geografía desde Toledo a Málaga pasando por Cáceres o Asturias.

Pero, ¿por qué los ciervos emiten esos sonidos tan característicos durante tan solo unas semanas al año? Lo cierto es que el bramido otoñal de los ciervos es solo un aspecto del ciclo reproductivo de los ciervos. El sonido gutural de los machos es una señal que indica su fortaleza… y su deseo: está listo para pelear y aparearse, generalmente en ese orden.

Pero el repertorio vocal del ciervo es más complejo de lo que parece, diferenciándose hasta tres bramidos con funciones probablemente diferentes: en este sentido, los bramidos largos de frecuencias altas favorecerían la eficiencia vocal mientras que los cortos comunicarían el tamaño corporal.

De hecho, según apunta Juan Carranza, Catedrático de Zoología en este artículo, “la tasa de berridos por unidad de tiempo que emite un macho está relacionada con su capacidad de ganar en una pelea”, por lo que los oponentes pueden echarse atrás si la berrea es muy “convincente”.

Y de eso se trata, de comunicar su estado tanto a los rivales como a las hembras. A ellas les puede servir para adelantar el celo al percibir la disponibilidad del macho. Pero la función principal de la berrea no es otra que evitar la pelea indicando a otros machos su presencia, de forma que se ahorra energía para la cópula.

No obstante, los bramidos no son suficientes para evitar todos los enfrentamientos porque suelen ser muchos machos y poco territorio por dominar. Además, el instinto del ciervo le lleva a acumular un harén de ciervas para la reproducción. Y como todos los ciervos quieren su harén, el enfrentamiento directo es, en ocasiones, inevitable.

El papel de la cuerna durante la berrea

Ciervos luchando - Fuente: Depositphotos
Ciervos – Fuente: Depositphotos

Y en este enfrentamiento cobra gran importancia la cuerna del ciervo macho, uno de los elementos más extraordinarios del reino animal, aún hoy estudiada por los biólogos debido a su increíble capacidad de regeneración.

“Las astas son estructuras únicas porque crecen rápidamente y se mudan anualmente, lo que representa un importante gasto energético y mineral para los ciervos”, indican los investigadores del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos responsables del estudio.

En este sentido, “la cuerna del ciervo es un hueso que llega a ser un 28% del peso del esqueleto del animal, lo que supone un coste notorio para el ciervo”. El estudio demostró que los machos de más edad y peso desmogan sus cuernas antes y las hacen crecer más rápido “posiblemente para correlacionar el crecimiento de la siguiente cuerna con el pico primaveral en nutrientes de las plantas”.

Así mismo, los machos más grandes tienen cuernas no sólo más grandes sino también más simétricas, pudiendo estar vinculados según algunos estudios al tamaño testicular y la velocidad de los espermatozoides por lo que las cuernas también indicarían fertilidad.

El delicado equilibrio de la reproducción del ciervo

Ciervo macho y cierva - Pixabay
Ciervo macho y cierva – Pixabay

Si los ciervos macho correlacionan el crecimiento de su cuerna para que esté lista para la berrea, las ciervas también deben estar listas para la misma “ajustando su fenología reproductiva” para que el final de la gestación y principio de la lactancia tengan lugar en primavera, como indica Juan Carranza.

Se genera así un delicado equilibrio fundamental para la supervivencia de la especie que depende también de factores externos como la disponibilidad de alimento y la meteorología. “La posibilidad de que las condiciones ambientales sean adecuadas para criar con éxito marca el momento del año en que las hembras inician su reproducción”, pero “si ellas se encuentran débiles, desnutridas, etc., no se decidirán a comenzar la reproducción hasta recuperar la condición física”, por lo que puede darse una berrea tardía.

Según Carranza, si el equilibrio es ideal entre las condiciones de los machos, de las hembras y del escenario, la duración de la berrea es de aproximadamente 25 días, pero si las condiciones no son aptas, esta berrea se puede alargar lo que supone un problema para la supervivencia de la especie ya que las crías no nacerán en el momento oportuno, pudiendo aumentar la tasa de mortalidad de las mismas. Y no olvidemos que cada cierva solo suele dar a luz a un cervatillo aunque en ocasiones pueda “adoptar” a otro para amamantarlo si se dan las condiciones.

Y Carranza advierte: ”El estrés debido a altas densidades, excesivas concentraciones de animales o actividades humanas que causan disturbios en las poblaciones, pueden favorecer que algunas ovulaciones no culminen en cópulas efectivas y gestaciones, con el consiguiente retraso de los partos”.

En este sentido, las zonas buenas de berrea suelen ser las mejores zonas de alimentación para las hembras en septiembre que es hacia donde se desplazan los machos, no siendo tampoco deseable que solo unos pocos machos controlen grandes harenes porque “se contribuirá al indeseable efecto de aumento de la consanguinidad”.

En definitiva, la faceta sonora de la berrea es la más llamativa de un proceso que, no obstante, es extraordinariamente complejo y delicado. Así que ya sabes, si vas a escuchar la berrea, no les molestes, usa prismáticos. Pasa desapercibido y no hagas ruidos innecesarios ni uses reclamos sonoros, que están prohibidos.



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