¿Cómo son los gatos bengalí?

Junto al Maine coone y el savannah, es uno de los gatos más llamativos y deseados del mundo: el gato bengalí tiene un patrón en su pelaje que recuerda a sus parientes salvajes más grandes. Son rosetas y manchitas con un contorno exterior oscuro y un interior castaño o dorado. Como tener un leopardo en casa, pero sin el riesgo de que te coma…

El origen del gato bengalí

Gato bengalí - Depositphotos
Gato bengalí – Depositphotos

“¿Alguna vez has visitado un zoo y has anhelado acariciar y abrazar a uno de esos magníficos gatos salvajes? Pero el sueño de ser dueño de uno de ellos choca con la realidad. No es práctico, ni inteligente, y además es ilegal tener un tigre o un leopardo como mascota. Pero una aproximación de su belleza en miniatura puede ser de nuestra propiedad”.

Un artículo de Jean Mill explica claramente el origen del gato bengalí: ofrecer a los fanáticos de los félidos salvajes una versión doméstica. Todo arrancó, según ella misma narra, en 1963 cuando comenzó a realizar cruces entre el gasto doméstico felis catus con el felis bengalensis, un gato salvaje de aspecto similar al leopardo indígena de la jungla del Sudeste Asiático.

¿Y por qué lo hizo? Primero porque ya lo había hecho antes, cuando cruzó un gato persa y un siamés para generar el gato himalayo. Y, después, porque los gatos salvajes del Sudeste Asiático estaban siendo explotados por aquella época para el mercado negro de pieles.

Creando un gato doméstico con este aspecto, Mill confiaba en contribuir a minimizar este mercado, contribuyendo, además, a cumplir el sueño de todos aquellos fanáticos de los félidos de tener su propio (mini) leopardo en casa.

Mill se llevó uno de estos gatos salvajes a su casa en Estados Unidos. Un buen día, la gata Malasia se cruzó con un gato negro dando como resultado un cachorro híbrido viable y sano con marcas moteadas heredadas de la madre. Fue el principio de un largo proceso que se completó tres décadas más tarde, con la definitiva expansión de los gatos bengalíes.

¿Cómo es el carácter de un gato bengalí?

Gato bengalí - Depositphotos
Gato bengalí – Depositphotos

“Los gatos bengalíes son cariñosos, ronronean con entusiasmo y son extremadamente inteligentes, probablemente heredado de la selección natural de los gatos salvajes para sobrevivir en la jungla”.

Son palabras de Jean Mill, que se ha convertido en la embajadora mundial de las bondades de este gato que, así mismo, se acostumbra fácilmente al uso del arenero pese a su herencia, pero disfruta trepando y corriendo, siendo muy rápido y curioso.

A nivel físico, además de ser el único gato doméstico que tiene rosetas, su característica más llamativa, el bengalí tiene un cuerpo, fuerte y robusto, llegando alcanzar los 8 kilos de peso por lo que es un gato de tamaño considerable sin llegar al del Maine coon.

Y uno de los aspectos más curiosos de este gato es su relación con el agua. Como probablemente sepas, el agua es la “kryptonita” de muchos gatos, que no la soportan. Pero el bengalí es diferente, también probablemente debido a su herencia.

Los gatos salvajes del Sudeste Asiático solían vivir en las proximidades de zonas húmedas con ríos y lagos lo que los obligó a manejar este elemento. Así pues, sus descendientes domésticos tampoco se amedrentan con el agua. Al contrario, es posible que disfrute bañándose contigo.

Por otro lado, según recomienda la Asociación Internacional de Gatos (TICA), el gato bengalí se desarrolla mejor con otro gato o un perro pequeño que le haga compañía.

¿Necesitas un gato bengalí?

Gato bengalí - Depositphotos
Gato bengalí – Depositphotos

No hay ninguna duda que de que se trata de un animal precioso, pero su desarrollo, como cualquier otra raza generada principalmente para satisfacer un deseo humano, no deja de ser controvertida, a pesar de que pueda tener efectos positivos, como Jean Mill señaló, en poner freno al mercado negro de animales salvajes o pieles.

Pero también la crianza de nuevas razas de animales domésticos es un negocio que crece paralelo al abandono de animales de forma que mientras hay cientos de gatos abandonados o esperando un tutor en los centros de acogida, muchas personas anhelan cumplir su sueño de tener un leopardo domesticado en casa, un sueño un tanto infantil o “insensato», como decía la propia Jean Mill.

Así pues, antes de “comprar” un gato bengalí, cuyo precio en algunas webs rondan los 800 euros, ¿por qué no dejamos de soñar con tonterías y nos llevamos un gato de una protectora a casa, aunque su pelaje no tenga rosetas de leopardo? ¿O también vamos a empezar a elegir nuestros hijos humanos por el color de sus ojos?



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