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Las cosas cambian por momentos en Ciudadanos, y lo hacen para mal, para ellos. "Nadie pone en cuestión el liderazgo de Arrimadas". "En mi opinión Inés tenía que dar un paso al lado". Ambas frases son de Edmundo Bal, portavoz parlamentario de la formación. Su cambio de opinión en apenas un año ha venido a confirmar que la fractura en la cúpula es un hecho. Que se haya consumado en plena Navidad es casi anecdótico. Más allá de lo que uno pueda imaginar que tuvo que ser la típica cena de confraternización del partido que se ha podido ver en algún vídeo colgado en las redes. Lo nuclear es que llega en plena carrera electoral y cuando la formación ya se estaba deshaciendo en añicos. Mal plan. La foto de los concejales de Alicantes, sin sede propia, reunidos en un hamburguesería queda como icono viral de un reguero de bajas - en Barcelona y en Madrid, entre otras plazas- a la que pone remate esta nueva disputa. "Si ella quiere, me gustaría que viniera en mi lista", dice Bal de Arrimadas, confirmando que hay buenos deseos, sí. El problema es que el deterioro de confianza puede de momento con ellos.   El big bang, dicen, fue el apoyo (sin objeciones) que un experto como Bal dio a la controvertida ley del solo el sí es sí, cuando Arrimadas estaba de baja. La todavía lider, calla; Begoña Villacís, su mano derecha en Madrid, ha dejado caer, según El Mundo, que Bal no cuente con ella. Desde Cataluña, el líder del partido en ese territorio, Carlos Carrizosa, pide "unidad".        La palabra fetiche de un partido que se mueve desde hace años de tumbo en tumbo.