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Putin vuelve a abrir de par en par la caja de pandora. Con su último bombardeo, en Zaporiyia. Con su anexión, festejada con aspavientos, de cuatro territorios ucranianos tras una pseudo-consulta que ha puesto al mundo aún más en su contra. "Es un referéndum pantomima (....) Ni España, ni Europa lo van a reconcer nunca", ha advertido Pedro Sánchez, que insta al presidente ruso a acabar con la invasión "cuanto antes". El  presidente del Gobierno español, venía a resumir los mensajes de rechazo contra las acciones del Kremlin que llegan de todo el planeta. "Ni nos va a asustar ni nos va a intimidar", ha afirmado el presidente estadounidfense Joe Biden poco después de la "anexión" de los territorios ucranianos por parte de Putin. Washinton anuncia más sanciones y ayuda militar para Kiev. La Casa Blanca reacciona firme, entre otras cosas porque se toma en serio la amenaza nuclear que el líder ruso ha mezclado con sus exóticas acusaciones a occidente de "satanismo" y perversión infantil. La deriva de Moscú ha generado una sensación global de escalada del conflicto. El consejo del Alto Comisionado de Exteriores de la Unión Europea, Josep Borrel es "no flaquear". Porque, a su juicio, "está en juego mucho más que la integridad territorial de Ucrania". De momento, Zelensky ya ha reclamado el ingreso de su país por la vía urgente a la OTAN. Lo que no es fácil, aunque la organización le sigue garantizando su apoyo sine die. En la ONU ,iemtras, el veto de Rusia ha hecho fracasar una resolución de condena de los referendums. China se ha puesto de perfil, se ha abstenido. Pero la votación evidencia que el Kremlin cuenta cada vez con menos apoyo, ya que incluso Turquía ha rechaza las anexiones de los nuevos territorios. La cuestión es que Putin, cada vez más cercado y solo como parece estar, puede llegar a ser incluso aún más peligroso.