Tailandia: seis motivos que la convierten en la puerta de Asia

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Tailandia suele ser el país que eligen los españoles para conocer Asia por primera vez y resulta totalmente lógico. Este país concentra, en una extensión similar a la española, todos los grandes atractivos que uno tiene en la cabeza cuando piensa en el gran continente asiático: playas paradisíacas, naturaleza salvaje, templos y arquitectura tradicional, una población encantadora y una gastronomía llena de sabor y sorpresas.

Con la excusa del Amazing Thailand Fest, que se celebra en Barcelona del 30 de junio al 2 de julio, viajamos hasta Tailandia por primera vez para descubrir cuáles eran los motivos que han convertido a este país en uno de los destinos favoritos de los españoles. Y, como era de esperar, hemos vuelto enamorados y contagiados de su alegría. Apunta estos motivos para elegir Tailandia como tu primer acercamiento a Asia.

La cultura tailandesa, una de las más ricas de Asia

Wat Chaiwatthanaram – Foto: Christian Rojo

La cultura tailandesa se caracteriza por su diversidad y complejidad, fruto de su posición privilegiada en la convulsa historia del continente. Cuna de diversas civilizaciones a lo largo de la edad antigua, vivió una gran época de esplendor con el Reino de Ayutthaya, entre los siglos XIV y XVIII, siempre muy influenciado por imperios cercanos como el de la India, China o los jemeres de la actual Camboya. A esto se sumó en los últimos siglos la influencia europea de países colonizadores como Reino Unido, Francia o Portugal, que dejaron su huella con una arquitectura muy característica.

Un elemento central de la cultura tailandesa es la espiritualidad, especialmente evidente en su arquitectura religiosa pero que se siente también en cada uno de sus rincones. Los templos budistas, o wats, salpican el paisaje, con sus estupas doradas y sus prangs o torres de estilo Khmer.

Wat Arun – Foto: Christian Rojo

Sin salir de Bangkok se pueden visitar magníficos ejemplos como los templos de Wat Phra Kaew, Wat Arun o Wat Pho, aunque conviene acercarse hasta la región de Ayutthaya y la antigua capital del reino de Siam para admirar la poderosa historia del país en complejos arqueológicos como Wat Maha That o Wat Chaiwatthanaram mientras realizamos un crucero fluvial por sus canales en un barco tradicional.

Tampoco se puede entender su cultura sin vivir sus vibrantes festivales. Songkran, el Año Nuevo tailandés, es famoso por sus batallas de agua en las calles, una expresión de alegría y purificación. Loy Krathong, el festival de las luces, es otra celebración destacada, cuando los tailandeses rinden homenaje a la diosa del agua, liberando pequeñas balsas adornadas con velas en los ríos. Todos ellos animados con danza y música que cuentan historias épicas a través de movimientos gráciles y elaborados trajes tradicionales.

El budismo define al país de la sonrisa

Un monje budista – Foto: Christian Rojo

El budismo Theravada, que significa literalmente la enseñanza de los ancianos, es el núcleo de la identidad cultural de Tailandia, con aproximadamente el 95% de la población practicándolo. Más que una simple religión, es una forma de entender el mundo que impregna todos los aspectos de la vida cotidiana, desde la educación y la política hasta las artes y la literatura. Esta integración profunda del budismo en la vida tailandesa tiene un impacto palpable en la atmósfera general del país, y es uno de los elementos que contribuyen a ese sobrenombre de «El país de las sonrisas».

En sus templos sagrados, los viajeros tienen la oportunidad de interactuar con los monjes budistas, quienes suelen vivir y estudiar allí. Estas personalidades son muy respetadas en la sociedad tailandesa, entendidas siempre como una fuente de sabiduría y orientación espiritual. Los visitantes pueden asistir a algunas de sus charlas, donde los monjes discuten las enseñanzas budistas o incluso participar en algún retiro de meditación si buscan una inmersión más profunda en esta religión.

El budismo, al menos en su expresión teórica, promueve valores como la paz, la compasión y la alegría, que son evidentes en la actitud de los tailandeses. La sonrisa y la calma que caracterizan a la gente de Tailandia son reflejo de estas enseñanzas y el apodo del “país de las sonrisas” no es solo un eslogan publicitario, tal y como comprobarás cuando visites el país. Aunque, como ocurre en muchos otros países, se nota más cuando uno sale de Bangkok y se adentra en la Tailandia más rural y auténtica.

Un país donde es muy fácil moverse

Un Tuk-Tuk en Chinatown – Foto: Christian Rojo

Tailandia ha hecho grandes esfuerzos para desarrollar una infraestructura de transporte eficiente y accesible que facilita el desplazamiento por todo el país. Su red de transportes es una de las más desarrolladas del sudeste asiático, lo que permite a los viajeros explorar el país de manera cómoda, especialmente si lo comparamos con algunos países vecinos.

La red ferroviaria en Tailandia no es la más rápida, pero es bastante extensa y ofrece una experiencia única y relajada. Los trenes son una excelente opción para viajes largos, como de Bangkok a Chiang Mai, ya que ofrecen la oportunidad de apreciar el paisaje del país a un ritmo más tranquilo. Para los viajes de corta distancia, los autobuses son una opción común y económica.

Para desplazamientos más largos o para llegar a las islas, los vuelos internos son la opción más rápida. Aerolíneas como Thai Airways, Smile, Bangkok Airways y Air Asia ofrecen vuelos frecuentes a los principales destinos turísticos, como Phuket, Krabi y Koh Samui. También es fácil llegar en avión a Camboya para visitar los increíbles templos de Angkor Wat, aunque mi consejo es dedicar algo más de tiempo y cariño a un destino tan interesante y no limitarse a un par de días en Siem Reap.

Además de estos medios de transporte, Tailandia ofrece una gran variedad de opciones para los desplazamientos locales. En las ciudades, los taxis y los característicos tuk-tuks con su apariencia icónica suponen una experiencia imprescindible para cualquier viajero. El alquiler de motos también es una opción popular en Tailandia, aunque conviene tener cuidado porque los accidentes de turistas son frecuentes. Si no estás acostumbrado a ir en moto es mejor que no te arriesgues.

Un país muy seguro

Un Tuk-Tuk frente a un templo – Foto: Christian Rojo

La seguridad en Tailandia es notablemente alta, lo que la convierte en una excelente opción para los viajeros, especialmente para aquellos que visitan Asia por primera vez. El país ha trabajado arduamente para garantizar que los visitantes se sientan seguros y protegidos durante su estancia. La tasa de criminalidad es relativamente baja, especialmente en lo que respecta a delitos violentos. Es raro que un turista tenga problemas graves y, en su mayoría, estos casos se limitan a delitos menores como robos o estafas, que también son infrecuentes.

Tailandia tiene una división especializada de la policía conocida como Policía Turística, que se dedica a mantener seguros a los visitantes. Esta división está especialmente capacitada para tratar con problemas que pueden enfrentar los turistas y es fácilmente identificable por sus brazaletes de color verde. En las principales áreas turísticas, como Bangkok, Chiang Mai, Phuket y Pattaya, es común ver a la Policía Turística patrullando para garantizar la seguridad de los visitantes.

Dicho esto, como en cualquier país los turistas suelen ser un blanco fácil y hay que tomar las precauciones básicas. Vigilar en todo momento tus objetos personales de valor, evitar áreas poco iluminadas por la noche y respetar las leyes locales son medidas lógicas que no deberíamos olvidar.

La gastronomía tailandesa es una de las mejores del mundo

Puestos de comida callejera – Foto: Christian Rojo

La gastronomía tailandesa es famosa en todo el mundo por una profusión infinita de sabores y texturas, que consiguen crear una experiencia culinaria verdaderamente inolvidable. Todo lo que te puedas imaginar se puede comer en Tailandia. Y esta es una afirmación tan literal que la cocina tailandesa va a poner a prueba tu estómago y tus prejuicios culturales.

Hay que empezar, por supuesto, con la enorme oferta de comida callejera, que es una parte integral de la cultura tailandesa. En cada esquina encontrarás puestos con toda clase de comida y en lugares concretos como Chinatown o los mercados nocturnos la oferta se vuelve ciertamente hipnótica. Toda clase de sopas o noodles, pescados y mariscos hechos a la plancha o dulces más o menos tradicionales se mezclan con puestos de insectos fritos, casquería difícil de describir o carne de pato elaborada de las maneras más diversas. ¿Te atreves a probar todo?

La chef Pam del restaurante Potong – Foto: Christian Rojo

Para los que buscan una experiencia culinaria más sofisticada, Tailandia también alberga numerosos restaurantes de alta gama que han sido galardonados con estrellas Michelin. Bangkok, en particular, es conocida por su escena gastronómica de lujo.

Buenos ejemplos son Potong, con la Chef Pam a la cabeza y elegido recientemente como uno de los 100 mejores restaurantes del mundo. O el Hotel Lebua que cuenta con dos restaurantes galardonados con dos estrellas como son Mezzaluna o Chef’s Table.

Bangkok, la capital de Asia y de los contrastes

Panorámica de Bangkok – Foto: Christian Rojo

Bangkok, la capital de Tailandia, es un crisol de contrastes que la convierte en una de las ciudades más vibrantes y fascinantes de Asia. Esta ciudad bulliciosa ofrece una mezcla intrigante de lo antiguo y lo nuevo, de lo sagrado y lo profano, de lo tradicional y lo moderno. En una misma calle del centro de la ciudad, en apenas unos metros, te puedes encontrar un rascacielos, un templo budista y casitas tradicionales chinas del siglo XIX en una incoherencia que, de alguna manera, resulta siendo armónica.

En un extremo del espectro, Bangkok preserva su rica historia y tradiciones con templos como los ya mencionados o con el Gran Palacio. La que fuera residencia del rey, es un complejo de edificios llenos de detalles ornamentados y artesanía delicada que es simplemente impresionante.

En contraste, Bangkok también es una metrópoli moderna y en constante evolución, con rascacielos resplandecientes, centros comerciales de lujo y una vibrante vida nocturna. El distrito de Siam es conocido por sus centros comerciales, como Siam Paragon o Iconsiam, que albergan marcas de lujo de todo el mundo. Por la noche, áreas como Sukhumvit y Silom cobran vida con una variedad de bares, clubes y restaurantes de todo tipo.

Chinatown – Foto: Christian Rojo

Mención aparte merece Chinatown, un lugar que amas y odias a partes iguales pero que resulta imposible de olvidar. El barrio chino de la ciudad gira en torno a una gran calle principal, que se vuelve encantadoramente caótica durante las noches en medio de un atasco infinito de tuk-tuks, motos, coches y autobuses que tratan de avanzar entre la multitud.

A ambos lados de la calle se multiplican los puestos de comida callejera que compiten por la atención de los viandantes frente a tiendas de ropa, los habituales locales de masaje tailandés y, por supuesto, toda clase de restaurantes más o menos apetecibles. Aunque las apariencias engañan, en Bangkok más que en ningún otro sitio, y algunos de esos locales descuidados y sobrios son famosos mundialmente por su cocina. Es el caso de Raan Jay Fai uno de los escasos restaurantes callejeros del mundo que ha sido merecedor de una estrella Michelin.

Christian Rojo

Aprendiz de viajero y fotógrafo. Me encanta viajar y tratar de encontrar siempre una mirada diferente en los lugares que visito.

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