Siete rincones para enamorarse de Asturias este otoño

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Cualquier época del año es propicia para enamorarse esta región, pero si quieres conocer la Asturias más auténtica, la brumosa, húmeda y enigmática tierra de verde mayestático y cielos plomizos (aunque ya no tanto), debes acercarte aquí en otoño, cuando la invasión turística del verano ha izado velas y la región se parece más a sí misma.

Para esta ruta por la Asturias otoñal nos alejamos del sota, caballo y rey que todos conocemos y nos adentramos en territorio ignoto para el turismo masivo: dejamos los culines de sidra, el cachopo y Santa María del Naranco para otra ocasión.

Cascada del Cioyo (Castropol)

Cascada de Cioyo - Depositphotos
Cascada del Cioyo – Depositphotos

Empezamos por el Occidente y empezamos fuerte, con una pequeña pero exigente y arriesgada ruta de senderismo que nos acerca a uno de los rincones más misteriosos del concejo de Castropol: porque si al otro lado de la frontera tienen meigas, aquí tenemos xanas.

Cuenta la leyenda que una xana del bosque salvó a un mozo del que se había enamorado y que frecuentaba este lugar: un día de lluvia torrencial, las aguas del río crecieron tanto que se llevaron al chico hasta que la xana intervino creando la poza que hoy recoge las aguas de la cascada.

Si quieres recordar esta romántica leyenda sigue estas instrucciones y mucho cuidado con asomarte demasiado al precipicio, que la xana no se enamora de todos los senderistas que frecuentan su territorio.

Las capillas del Monsacro (Morcín)

Monte Monsacro - Depositphotos
Monte Monsacro – Depositphotos

Nos vamos al pequeño concejo de Morcín para otra ruta de senderismo que nos eleva a uno de los mejores miradores del centro de Asturias. Ascendemos por el monte de Monsacro, que supera por poco los 1000 metros de altura y desde donde se puede ver hasta la capital del Principado.

Y otra leyenda al final del recorrido, por supuesto: cuentan que en las capillas que se encuentran al final de la ruta se guardaron temporalmente las reliquias procedentes de Jerusalén que habían estado en Toledo hasta la invasión de los musulmanes. Tras su custodia en las montañas morciniegas fueron a su destino definitivo: la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo.

Parque Natural de Somiedo

Somiedo - Depositphotos
Somiedo – Depositphotos

Con permiso de Muniellos, Somiedo es uno de los lugares que mejor luce en otoño como podemos ver en la imagen. Estamos hablando de un parque natural de casi 30.000 hectáreas que incluye bosques de hayas en los que también abundan los robles, los fresnos, los arces y los tilos. Cuando la hoja de estos árboles comienza a amarillear para finalmente caer genera estos paisajes inolvidables que hacen de Somiedo uno de los lugares más fotografiados del otoño asturiano.

Bosque de Peloño (Ponga)

Bosque de Peloño - Depositphotos
Bosque de Peloño – Depositphotos

Si prefieres algo un poco menos extenso para no perderte, te recomendamos este bosque del concejo de Ponga, en el suroriente asturiano, ya muy cerca de los Picos de Europa. No obstante, tampoco es un “jardín”: son 15 km2 de masa forestal de uno de los hayedos mejor conservados de España.

Para recorrer este bosque como Dios manda, también es preferible seguir una ruta de senderismo de algo más de 11 kilómetros que nos permite conocer inicialmente San Juan de Beleño, uno de esos pueblos asturianos que fascina al recién llegado por su combinación de arquitectura tradicional y deslumbrante naturaleza.

Espinaréu (Piloña)

Espinaréu - Depositphotos
Espinaréu – Depositphotos

Pero si quieres pasear por una de las más impresionantes colecciones de arquitectura tradicional asturiana te recomendamos esta parroquia del concejo de Piloña que suma una innumerable cantidad de hórreos y paneras, ya sabes, esas construcciones de madera y piedra destinada originalmente a almacenar alimento y que, a la postre, se han convertido en un emblema asturiano.

Hayedo de Montegrande (Teverga)

Hayedo de Montegrande - Depositphotos
Hayedo de Montegrande – Depositphotos

¿No ha sido suficiente con la cascada del Cioyo y aún quieres más agua y xanas? Pues vente al concejo de Teverga, en la zona central de Asturias, para otra ruta entre bosque teñidos de naranja, ocre y amarillo.

Y atención porque el hayedo de Montegrande por el que discurre este sendero es el tercer hayedo más importante de Asturias… tras el de Peloño y el de Muniellos. Tras nueve kilómetros de caminata entre la espesura boscosa, la cascada del Xiblu, cuyo nombre derivaría del sonido que hace al caer, como una suerte de silbido.

Tazones (Villaviciosa)

Tazones - Depositphotos
Tazones – Depositphotos

Casi, casi os dejamos sin mar en este recorrido por el otoño asturiano, pero a última hora nos han entrado ganas de viento nordeste y hemos decidido bajar hasta la costa para conocer uno de los pueblos más bonitos de la Costa Verde, aunque un poco menos popular que Llanes, Lastres o Cudillero.

Pero Tazones es un pueblo con mucha historia, la de un enclave que durante siglos vivió de la pesca, especialmente de la captura de la ballena que antaño también navegaban por el Cantábrico.

Pero además de gigantescos animales marinos, al puerto de Tazones también llegó un día hace 500 años otro ser “gigantesco”, al menos para la historia europea: un tipo llamado Carlos que se convertiría en el monarca más poderoso de Occidente.

Todos los 24 y 25 de agosto se conmemora en Tazones la llegada de Carlos V, cuyo barco procedente de Flandes se desvió de su misteriosa ruta: no se sabía muy bien dónde iban a arribar por miedo al impacto de la llegada del heredero a sus futuros dominios. Pues no hay mal (tiempo) que por bien no venga: Carlos V entró con buen pie en Tazones ya que pronto se enamoraría de esta tierra hasta el final de sus días en Yuste.

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