¿Qué es el turismo regenerativo?

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En un contexto mediático cada vez más delicado, la industria turística estudia nuevas estrategias para limpiar su imagen y convencer a los más escépticos de que otro turismo es posible.

El último concepto que se está abriendo paso en el sector es el de turismo regenerativo, una propuesta muy ambiciosa (aunque un tanto utópica) que va un paso más allá de la sostenibilidad. ¿Es posible que el turista no solo no degrade un destino con su visita, sino que contribuya a mejorarlo?  

Turismo regenerativo, un turismo en positivo 

Señales de tráfico - Unsplash
Señales de tráfico – Unsplash

Cuando se habla de turismo sostenible, se pone el énfasis en lo que el turista no debe hacer para no degradar el territorio: no enturbiar la vida local, no ensuciar el entorno, no participar en actividades con animales, etc. Desde este punto de vista, es como si el turista necesitase una suerte de figura paterna o materna restrictiva porque aún no ha madurado lo suficiente y no sabe diferenciar el bien del mal.  

El turismo regenerativo, sin embargo, trata de ir un paso más allá: se debe contribuir con sus acciones a regenerar el territorio al que se viaje partiendo de esta pregunta que todo viajero debe hacerse: ¿qué puedo hacer yo durante mi estancia para mejorar las condiciones de vida de los locales, así como las condiciones medioambientales del destino? 

Por lo tanto, y siempre desde un punto de vista teórico, el turismo regenerativo es un turismo en positivo que incita a la acción, no a la censura. Un turismo responsable (y para adultos) que consideran el viaje como algo más que ocio, vacaciones y fotos.  

Así pues, mientras el turismo sostenible se centra en “no tocar” y en “dejar las cosas como están”, el turismo regenerativo invita a tocar donde hace falta y a analizar las cosas que no funcionan, percibe al turista como una figura activa y con capacidad de raciocinio, apta para contribuir unilateralmente a la mejora del territorio. 

De alguna forma viene a ser la diferencia entre aquel que se agacha a recoger una lata del suelo y la pone en el cubo de basura, de aquel que piensa “bueno, ya se encargará un empleado de limpieza, que para eso pago mis impuestos, no es mi labor”.  

¿Cómo un turista puede ‘regenerar’ un destino? 

Sendero - Pixabay
Sendero – Pixabay

Como vemos, desde un punto de vista teórico, el turismo regenerativo se presenta como una interesante vía de futuro que puede integrarse en la industria turística para fomentar un tipo de viaje que ponga el foco en la comprensión del territorio al que se viaja más que en el consumo y el ocio.  

Pero, ¿cuántos viajeros que llegan a España a disfrutar de su sol y su playa desde sus siniestras latitudes están interesados en profundizar en el conocimiento de nuestra realidad cultural y socioeconómica? Porque con visitar el Museo del Prado y echarse unas fotos con las no sé cuántas Copas de Europa del Real Madrid no es suficiente para entendernos.  

¿Son conscientes los turistas del gravísimo problema de vivienda que tenemos en este país al que contribuye de forma más o menos directa su actividad y su estancia en pisos turísticos más o menos legales? ¿Pueden hacer algo al respecto? 

Y cuando nosotros viajamos fuera, a Tailandia, Perú o Marruecos, ¿profundizamos en la cultura local en nuestra estancia? ¿Se puede decir que hemos contribuido a mejorar la vida local gastando unos euros e intercambiando dos palabras amables con algún habitante?  

Y, entonces, ¿qué podemos hacer en el destino para ser un turista regenerativo? Pasar de la teoría a la acción no es sencillo ya que requiere tiempo y esfuerzo, previo al viaje, estudiando el destino más allá de lo que exponen las guías de viaje. 

Playa - Unsplash
Playa – Unsplash

Por ejemplo, se trata de sacrificar una visita a un must de tu destino y sustituirlo por una estancia en una zona deprimida que necesita ayuda. Para ello se debe contactar, en primer lugar, con organizaciones locales para que te asesoren sobre los lugares a los que pueden ir y qué puedes hacer por ellos.  

Pero si no tienes el tiempo suficiente en el destino para participar en una acción de este calado, también puedes contribuir en la regeneración del territorio con acciones más simples: ¿por qué no limpiar una playa después de disfrutarla? De nuevo, la diferencia entre un turismo pasivo y más o menos sostenible (no ensuciar) y un turismo activo y regenerativo: limpiar.  

Porque, tal y como se explica en este artículo, ya no se trata de “no dañar” el medio ambiente, sino de revitalizarlo y regenerarlo para que no suceda como en Bali donde el senderismo se ha visto amenazado por la actitud “escandalosa” de los visitantes. Pero es que no hace falta irse tan lejos para comprobar que el turismo de naturaleza también es percibido como negativo por los locales.  

Al fin y al cabo, queremos seguir viajando porque tenemos derecho a ello, porque es una parte esencial del conocimiento y el desarrollo intelectual del ser humano, una afirmación de la libertad del individuo como expuso la Carta de Viena: pero toda libertad supone responsabilidad y, en este caso, capacidad para transformar nuestros viajes en algo más que museos, puestas de sol e infinidad de fotos.

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