Los siete pueblos abandonados de Huesca que te sorprenderán

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Huesca es tierra alta, fronteriza y frondosa, la segunda provincia con más árboles de España, solo por detrás de su vecina Lleida. Un verdadero paraíso. Pero como todo paraíso, no es territorio fácilmente accesible: su relieve ha complicado desde antiguo los asentamientos humanos, generando una trama deslavazada de pueblos perdidos entre valles y montañas

Algunos de ellos han ido quedando despoblados con el paso del tiempo, mientras la naturaleza, siempre incontenible, reclama para sí sus viejas posesiones generando esos pueblos fantasma en los que piedra y vegetación se integran ofreciendo estampas fascinantes. Acompáñanos en este viaje al norte para descubrir siete pueblos abandonados de Huesca que te sorprenderán. 

Susín 

7 pueblos abandonados de Huesca que te sorprenderán
Susín. Fuente: Turismo Biescas

Al norte de Sabiñánigo, en plena Tierra de Biescas, se ubica Susín, uno de los pueblos abandonados mejor conservados de toda Huesca. Y es que la zona de Sobrepuerto a la que pertenece Susín, comprendida entre el curso alto del río Gállego y el río Ara, es uno de los territorios más despoblados de Aragón.  

Pero a diferencia de otros pueblos fantasma vecinos, Susín ha resistido el paso del tiempo gracias al empeño de Angelines Villacampa propietaria de la casa Mallau, una de las viviendas del pueblo que aún se mantiene en buen estado de conservación. Tras su fallecimiento, sería la Asociación Mallau Amigos de Susín la que tomaría el testigo. 

La naturaleza que rodea el pueblo, destacando Peña Oroel, Punta Güé o la sierra de la Partacua, como el propio caserío con su magnífica iglesia de Santa Eulalia, ofrecen en conjunto un panorama arrebatadoramente nostálgico: un fascinante viaje a los orígenes de esta tierra norteña. 

Polituara 

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Polituara. Fuente: Wikipedia

Seguimos camino hacia el norte sin dejar la comarca del Alto Gállego ni el municipio de Biescas para conocer Polituara, un histórico lugar de paso por ubicarse en la ruta hacia Francia y junto al Camino Real que recorría de norte a sur el Valle de Tena. Cuando la meteorología amenazaba el tránsito, muchos viajeros aguardaban en Polituara a que el tiempo mejorase.  

Pero la construcción del cercano Embalse de Búbal en 1971 provocó la expropiación de muchas de las casas de los pueblos del entorno modificando el trazado del camino junto al Río Gállego. Fue así como esta pequeña aldea cuya existencia está documentada desde el siglo XIII quedó abandonada.  

Búbal  

7 pueblos abandonados de Huesca que te sorprenderán
Búbal. Fuente: Wikipedia

Y ya que estamos en la zona, no debemos perder oportunidad de conocer la otra cara de la moneda de la despoblación. Se trata de Búbal, el pueblo que dio nombre al embalse. Fue en 1961 cuando el Gobierno franquista expropió el pueblo bajo la supervisión de la Confederación Hidrográfica del Ebro que provocó el abandono del mismo, incluso de su parte alta que no sería afectada por el embalse.  

Dos décadas más tarde, Búbal entra a formar parte del Programa de Recuperación y Utilización Educativa de Pueblos Abandonados (PRUEPA) rehabilitando buena parte del pueblo, incluyendo su iglesia parroquial de San Martín. Hoy Búbal ha vuelto a la vida, también a través de estos programas educativos y campamentos de verano para estudiantes. 

Lapenilla 

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Lapenilla. Fuente: Wikipedia

Dejamos ya el Alto Gállego y nos vamos al sur de Sobrarbe, a unos 40 kilómetros al sur de Aínsa, para conocer la historia de Lapenilla que, según algunos historiadores locales, podría tener un origen medieval: un caserío en torno a un castillo que ya sería controlado por los cristianos desde mediados del siglo XI. 

Aunque del castillo no hay ni rastro, si lo hay de la denominada Casa El Señor, ubicada en uno de los puntos más altos de la localidad, y de la iglesia de San Julián del siglo XVIII del que aún se conservan las pilastras jónicas que sostienen su ábside. Aunque en 1900 contaba con unos 100 habitantes, seis décadas más tarde fue expropiado por la Confederación Hidrográfica del Ebro quedando despoblado. 

Estall 

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Estall. Fuente: Wikipedia

Seguimos camino hacia el este y entramos en la Ribagorza para conocer las ruinas de Estall, un pueblo perdido de la zona del Montsec cerca de la aldea de Vicamp y de la frontera con Lleida. Pero no hace tanto tiempo, Estall podía presumir de tener más de 100 habitantes y hasta 14 casas, tal y como se recoge en el censo de 1940. 

Pero en los años siguientes, el pueblo fue perdiendo habitantes hasta que en 2003 su último habitante, Santiago Pena Capdevila —que narró sus peripecias como último vecino de Estall en un programa de televisión—, se fue a vivir a Benabarre. La iglesia de Santa María es el edificio más destacado, pero es la escuela el mejor conservado, allí a donde se fue Pena Capdevila a vivir en sus últimos años. 

Griébal 

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Griébal. Fuente: Wikipedia

Regresamos a Sobrarbe para conocer otro de los pueblos abandonados más curiosos de Huesca, porque Griébal es otro ejemplo de despoblado que ha ido recuperando su actividad en los últimos años, en este caso, como campamento juvenil para grupos de jóvenes scout

Localizado en la ladera suroeste de la sierra de Gerbe sobre el río Lanata, los primeros datos sobre su historia nos llevan al siglo XII en un documento del monasterio de San Victorián, a 20 kilómetros al norte del pueblo.  

Del Griébal medieval aún quedan restos como la iglesia Vieja del monte de El Pueyo, mientras que la casona Custodio del XVIII sería la mejor conservada. Si bien en 1940 tendría una cincuentena de habitantes, quedó deshabitado por la construcción del vecino Embalse del Mediano. 

Jánovas 

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Jánovas. Fuente: Depositphotos

A media hora al noroeste de Griébal, pasando Aínsa, llegamos a Jánovas, uno de esos testigos de la cruel expropiación de casas (y vidas) como consecuencia de la construcción de una infraestructura hidráulica. La empresa Iberdrola —germen de la actual Iberdrola—, por indicación del Estado, inició los planes para construir un embalse. Pero algunos vecinos no quisieron irse, incluso cuando empezaron a ver como se dinamitaban las casas vacías de los vecinos. 

La pareja formada por Emilio Garcés y Francisca Castillo resistieron hasta 1984, a pesar de las dificultades con las que se encontraron en un pueblo ya abandonado a su suerte. Y es que en 1900 llegó a tener hasta 200 habitantes en 35 casas

Tras finalmente rechazarse la construcción del embalse por sus efectos medioambientales, desde 2008 se ha iniciado un procedimiento de reversión de los bienes expropiados, restableciéndose el suministro de energía desde 2019. A día de hoy, Jánovas ha vuelto a la vida con un puñado de vecinos

Más información sobre los despoblados de Huesca en la web y los libros del historiador y escritor Cristian Laglera.  

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