¿Por qué es importante desengancharse de las redes sociales en verano?
Las redes sociales reinan en nuestro día a día, pero también tienen efectos muy negativos para la salud mental, por lo que alejarnos de ellas durante el verano es algo muy aconsejable.
Helena Celma
Las redes sociales son el pan nuestro de cada día. Nos cuesta vivir sin ellas, ya que ahí dejamos constancia de todos los pasos que damos. ¿Vamos a un concierto? Siempre cae un vídeo del artista en cuestión. ¿Tenemos un examen? Fotito de los apuntes para que el resto de seguidores vea la cantidad de temario subrayado. Sentimos la necesidad de que la gente sepa de nuestra vida, a pesar de que a la mayoría le interesa más bien poco.
De hecho, un estudio de la Unión Europea revelaba que el 21,3% de los adolescentes españoles está en riesgo de desarrollar una adicción a Internet por el uso “abusivo” de las redes sociales, lo que sitúa a España como uno de los países que ostenta una plaza más elevada en este dichoso ranking.
Cualquier adicción es mala, de eso no hay duda alguna. El problema es que, a día de hoy, vivir sin móvil es prácticamente una quimera. Nos comunicamos con nuestro entorno a través de este dispositivo, miramos las cuentas de nuestro banco por ahí o consultamos el mapa para saber cómo ir a los sitios, entre muchísimas otras funciones. El móvil se ha vuelto en una herramienta indispensable para la sociedad y alejarnos de él es algo impensable.
Es por ello que dejar el móvil aparcado en un cajón durante todo el verano no es un método que sirva como ‘detox’ para las redes sociales. Básicamente, porque es absolutamente inviable.
El efecto mental de las redes sociales
Hay que tener en cuenta que las redes sociales tienen un impacto en la salud mental de las personas, pero sobre todo en la de los más jóvenes. Instagram, Twitter o TikTok se han convertido en fuentes de odio y hate del que difícilmente se salva nadie. A una persona mayor con las ideas claras y una gran dosis de seguridad en sí misma, estos comentarios le darán bastante igual.
El problema es que en la adolescencia, la preocupación por el ‘qué dirán’ es mayúsculo. La consciencia de los más jóvenes no es suficiente en muchas ocasiones y no es extraño que dejen comentarios sobre la imagen de otra persona a la cual le puede afectar terriblemente, siendo sobre todo las chicas las más perjudicadas en este sentido.
De hecho, una revisión sobre estudios de esta temática llegaba a la conclusión de que el 88,89% de los estudios ponía de manifiesto “la vulnerabilidad del grupo de chicas adolescentes, el cual se encuentra cada día más expuesto a las exigencias sociales y a la exposición en RRSS de lo que se considera el cuerpo ideal en la mujer, donde se incentiva la delgadez extrema”.
Además, los jóvenes se ven expuestos a imágenes de influencers o amigos cercanos con los que compararse. Por ejemplo, ¿quién no ha visto una publicación en la que alguien sale en la playa luciendo un modelito espectacular y con una figura que da miedo? Raro es quien no se compare entonces, y eso puede acabar jugando una mala pasada a nuestra cabeza. Sin ir más lejos, las redes sociales son consideradas “uno de los factores de riesgo en el desarrollo de trastornos alimentarios, pues constituyen un gran espacio de difusión de los cánones de belleza actuales”.
Por lo tanto, ante este panorama, lo mejor que se puede hacer en verano es alejarse un rato de las redes sociales y dejar que nuestra cabeza se airee un poco. Si eres de los que acumula dos horas diarias en estas plataformas, eres el candidato perfecto para tomar distancia. Ya habrá tiempo de saber qué ha hecho Manuel en su pueblo o cómo le han ido las vacaciones a María.
Desconectar... ¿Es posible?
Es posible que plantearte esta pregunta ya te eche para atrás irremediablemente, pero la realidad es que sí que se puede. Hay muchas razones para hacerlo, como que dejarás de compararte con el resto de usuarios, lo que te ayudará a estar con un mejor ánimo porque no te autopresionarás a conseguir un objetivo u otro.
Además, nos olvidamos de que la vida no es aquello que está detrás de la pantalla, sino lo que hay cuando levantamos la mirada. Ya lo dijo el grupo Arnau Griso en su canción Para que el mundo lo vea: “Vas a pillar torticulis inmerso en tu pantalla, la vida en 4K cuando subes la mirada”. Además, también ironiza sobre la necesidad de publicar todo: “Posturea para que el mundo lo vea que la vida con un filtro no es tan fea, y si no te sientes guay es porque tu autoestima se mide en likes”.
Posiblemente te estés preguntando cómo realizar este ‘detox digital’ a estas alturas, y por mucho que pienses que es imposible, la realidad es que sí que se puede hacer, por lo que te damos unos pequeños trucos para conseguirlo.
Primero, deberías calcular cuánto tiempo pasas en las redes, delimitarlo y reducirlo hasta la mitad. Puedes hacer un planning para distribuir el tiempo que dedicas entre tus redes sociales favoritas. Sigamos con el ejemplo: si de tres horas pasas a una y media, puedes repartirlo entre TikTok, Instagram y Twitter, de forma que estarías media hora en cada una.
Eliminarlas del todo de nuestra vida es complicado al principio, pero limitar el tiempo es un buen punto de partida. También te ayudará desactivar las notificaciones para no sentir la necesidad de entrar y contestar aquello que esté pendiente.
Por último, es bastante importante que lo primero que hagas al despertarte no sea entrar en las redes. Espacia todo el tiempo que puedas el hecho de revisar tus redes sociales, porque cuanto más esperes para hacerlo, menos necesidad sentirás.
Desengancharse de las redes sociales es de todo menos sencillo, pero tu salud mental lo agradecerá durante estos meses.