Maximiliano Calvo: “Hay un montón de formas de amar que van más allá de la monogamia”
El que fue cantante y guitarrista de la banda de indie rock Intrépidos navegantes empezó su carrera en solitario en 2015. Desde entonces, el argentino no ha parado de hacer música. Ahora acaba de publicar su primer álbum ‘El Gallo’, una oda a la noche y al rock más auténtico.
No hay animal que defina mejor a nuestro protagonista que el gallo, pero eso lo explicaremos más adelante. Maximiliano Calvo (Rosario, 1992) aprendió a cantar antes que a andar y desde entonces no ha parado de entonar canciones. Su viaje comenzó a orillas del Río de la Plata, en Argentina. De la mano de su familia, un joven Maximiliano escuchaba música sin parar y dio sus primeros pasos estudiando y aprendiendo a tocar instrumentos como la batería o la guitarra.
Con 16 años dejó Rosario, su ciudad natal, y se trasladó a Buenos Aires. Allí formó Intrépidos Navegantes, una banda de indie rock con la que abrió conciertos para artistas internacionales de la talla de Muse, The Killers y Arctic Monkeys. En 2015 dijo adiós al grupo que lo llevó a lo más alto y comenzó su carrera en solitario, aprovechando los aprendizajes de aquellos primeros años en la industria musical.
Pero si por algo destaca Maximiliano es por ser un culo inquieto. Un día decidió cruzar el atlántico, dejar Argentina y afincarse en Madrid. Ahora, después de varios lanzamientos, presenta su primer disco en solitario y editado en vinilo, El Gallo.
Nocturnidad y rock and roll
“El gallo canta con los pies metidos en su propia mierda. Me parecía bastante significativo, porque al final las canciones son un poco toda esa mierda que guardamos”, cuenta Maximiliano, explicando la razón por la que ha elegido este y no otro animal para titular el disco. “También por la naturaleza del gallo. El tipo anda por ahí de noche y canta al amanecer, por lo que es muy poco probable que lo veas por el día. Además el canto del gallo también me transportaba a mi infancia. Así que el disco reúne un poco todo: el canto, la nocturnidad, la infancia, y también la mierda”, añade entre risas.
El álbum es una oda a la noche y al rock, que es el género que vertebra todo el disco. En una de las canciones, Maximiliano dice: “cuando canta el gallo, soy un dandy trasnochado”. Pero, ¿cómo se une lo refinado del dandismo con la parte más salvaje del rock? “Un dandy para mí es sinónimo de elegancia y esa elegancia está también en la nocturnidad. Sin duda el rock también puede ser refinado y es lo que trato de reflejar en el álbum”, explica el argentino.
Un viaje a las raíces
El álbum se compuso entre los montes asturianos y allí también se crearon las canciones del nuevo disco de Anaju, Rayo, donde Calvo participó como compositor en gran parte de los temas. El argentino asegura que hay un hilo irrompible que lo une con Asturias: “Mi abuelo era de Gijón, así que hay algo que me lleva a él siempre que estoy allí. Ahora ya no está, pero cuando voy a su tierra siento que me manda rayos de inspiración”.
La composición se hizo en el norte de España, pero ya lo hemos dicho: Maximiliano no para quieto. Así que decidió volar a Ciudad de México y realizar la producción y grabación del álbum en los estudios 3KMKZ. “México es un sitio que me fascina y me da vida. Hay algo que también me une con la velocidad frenética de ese lugar. Cuando pensé en la producción no lo dudé, era ‘ir o ir’. Estuvimos 25 días en el estudio, durmiendo bastante poco”, recuerda.
El comienzo de una era
El Gallo se consolida como su primer álbum de estudio en solitario, pero sus andadas en la industria empezaron hace años. De hecho, con la banda Intrépidos Navegantes alcanzó el sueño de muchos artistas: llegó a tocar en festivales de la talla del Lollapalooza y telonear a varios artistas internacionales. “Tampoco fue tanto el éxito, al menos yo no lo recuerdo así. También es verdad que no recuerdo mucho sobre esa época”, bromea Maximiliano cuando se le pregunta por los logros de la banda.
“Las transiciones en la vida son bonitas. Los cambios siempre traen algo bueno y es importante tomarlos así”, reflexiona el argentino. Y es que su vida ha estado llena de cambios, empezando por su marcha de Argentina. “Venir a Madrid estuvo muy influenciado por las canciones de Joaquín Sabina, pero también por las películas de Almodóvar o los libros de Rafael Chirbes”, explica. “Para mí estos artistas enaltecen Madrid y cuando llegué me sorprendió, porque la ciudad no era tan diferente a cómo ellos la explicaban a través de la música, el cine o la literatura”.
Un canto contra lo tradicional y un sueño
En su nuevo disco, Maximiliano Calvo se atreve a todo y tiene hasta una canción dedicada al poliamor. “Estamos dándonos cuenta de que hay una modalidad de familia, una idea de cómo deben estructurarse las relaciones, que se está quedando antigua. Creo que hay un montón de formas de amar que van más allá de la monogamia”, explica. “Con Poliamor no digo que esta sea la mejor forma, sino que es una opción más. Cada uno debe buscar su propia manera de amar, siempre que se ame bien”.
En esa lucha por acabar con lo tradicional, Calvo también alza la voz contra la homofobia. En los dos últimos temas del álbum, Vagos y maleantes y 15/07/1954, hace alusión a la Ley de vagos y maleantes, aprobada en 1933 y modificada posteriormente en 1954 por el régimen franquista para incluir la represión a los homosexuales. “En el último tema Jaime Lorente lee esa ley en voz alta. En el rodaje comentamos que el texto parecía actual, porque las palabras podrían formar parte de un discurso de algunos políticos de ultraderecha hoy en día. Es curioso lo cíclica que es la historia”, comparte.
Entre sus últimos logros, Maximiliano ha conseguido formar parte de la banda sonora original de la serie Pollo sin cabeza y este 11 de junio actuará en las Noches del Botánico de Madrid, donde coincidirá con su paisano Andrés Calamaro. Aún así, al preguntarle por un sueño por cumplir, el argentino lo tiene claro: “Ganar más dinero. Los músicos trabajamos mucho y a veces no hay correspondencia con ese esfuerzo”.