Willy Toledo detenido "Willy Toledo ha dormido en un calabozo mientras la ultraderecha campa a sus anchas"
Así fue la vigilia por la libertad del actor, en la que tomaron la palabra Diego Cañamero, Lucía Etxebarria, Endika Zulueta, Silvia Sparks, Enrique de Santiago o Antonia Ávalos. Toledo se enfrenta a un supuesto delito contra los sentimientos religiosos
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madrid, Actualizado:
Hay una idea que flota, pesada, en el ambiente: esto no va contra Willy, sino contra la libertad de expresión. Por el micrófono pasan humoristas, escritoras, feministas, políticos y activistas, dejando atrás la sensación de que el régimen, el Estado, el sistema o sabe dios quién no persigue a un hombre, sino su rebeldía. Hablan de él como un símbolo: de la libertad de expresión, de la defensa del feminismo, de la lucha antifascista. Fuera había quien apelaba a su sacrificio, sin llegar a calificarlo como mártir, aunque en la vigilia de su declaración ante un juez faltaba el cristo.
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El actor fue arrestado a las tres de la tarde de ayer. Una hora después, su abogado, Endika Zulueta, era informado de que su cliente había sido privado de libertad, un eufemismo que venía a decir que permanecería durante toda la noche en el calabozo. Willy Toledo no iba a estar presente en cuerpo, pero sí en alma, en la Vigilia en apoyo de Willy Toledo. El acto, convocado por el Movimiento Antirrepresivo de Madrid, tenía como lema Cagarse en dios no es delito, es libertad de expresión.
El detenido había apuntado demasiado alto. En julio de 2017, se solidarizó con tres feministas encausadas por organizar hace cuatro años en Sevilla la procesión de la Anarcofradía del Santísimo Coño Insumiso, que llevaba en andas eso mismo. Le llamó "energúmena" a la jueza por abrir juicio oral contra las mujeres, porque según ella el acto solemne constituía un escarnio al dogma de la santidad y la virginidad de María, la virgen. “Yo me cago en dios”, escribió Toledo en Facebook.
Diego Cañamero: “El problema de Willy Toledo es que los que nunca lucharon por la democracia ahora administran nuestra libertad”
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Luego añadió que le sobraba mierda para hacer lo propio en la susodicha creencia: “Este país es una vergüenza insoportable. Me puede el asco. Iros a la mierda. Viva el Coño Insumiso”. La Asociación Española de Abogados Cristianos, que ya había demandado previamente a la Anarcofradía, lo denunció porque consideraba que sus comentarios constituían un delito contra los sentimientos religiosos.
Tras negarse en dos ocasiones a presentarse ante el juez, éste dictó una orden de detención, al tiempo que Toledo le mandaba un recado a la policía: anoche la estaría esperando en la vigilia, que tuvo lugar en el madrileño Teatro del Barrio, pero los agentes tomaron la delantera.
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La afluencia de asistentes, pese a su ausencia, desbordó el local. Con la grada a rebosar de un público heterogéneo, muchos de los que acudieron a solidarizarse con el actor tuvieron que quedarse fuera. “¿Se puede hacer algo? ¿Firmar en algún sitio?”, le preguntaba al personal de la sala una joven que no pudo entrar. Dentro, algunas caras conocidas, aunque no todas agarraron el micrófono, que permaneció abierto durante una hora “para que el pueblo se exprese con la libertad que el Estado represivo borbónico franquista nos niega”, como había escrito el detenido en Facebook.
Todos rogaron una oración por la libertad de Willy Toledo, incluso el portavoz de Europa Laica, quien elogió su “coraje cívico” antes de cargar contra los denunciantes, quienes según él “están al servicio de la Conferencia Episcopal con la complicidad de algunos jueces y fiscales”. Quizás sus querellas no prosperen y lo saben, dijo, pero no importa, porque su objetivo es quejarse ante las instituciones europeas de que España es un país intolerante con la religión. “Aquí nadie puede meterse con los dioses, porque el sistema judicial está trufado de sectarismo católico”.
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Diego Cañamero, además de diputado de Unidos Podemos en el Congreso, es cristiano. Sin embargo, entiende que Toledo está atravesando un viacrucis y aboga por la resistencia: “El pueblo tiene que recuperar sus derechos a través de la lucha y el levantamiento”, porque “la vida es un pulso a la historia de la lucha de clases”. El sindicalista agrario recordó a los procesados y detenidos en Andalucía, mientras atacaba de frente a la Justicia: “Lo que le pasa a Willy es que los que nunca lucharon por la democracia ahora administran nuestra libertad”.
Habló Antonia Ávalos, imputada en el juicio por la procesión del Coño Insumiso: “La ley mordaza ha sido el plan perfecto para sembrar el miedo entre la población y para que nos callemos. El objetivo no es la censura, sino la autocensura, de modo que el Estado nos pueda controlar”. Y recibió el testigo otra compañera del movimiento: “Willy no sólo ha sido perseguido por sus palabras, sino por apoyar a las mujeres feministas. Tenemos una ley patriarcal teñida de catolicismo: patriarcado y capital, alianza criminal”. El lema fue correspondido por aplausos de los y las presentes.
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Enrique de Santiago, secretario general del PCE, se puso serio: “No es simplemente un ataque al compañero Willy, sino también a un símbolo”: el artista como portavoz natural de la libertad de expresión, vino a decir el letrado comunista, quien aludió al carácter “integrista” de la asociación que presentó la denuncia. “El sistema judicial no ha sido depurado desde el franquismo. Debemos abordar su democratización, porque es indigno de un Estado de derecho”.
Antonia Ávalos: “No sólo es perseguido por sus palabras, sino por apoyar a feministas"
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En cambio, Carles Ponsí, dibujante de El Jueves, se lo tomó con humor y recitó un poema: “Me cago en dios, me cago en dios, me cago en dios. / Y si tanto me he cagado no es por escuchar el viva el rey de Casado”.
Hacía tiempo que en España la gente no se cagaba tanto en dios. La culpa quizá no la tenga Willy Toledo, ni el arrastre que provoca que el parroquiano pierda una baza en el tute, ni tampoco el infausto futbolista que falla un penalti. Algo tendrá que ver quien ve pecado en una vagina de látex o en un comentario en Facebook; quien lo considera objeto de demanda; quien acepta la querella, y quien lo vocea en los medios. Endika Zulueta lo explicaba mejor: “Willy no está privado de libertad por escribir me cago en dios, algo que hoy han hecho tantas personas en España”. No lo acusan “por hacer”, insistió, sino por ser”.
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“Un Estado debería ver la crítica política como enriquecedora, pero su comportamiento es autoritario y criminaliza el pensamiento. El Código Penal no está para proteger los sentimientos religiosos, porque eso implica una gran inseguridad, pues no hay nada más interpretable que un sentimiento”, añadió el letrado, quien volvería a intervenir al cabo de un rato para quejarse de que la Policía y el juez de guardia le han impedido visitar a su defendido.
Además, estima que era “innecesario” arrestar a su cliente, pues tenía de plazo hasta las diez de esta mañana para presentarse en el juzgado. “La detención debe durar el mínimo tiempo imprescindible, por lo que con arrestarlo a las nueve era suficiente. La policía debería tener en consideración el valor de la libertad, pero lo han privado de ella casi veinte horas”.
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Elena Ortega, madre de Alfon: “En España no hay justicia, sino una justicia vengativa que se utiliza para perseguir a la disidencia”
La tesis de Zulueta —perseguir a las personas no sólo por lo que hacen, sino también por lo que son— es compartida por los políticos y activistas que pisan el escenario. “No sé a qué le tienen miedo. El Estado no nos considera como divergentes, sino como adversarios [...]. Por lo que defender nuestros derechos, defender a Toledo, es defendernos a todos y a todas”.
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Lo que viene a decir el abogado es que han detenido a Willy por rojo, no por su exabrupto en Facebook. Alberto Colomo, secretario político del PCPE en Madrid, desearía que fuese un caso aislado, pero lo considera un aviso a los navegantes. “Están retorciendo las leyes para que sepamos a qué atenernos, por lo que animo a unificar todos los casos de represión para luchar conjuntamente”.
Elena Ortega, la madre de Alfon, recuerda que hay gente denunciada y presa por canciones, por tuits, por rodear el Congreso o por organizar un referéndum. “En este Estado no hay democracia, ni libertad de expresión. Tampoco justicia, sino una una justicia vengativa que se utiliza para perseguir a la disidencia”. Por ello, llama a combatir esa coacción: “Willy Toledo da la cara, algo que debemos hacer todos y todas”.
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Una crítica que aumenta su calado en boca del portavoz del Movimiento Antirrepresivo de Madrid, quien argumenta sus razones. Primera: “Se atribuyen estas situaciones a la ley mordaza, pero Valtonyc y otros fueron llevados a la Audiencia Nacional aplicando el Código Penal. Segunda: “No es sólo una cuestión de libertad de expresión, ya que en los tribunales se les pregunta si son comunistas o anarquistas: es un problema de libertad ideológica”. Tercera: “Se habla mucho de la legitimidad, aunque una persona perseguida por una injusticia tiene todo su derecho a defenderse y a no entregarse”.
Cuarta y última: “Decir que una condena es excesiva resulta peligroso. No es que se haya traspasado una línea roja, sino que se les persigue por antifascistas. Esto no se puede analizar como un hecho aislado, sino como casos de represión”. Al final, una reflexión a modo de pregunta: “Pensad por qué Toledo duerme en un calabozo mientras la ultraderecha campa a sus anchas”.
La escritora Lucía Etxebarria reivindica su “derecho a atacar las instituciones” y subraya que “en Europa el delito de blasfemia sólo permanece en nuestro ordenamiento jurídico”. En realidad, fue suprimido en 1988, si bien las ofensas a los sentimientos religiosos están recogidas en el artículo 525 del Código Penal. “Un delito de blasfemia aumentado”, cree Sergio Sánchez, quien habla en nombre de la plataforma No Somos Delito. “Derogaron unos y luego nos metieron otros: un engaño”, concluye el también activista del Movimiento Antirrepresivo de Madrid, quien considera la detención de Toledo como “un esperpento con el que el sistema evidencia sus propias contradicciones y perversidades”.
El abogado Endika Zulueta denuncia que la Policía y el juez de guardia le impidieron visitar a Willy Toledo en el calabozo: "Lo han encerrado casi veinte horas”
Puntualizaciones jurídicas al margen, Etxebarria insiste en blindar la libertad de expresión. “Puedo no estar muchas veces de acuerdo con lo que dice Willy Toledo, pero defiendo su derecho a decir lo que quiera”, asegura la escritora, quien denuncia que mientras el actor corre el riesgo de sentarse en el banquillo, “las compañeras feministas recibimos amenazas sin parar” y “no tenemos protección”.
Mónica Hidalgo, tras reclamar la presencia de voces femeninas en el escenario, deja claro que “los derechos se defienden ejerciéndolos: fuerza, unidas y con ánimo”. En una breve intervención, la portavoz de la plataforma No Somos Delito recurre a la ironía al considerar el “pacto antiterrorista” un “pacto antiactivistas”.
Además de una pizca de retranca, Silvia Sparks opta por añadirle sal gorda al asunto: “Aparte de humorista, soy católica, por lo que quiero hacer una oración”. Ahí van sus versos blasfemos y subversivos, apropiados para una vigilia feminista, laica, anticapitalista y en defensa de la libertad de Willy Toledo o —lo que es lo mismo para los presentes— de la libertad de expresión:
“Padre nuestro que usurpas el cielo,
me cago en tu puto nombre.
Váyase a la mierda tu reino.
Púdrase tu voluntad,
así en la Tierra como en el cielo.
El pan nuestro de cada día robémosle hoy.
Dejemos de pagar nuestras deudas,
como así lo hicieron los banqueros deudores.
Déjanos en paz en la tentación,
preferimos el mal.
SEMEN”.