Este artículo se publicó hace 4 años.
Menores y Violencia de GéneroViolencia machista adolescente: control abusivo, insultos y aislamiento
Más del 10 % de las adolescentes españolas ha sido insultada o ridiculizada por su pareja, ha sufrido un control abusivo, ha sido aislada de sus amistades o presionada para realizar actividades sexuales que no quería practicar.
Violeta Molina Gallardo (EFE)
Madrid-Actualizado a
Más del 10 % de las adolescentes españolas ha sido insultada o ridiculizada por su pareja, ha sufrido un control abusivo, ha sido aislada de sus amistades o presionada para realizar actividades sexuales que no quería practicar. Son las formas más comunes de violencia machista que afectan a las menores.
El estudio Menores y Violencia de Género de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, elaborado a partir de entrevistas a 10.465 chicos de 14 a 18 años, hace una fotografía de la violencia que sufren las adolescentes en sus relaciones sentimentales.
El 16,9 % de las chicas reconoce que su pareja las ha insultado o ridiculizado; el 16 % indica que la ha controlado hasta decidir por ella hasta el más mínimo detalle; el 14,7 % dice que las ha aislado de sus amistades; el 13,6 % fue controlada a través del móvil y el 10,9 % se sintió presionada para realizar actividades sexuales que no quería practicar.
El 9 % indica que su pareja le ha hecho sentir miedo, el 8,4 % sostiene que la ha intimidado y el 3,4 % ha sufrido agresiones físicas.
La coordinadora del estudio y catedrática de Psicología de la Educación de la Universidad Complutense de Madrid María José Díaz-Aguado explica a Efe que la violencia psicológica y de control es la más habitual a todas las edades, no solo en la adolescencia, y que debería constituir la primera señal para alertar de que se está en una relación muy peligrosa que si no se interrumpe puede alargarse con el tiempo.
El estudio revela que el porcentaje de chicas que reconoce haber sufrido situaciones violentas por su pareja es superior al de chicos que reconocen haber ejercido ese maltrato.
Así, el 6,3 % dice haber ridiculizado o insultado a su novia, el 5,8 % haberla controlado con el móvil, el 4,9 % haberla controlado de forma abusiva, el 3,1 % haberla presionado con fines sexuales y el 2,4 % haberle pegado.
La catedrática de Psicología de la Educación ha incidido en que la sociedad española ha avanzado en combatir el problema de la violencia machista desde sus inicios, en la adolescencia, y ha destacado que está demostrado que el trabajo que se hace en la escuela para prevenir las relaciones violentas da sus frutos porque disminuye el riesgo de que ellas se conviertan en víctimas y ellos, en maltratadores.
"Lo que se está haciendo está sirviendo mucho, pero tenemos que hacer más (...) Tenemos una vacuna que protege contra la violencia machista, una vacuna que no hace daño y está al alcance de todos", ha aseverado.
¿Y qué hay que hacer en este sentido? Más formación al profesorado, dotar a los centros educativos de materiales actualizados e integrar esta formación en los planes globales del centro para que quede claro quién y cómo va se va a tratar esta prevención.
Díaz-Aguado también ha hecho hincapié en la necesidad de que la lucha contra la violencia machista digital -un tipo de violencia creciente- se convierta en una prioridad.
En este sentido, la Fiscalía General del Estado alertaba en su memoria de 2019 de cómo las nuevas tecnologías, que han puesto en manos de los agresores de las víctimas de violencia machista "mecanismos muy potentes de manipulación, humillación y control, pueden generar dominación y relaciones desiguales entre hombres y mujeres, capaces de producir efectos lesivos extraordinariamente graves".
"Es un hecho la alta prevalencia del ciberacoso y otras violencias digitales sobre las mujeres y niñas, y la mayor vulnerabilidad de estas frente al daño que se produce por la desigual valoración social sustentada en estereotipos sexistas y roles tradicionales trasmitidos por las redes sociales sin filtro alguno; la mujer está más expuesta y su imagen resulta más deteriorada", añadía la Fiscalía.
Reproducción del ciclo de la violencia
Una de las principales conclusiones del estudio Menores y Violencia de Género es que los menores que han estado expuestos a violencia machista ejercida contra sus madres tienen un mayor riesgo de reproducir esa violencia, ya sea en forma de víctima o de agresor, pero ésta no es ni "automática ni inevitable".
De la misma manera, quien no han sufrido esa violencia contra la progenitora pueden ser víctima o agresor en sus relaciones de pareja.
El 11,8 % de las chicas de 14 a 18 años que no han conocido violencia contra su madre reconoce sufrir maltrato de su pareja, un porcentaje que sube al 23,8 % entre aquellas que han tenido una exposición leve a la violencia contra su progenitora y al 32,9 % entre las que vivieron una exposición máxima en el hogar.
En cuanto a ellos, mientras un 13,9 % es agresor en su relación en el grupo que no ha presenciado violencia contra la madre, esa cifra sube al 31,7 % y al 35 % entre quienes han padecido la violencia machista en el seno familiar.
La exposición "contribuye a desarrollar una mentalidad sexista y de justificación de la violencia que contribuye a la reproducción intergeneracional de la violencia machista", resalta el informe.
Pero a pesar de que el riesgo es mayor en todos los grupos es mucho más numeroso el porcentaje de adolescentes que no reproduce la violencia que el que lo hace, de ahí la importancia de reconocer y reparar el daño causado en los menores para ayudarlos a escapar de ese riesgo.
"Cuando hablamos del riesgo de la reproducción tenemos que dejar muy claro que no es inevitable y que la mayoría de la gente no reproduce la violencia", insiste Díaz-Aguado.
Las jóvenes cuentan y denuncian los hechos
También la Macroencuesta de Violencia sobre la Mujer 2019 aporta información sobre cómo sufren las jóvenes, en este caso de entre 16 y 24 años, la violencia machista.
El 19,3 % de las mujeres jóvenes de España que han tenido pareja alguna vez ha sufrido violencia física y/o sexual de alguna de estas parejas a lo largo de la vida frente al 14,4% de las mujeres que tienen 25 o más años.
El 46,1 % ha sufrido algún tipo de violencia psicológica frente al 31,9% de las mayores y la violencia de control se sitúa en el 43,8 % para las chicas de entre 16 y 24 años y en el 26,5 % en el resto.
También se observa una mayor incidencia de la violencia sexual (11 % frente a la media del 6 %) y del acoso sexual (60 % frente al 40 % de la media).
La Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género precisa que estas diferencias no tienen por qué conllevar una mayor magnitud del problema entre las más jóvenes, sino que podría estar explicado por que éstas hablan con más libertad que las mayores. De hecho, cuentan y denuncian más los hechos.
Eso sí, "las personas jóvenes tienden en mayor medida a idealizar el concepto del amor romántico, lo que puede llevarlas a confundir el amor o la pasión con los celos y el control", se subraya en la macroencuesta.
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