Los vecinos de Barbate, destrozados por la muerte de dos guardias civiles
Dos agentes fueron embestidos por una narcolancha en Barbate. Los vecinos aseguran sentir "vergüenza" porque varios jóvenes del pueblo vitoreaban a los narcotraficantes que acabaron matando a los miembros del cuerpo.
Los vecinos de Barbate (Cádiz) dicen estar "destrozados" por la muerte en su puerto de dos guardias civiles que fueron embestidos por una narcolancha, y aseguran sentir "vergüenza" porque varios jóvenes del pueblo jalearan a los narcotraficantes que acabaron matando a los agentes.
"Estoy destrozado, no he dormido en toda la noche", confiesa Antonio Alba, un pescador, que, en el puerto, insiste en que el pueblo de Barbate es "inocente" y pide que no se le juzgue y condene por estos hechos.
Con el temporal, él fue ayer por la tarde a echar un vistazo a su barco pesquero. Desde el día anterior había visto que varias narcolanchas estaban en la entrada del pueblo, refugiándose del temporal reunidas en fila.
Las narcolanchas, prohibidas desde julio de 2018 como una medida de la lucha contra el narcotráfico, están permanentemente en el mar, para evitar ser interceptadas si tocan tierra, según han relatado fuentes conocedoras de su forma de actuar.
Sus tripulaciones van relevándose, mientras esperan a que el tiempo amaine y vuelvan a ser llamadas para actuar, para cargar fardos de hachís en las costas de Marruecos y traerlos a la costa de Cádiz o para surtir de garrafas de combustible a las que lo hacen.
Sobre las ocho de la tarde, la embarcación de la Guardia Civil, con seis agentes a bordo, se dirigió hacia ellas para identificar a los ocupantes de las narcolanchas. Dos de ellas, según los testigos, empezaron a dar vueltas alrededor de la embarcación, mucho más pequeña de tamaño y con menos fuerza. "Lo hacían para levantar más oleaje y que la lancha de los guardias zozobrase más", cuentan.
Unas sesenta personas veían lo que sucedía desde el muelle. "Los que jaleaban eran jóvenes, creo que lo hacían como si fuera una diversión para ellos, como si estuvieran viendo una película. Pues una película es que hay dos fallecidos y dos familias destrozadas. Esa es la película. Y un pueblo que va a pagar por lo sucedido sin tener nada que ver", dice Antonio Alba, sin poder evitar las lágrimas.
"Esto no nos representa, y los catetos que vinieron a vitorear, tampoco"
"Se escucharon dos o tres disparos, no sé si de los agentes para achucharlos y que se fueran y les dejaran, o de los de la narcolancha. Y después el sonido del impacto de la embestida", relata el pescador. "Ha pasado lo que ha pasado, pero el pueblo de Barbate es inocente, por favor que se haga justicia con quien haya hecho lo que ha hecho", insiste. Uno de los camareros del bar del puerto confiesa que siente "vergüenza". "Esto no nos representa, y los catetos que vinieron a vitorear tampoco nos representan".
Tras la crisis pesquera, el narcotráfico se asentó hace años en Barbate, como una lacra. Su cercanía con Marruecos facilitaba que muchos en el pueblo encontraran en el negocio del hachís una salida y dinero fácil y rápido. Pero en los últimos años la situación había cambiado, según ha contado hoy un hombre que participó en aquello y que, tras pasar por la cárcel, dice no querer saber nada de ese mundo y sus riesgos.
Él está convencido de que las narcolanchas que estaban en el puerto no eran de redes de la localidad, sino de organizaciones que se han extendido a otras zonas por la presión policial ejercida en el Campo de Gibraltar desde que en julio de 2018 se pusiera en marcha el Plan Especial de Seguridad para luchar contra el narco en la zona.
"Aquí no llega ya ni buen hachís. Hace años encontrábamos fardos en la playa, porque entraba por aquí. Ahora no. Lo único que se ven son esas narcolanchas esperando por ahí fuera", cuenta otro hombre del pueblo.
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