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La Socialista, la colonia con origen obrero en el corazón de Madrid que Franco casi vacía

La zona, en el barrio de Chamartín de la capital, fue creada a principios del siglo XX por una cooperativa al amparo de una ley que buscaba dignificar las condiciones de vida de las clases proletaria.

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La colonia La Socialista, en Madrid. — Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid

Está por el barrio de Chamartín, pero igual no es la idea que traen ustedes sobre esta zona. Porque lo que decimos nosotros son casas casi como "de pueblo", muy parecidas, con su aire de antigüedad naif. Colonia Obrera La Socialista, le dicen.

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Cuentan que cuando surgió la colonia aquello ni era Madrid. Año 1919, y Chamartín de la Rosa tenía municipio independiente, porque hasta mediados de siglo no fagocitó la Villa y Corte a los adláteres (cuentan que si puso empeño el dictador, por aquello de que Barcelona no fuese ciudad primera en vecinos... pero vaya usted a saber). Entonces, últimos coletazos de la Restauración tardía, hicieron ciento dieciséis viviendas. Impulso por la Cooperativa Obrera para la Adquisición de Viviendas Baratas, tenías que estar inscrito en Casa del Pueblo para formar parte. Envite de Pablo Iglesias (el antiguo) y Jaime Vera. Ya ven, todo muy progre...

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Todo aquello estaba inspirado en las Ciudades Jardín británicas, aquel invento que tuvo Ebenezer Howard para mejorar condiciones y dignificar al proletario. En Madrid hicieron lo propio con esta Colonia La Socialista, con la Primo de Rivera, con la Prosperidad. Estaba, el sitio de todas, entre Ventorro del Chaleco, paseo de la Ciudad Lineal y límites con aquel municipio de Chamartín.

"Fue durante la pandemia", me dice Pedro, "todo el mundo salía a hacer deporte, y yo en bici, una pequeña ruta al sur de Madrid, por la Colonia de Manzanares, el Barrio de Moscardó y la Colonia de la Prensa. Con mi maillot, mi culotte, mi casco, y parando con vecinos, ellos me contaban su historia... Yo pensando que si vestido así hablan... cuando venga normal sacaré información. Así que planteé una serie de artículos sobre colonias madrileñas para El País". Pedro es Pedro Zuazua, autor del (muy recomendable) Utopías urbanísticas. 44 paseos por las colonias de Madrid, que acaba de publicar la Editorial Altamarea con fotografías de David Expósito. Allí se cuentan todos estos asuntos, y allí sale, claro, esa Colonia La Socialista.

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Y sigue. "A raíz de estos reportajes me ha escrito gente desde Asturias, de donde soy, para preguntarme que cuándo toca allí. Te vas fijando y acabas viendo, en muchos sitios, ese tipo de colonias. Surgen al abrigo de la Ley de Casas Baratas, de 1921, y buscan dignificar las condiciones de vida de las clases proletarias. Piensa que en aquel momento, por hacer apunte, la tuberculosis arrastraba incidencia muy grande en la sociedad, y en estas casas la gente tenía un baño, que era algo muy infrecuente".

"Yo fui redactor y responsable de la elaboración de los planes especiales de protección en la mayor parte de estas colonias. Empezó con el primer ayuntamiento democrático de Madrid", cuenta José María Ezquiaga. José María es arquitecto y urbanista, también imparte clases de lo suyo. Y conoce estas colonias a la perfección. "Lo más paradójico es que la mayoría de habitantes en ellas, ya propietarios, querían mantener su estilo de vida... es un privilegio poder vivir como en un pueblo pero en medio de la ciudad. Era algo valorado, el tema económico no era lo más determinante, y también los arquitectos consideraban que deshacer esas colonias sería una mutilación histórica. Coincidió con la alcaldía de un personaje muy culto, de sensibilidad exquisita, como fue Enrique Tierno Galván".

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Colonias con origen en fábricas, también otras con origen en cooperativas, en aspectos que no son puramente laborales. "Este tipo de colonias vinculadas a empresas surgen con la industrialización, y traen causa de la necesidad urgente de mano de obra". Captar y fijar, cerca de la factoría. Hablo con Sara del Hoyo, que es doctora en Historia del Arte y está especializada en patrimonio industrial. Ella continúa. "Las hay desde el siglo XVIII... por ejemplo, la famosa New Lanark en Escocia, que es de 1786, hasta mediados del XX, como esa Ciudad Pegaso madrileña, de 1956, para trabajadores de la empresa ENASA. Las primeras que surgen en España están en Catalunya, vinculadas a los ríos Ter y Llobregat y el sector textil".

Entonces, los objetivos... ¿cuáles eran? Responde Sara en cuanto a las colonias de tipo fabril. "Fijar a la mano de obra en un espacio próximo al trabajo. Se trata de dar cumplimiento a las necesidades de los trabajadores y trabajadoras, lo que incluye también a su familia. Así que, además de alojamientos, tenían instalaciones muy diversas, como educativas, sanitarias, deportivas o espacios comunes". José María continúa. "Estas colonias son distintas, porque están ligadas a cooperativas, por ejemplo, que hacían promociones para viviendas baratas. A veces todos ellos eran también trabajadores de la misma empresa, pero el origen es otro. Son, además, ensayos de una vivienda de tipo racionalista... pequeños ensayos, lejos de lo que hay en Holanda o en Alemania, pero es lo que tenemos... Sabes que, además, el franquismo consideró la arquitectura racionalista como vinculada a la República, así que la estigmatizó".

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¿Diferencias entre esos dos tipos de colonias? Me responde Sara. "Dependerá de las fechas, porque en España, durante el franquismo, ¿dónde estaba el límite entre empresa y Estado? Quizá podríamos hablar de distintas finalidades (las empresas quieren trabajadores, el Estado quiere dar respuesta a la necesidad de vivienda) y distintas gestiones, entre privada y pública... pero una vez cerrada la fábrica, ¿qué ha pasado con las viviendas? Es otra cuestión interesante".

Cuenta Pedro que, a veces, eran los mismos trabajadores quienes construían sus casas en la colonia. Sucedió, por ejemplo, en la Colonia Benéfica Belén, 169 viviendas que se proyectaron a mediados del XX. Coste asumido, en dos tercios, por el Instituto Nacional de Vivienda, curro dominical para levantar muros. Por eso a algunas les decían domingueras... Y le pregunto por paradojas... que estas colonias, muchas de origen proletario, surgidas al amparo de la Ley de Casas Baratas, hayan sufrido fagocitación del centro urbano. Vamos, que son lugares, hoy, muy valiosos.

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"Hay de todo, porque existen 45 colonias en Madrid con protección, imagina", dice, "algunas tienen auténticos palacios. Mira la colonia Parque Metropolitano, que fue una de las primeras creaciones inmobiliarias al estilo de lo que hoy pudiera ser La Finca, donde los futbolistas y todos estos. Pero también hay colonias en el sur que mantienen su esencia y su modestia. Aunque se hayan revalorizado, claro, sobre todo tras la pandemia. Es curioso, antes, sobre estas casas, se decía que tenían demasiada luz, que parecían sanatorios, fíjate la mentalidad, y ahora... Pero piensa que algunas no son chollos, eh, las hay con necesidad de actualizaciones, las hay sin aislamiento, hoy que se busca tanto la eficiencia energética generan un gasto gordo. Y tienen problemas adicionales... por ejemplo, cómo gestionar los coches en las colonias, porque son de una época en que cada familia tenía uno, no varios como ocurre actualmente".

Y, Pedro... ¿hay en las colonias, en La Socialista, una vida más de barrio, más de pueblo? Vida más, por así decirlo, como la recordamos de nuestra infancia. "Hoy hacemos todo más de puertas adentro. Y hay colonias, signo de los tiempos, donde hay demasiada seguridad... muros muy altos, cámaras, la sensación de que no eres bienvenido... Y es incómodo. Pero también sé que hay colonias con un chat para comunicarse, por ejemplo. Y sé, porque lo he visto, que la gente más joven saca sus mesas y se pone a la fresca como lo hacíamos antes. También hay colonias con festividad propia, o edificios comunes, como esta de La Socialista, que tiene el Casinillo, y es espacio de nexo e unión para todos".

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El Casinillo.

Hubo sorteo para ver a quién le tocaba qué. No todas las casas eran iguales. Las había chicas (dos plantas de cuarenta y cinco metros más abuhardillado, antes eso era chico) o grandes (sesenta en cada altura). Costaban 19.602 pesetas, cuotas mensuales de 60 y anuales sumando 726. Había un Casino donde no apostabas ni se bebía alcohol (ese Casinillo que decíamos), hubo también escuelas. Ah, y las calles tenían nombres vinculados al movimiento obrero, que para eso era germen y motor de todo el asunto. Luego, con "el otro", cambiaron (con "el otro" aquella cooperativa fue declarada ilegal, tras la guerra muchos de sus habitantes, muchos de quienes tenían casa allí, en La Socialista, perdieron esa propiedad. Porque estaban marcados, porque fueron al exilio). Pero merece la pena recordar aquellas denominaciones primeras.

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Hoy llevan nombres de flor, que tampoco es mala cosa.

(Aunque se apoye en una avenida de nombre tan poco social como Alfonso XIII... qué pensaría Pablo Iglesias, ay).

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En cuanto a los mecanismos de protección... o hasta qué punto podemos considerar estas colonias como "obras de arte" dignas de tal figura. "Pues hay de todo", me cuenta Sara sobre las colonias de empresas. "Piensa que algunas han quedado apartadas del centro, porque al ser periferia se han transformado en polígonos. También en otras se han organizado asociaciones y colectivos que buscan proteger sus espacios, claro. Y luego hay hasta tres colonias, dos en Barcelona y una en Alicante, incluidas en el Plan Nacional de Patrimonio Industrial". Son la Colonia Sedó, las Colonias del Llobregat y la Colonia Santa Eulalia, por si tiene usted interés... José María habla también desde la teoría. "No todas tienen la misma protección, aunque todas estas consideradas como colonias de viviendas unifamiliares. Algunas no pueden aumentar el volumen, no pueden eliminar sus cubiertas características, deben preservar su aire histórico. Por dentro pueden modificar, pero el aspecto externo tiene que mantenerse".

Pedro alude a casos concretos en Madrid. "El primer gobierno local democrático, con un equipo de arquitectos jóvenes, abiertos, propuso un pacto a los vecinos: permitían algunas cosas (un bajocubierta, un sótano) a cambio de que se mantengan las características de estos sitios, como balaustradas, puertas, ventanas... Puedes tocar todo menos estructura exterior, fachada. En teoría, porque luego ves cosas, claro, gente que se salta la ley y hace lo que quiere".

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Fue el treinta de junio, año 1929.

Cuando inauguraron La Socialista, digo.

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Fue el treinta de junio, año 1929, y hubo fiesta de espesor. Autobuses desde la Plaza de Santa Bárbara hasta la Ciudad Jardín, discursos de camaradas, también cantos regionales (gallegos, que eso ameniza mucho), romerías, organillo y ralentí al vino dulce, aunque esto último es de suponer.

Pero lo supongo muchísimo.

Fue en 1929. Y ahí sigue.

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