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Salud mental en Andalucía: sindicatos y familiares denuncian una "bajada en picado" de la atención a enfermos graves

La sobrecarga de trabajo por falta de personal y la externalización de servicios lastran la labor del órgano de la Junta encargado de la integración social de personas con enfermedad mental.

Casa hogar en Sevilla, Andalucía.
Casa hogar en Sevilla, Andalucía. Imagen cedida.

El servicio de la Junta de Andalucía para la integración de personas con trastornos mentales graves se encuentra en entredicho. Los sindicatos denuncian falta de personal para atender adecuadamente a los usuarios y las organizaciones de familiares se quejan de una bajada "en picado" de la calidad de la atención que reciben los enfermos en las casas hogar y pisos tutelados donde residen. La Administración andaluza, sin embargo, niega los problemas y que haya una sobrecarga de trabajo.

De este servicio se encarga la Fundación Pública Andaluza para la Integración Social de las Personas con Enfermedad Mental (Faisem), un órgano adscrito a la Consejería de Salud y Consumo y que financian también otros departamentos de la Junta presidida por Juan Manuel Moreno Bonilla.

La fundación se creó en 1993, fundamentalmente con el objetivo de acoger a las personas que habían salido de los centros psiquiátricos tras la reforma que acabó con aquellas infames instituciones. Y ahora cuenta con 1.166 trabajadores que atienden a unas 10.000 personas con una amplia red de casas hogar, pisos tutelados, centros de día y ocupacionales.

Los trabajadores de FAISEM se han manifestado varias veces para denunciar la sobrecarga de trabajo que soportan

Durante el último año, los trabajadores de esta fundación se han manifestado numerosas veces para denunciar la sobrecarga de trabajo que soportan, debido, según los sindicatos, a una política de ahorro de gastos en personal que ha reducido considerablemente las contrataciones para cubrir vacaciones, permisos, bajas u otras circunstancias laborales.

"Ha habido un retroceso constante y acelerado desde que tomó posesión la nueva gerencia de la fundación. Este nuevo equipo directivo ha demostrado desde el principio un profundo desconocimiento del entorno de las personas con TMG (Trastorno Mental Grave), evidenciando con sus políticas de austeridad creciente un único interés: presentar al final de cada ejercicio fiscal unos números cada vez más escuálidos". Esto fue parte del manifiesto del comité de empresa de Faisem que se leyó el pasado abril en una concentración a las puertas del Parlamento andaluz.

El comité advertía, además, de la existencia de "infraestructuras indignas, anticuadas y obsoletas", de la falta de aire acondicionado en verano y calefacción en invierno, y, en suma, de personas "aparcadas" sin nada que hacer por falta de personal para propiciar su autonomía e integración en el entorno.

José es el nombre figurado de un trabajador de una casa hogar de Sevilla en la que residen 20 personas con un trastorno mental grave. José, que oculta su verdadero nombre por temor a represalias, lleva trabajando como monitor residencial en Faisem desde hace más de 15 años y asegura a Público que la calidad del servicio que prestan ha empeorado mucho en los últimos por la falta de personal para atender adecuadamente a los usuarios.

Según este trabajador, en cada turno debería haber tres monitores, dos como mínimo, para cubrir las necesidades del servicio: atender a las 20 personas que residen en la casa y acompañar a las que que vayan al médico, a hacer cualquier gestión o simplemente a dar un paseo si no tiene la suficiente autonomía para ir sola.

El problema -asegura- es que, en lo que va de año, en su casa ya han estado 109 días únicamente dos monitores, porque no se han cubierto las vacaciones, los permisos e incluso bajas de compañeros, de modo que ninguno de ellos puede salir a la calle en esos días con un usuario. "Que se haya quedado uno solo nunca ha ocurrido, porque eso ya sería una negligencia muy grave y eso no lo aceptaría ningún trabajador, porque sería un riesgo para él y para el usuario", matiza.

Convertidos en "pequeños psiquiátricos"

Las consecuencias de la falta de efectivos las pagan, según este monitor, los enfermos residentes, con quienes apenas pueden hacer ya actividades al margen de la vida cotidiana en la casa y la atención a su cuidado personal.

"Los recursos de Faisem se están convirtiendo en unos pequeños psiquiátricos, porque la gente está metida allí todo el tiempo, recogida. Y así no estamos cumpliendo con el objetivo de una integración social en el entorno, porque, aunque hay personas que tienen más autonomía y salen solas a la calle, hay otras que no pueden salir sin acompañamiento", explica José.

Este trabajador con más de 15 años en la fundación asegura que los problemas comenzaron con la reducción del gasto público que trajo la crisis económica, en torno a 2012, y se agravaron con el cambio de gobierno en la Junta en 2019, que cerró aún más el grifo en el apartado de gasto de personal.

"Desde la llegada de la nueva gerencia de la fundación con el gobierno del PP, las condiciones laborales se han ido deteriorando"

El presidente del Comité Intercentros de Faisem, Joaquín Valderrama, de CCOO, es de la misma opinión. "Desde la llegada de la nueva gerencia de la fundación con el primer gobierno del PP, las condiciones laborales se han ido deteriorando aún más, fundamentalmente por el celo en bajar los costes laborales", dice a Público.

Las auditorías que encargó el Gobierno de Juanma Moreno al llegar a la Junta en 2019, para comprobar la viabilidad de los entes instrumentales de la Administración andaluza, lo que en la oposición el PP llamaba la administración paralela, incluyeron a Faisem.

En la auditoría de esta fundación se reflejó que cada trabajador de este ente público atendía a una media de 31 usuarios, casi el doble y el triple que organismos similares de otras comunidades autónomas analizados en el estudio.

Ese dato confirma, a juicio de los representantes de los trabajadores, que la atención a la integración social de las personas con problemas graves de salud mental en Andalucía "está de base deteriorada y se da en unas circunstancias objetivamente peores que en el resto de España".

Y esto es también una consecuencia, según Valderrama, de la decisión de la Junta de haber optado en 1993 por un modelo de fundación pública en vez de incluirlo dentro de la propia estructura del Servicio Andaluz de Salud, muy posiblemente para ahorrar costes salariales.

Ismael Sánchez, delegado de UGT en Faisem, asegura que la falta de personal afecta directamente a los usuarios. "Ellos notan mucho la bajada de la calidad de la atención que reciben, porque necesitan mucha cercanía y ya no podemos estar tanto tiempo con cada uno de ellos. Sólo tenemos tiempo para preparar la casa, dar de comer, ir al médico y poco más, cuando el objetivo de la fundación es la integración social de estas personas", recalca.

La Consejería de Salud y Consumo ha asegurado a este periódico, sin embargo, que no hay problemas con el servicio que presta Faisem. "En el momento actual, no tenemos constancia de una situación de sobrecarga de trabajo en los respectivos centros de Faisem, atendiendo a la plantilla media de los centros, a las funciones de los monitores y monitoras y su adecuación al índice mínimo de plantilla que marca la normativa, estando correctamente atendidos todos los usuarios", afirman fuentes de ese departamento.

Selección de personal anulada por el TSJA

El cambio de gobierno también trajo consigo de la mano de su nueva gerente, Silvia Maraver, un proceso de "depuración" que, según los sindicatos, alcanzó a los cargos intermedios que gestionaban los recursos de Faisem, la mayoría de los cuales -aseguran- habían llegado al puesto tras un proceso selectivo recogido en el convenio colectivo de la fundación. Se trata principalmente de los responsables de unidad, monitores que coordinan equipos de trabajo, con una media de 13 trabajadores cada uno.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha anulado uno de los procedimientos de selección de esos cargos intermedios puestos en marcha por la nueva gerencia de Faisem para sustituir a los cesados, al entender que incumple el convenio colectivo en los artículos referidos a la contratación de personal, conforme a los principios de publicidad, mérito y capacidad en empleo público.

"Inventaron un proceso de selección para elegir gente a dedo", afirma el presidente del Comité Intercentros

La sentencia, dictada el pasado mes de julio y que ha sido recurrida por la Junta, falla a favor del conflicto colectivo planteado por cinco sindicatos (CCOO, UGT, CSIF, USO y CGT), que denunciaron que en el proceso de selección de un responsable de Unidad y otro de Programa no se había fijado una baremación y se había excluido de la comisión de selección al representante de los trabajadores, cuando, además, no se trataba de puestos de confianza de la dirección.

El proceso de selección que ha declaro nulo el TSJA únicamente constaba de dos fases: recepción de candidaturas y exposición del proyecto ante un tribunal. "Inventaron un proceso de selección para elegir gente a dedo", afirma el presidente del Comité Intercentros, quien asegura que la sentencia del Tribunal Superior puede aplicarse a otros procesos de selección que se han hecho para un total de 40 cargos intermedios en las ocho provincias andaluzas.

Según la Junta, el pasado 4 de agosto el TSJA dio trámite a las centrales sindicales para que emitan su respuesta sobre el recurso de casación que ha presentado ante el Tribunal Supremo, "fundamentado en un acuerdo anulado por dicho Tribunal".

Comida con servicio de catering de peor calidad

Los sindicatos también han denunciado que la política de reducción de gastos ha conllevado la externalización de algunos servicios que antes se prestaban desde los recursos de Faisem, entre ellos el de cocina. La comida que antes hacían trabajadores de la fundación en las casas hogar ahora la proporcionan empresas de catering. 

De esta forma, según el comité de empresa, se han amortizado los puestos de monitor de cocina, pinche y personal de servicio doméstico, aunque las tareas de calentar la comida, servirla y retirarla la tienen que hacer ahora los monitores residenciales.

"Ha bajado la calidad de la comida y esto afecta también a las labores de los monitores residenciales, que ahora tienen que dedicar tiempo a una tarea de la que antes se ocupaban otros trabajadores y quitárselo a la atención de los usuarios en otros quehaceres", advierte Joaquín Valderrama.

Los familiares de los usuarios también están muy molestos con esta medida. Manuel Movilla, presidente de la Federación Salud Mental Andalucía, que agrupa a 19 organizaciones de enfermos y familiares, asegura que la calidad de la comida que se sirve ahora de los catering "es pésima". "Tenemos quejas por doquier sobre este tema, cuando, además, se había gastado una millonada en preparar un servicio de cocina propio en las casas hogar", apostilla.

El responsable de Salud Mental Andalucía recuerda que Faisem se creó, precisamente, por la movilización de las familias de enfermos que exigían recursos públicos para atender a las personas que se quedaban en la calle tras el cierre de los psiquiátricos, a los que se llamaba entonces manicomios.

La atención en Faisem ha "caído en picado en los últimos años", por falta de personal y por externalización de servicios

Y, tres décadas después de aquello, cree que la calidad de la atención que se presta en Faisem ha "caído en picado en los últimos años", por falta de personal, por externalización de servicios, por la carencia, en resumen, de medidas y actividades que fomenten la autonomía de los usuarios.

Según Movilla, hay grandes diferencias entre los servicios que se prestan en cada provincia, mejor en unas y peor en otras, dependiendo de la voluntad del responsable que se queje más o menos a la dirección regional pidiendo recursos. Lo cual, a su entender, determina que un enfermo reciba un mejor o peor tratamiento sólo por el lugar donde resida.

Una "enorme lista de espera"

El problema -sostiene el presidente de Salud Mental Andalucía- es que la atención pública a las personas con trastornos mentales en la comunidad andaluza no se está adaptando a los nuevos tiempos, a la asistencia que requieren, por ejemplo, los jóvenes con problemas graves que tienen muchas dificultades para entrar en este tipo de recursos.

"Hay una lista de espera enorme para entrar, sobre todo de personas de entre unos 25 y 30 años"

"Hay una lista de espera enorme para entrar, sobre todo de personas de entre unos 25 y 30 años, que no tienen reconocido el derecho por la Ley de la Dependencia, y no hay plazas para ellos. Y nuestras reivindicaciones año tras año son siempre las mismas: que haya más plazas y que se abran recursos en más zonas, sobre todo las rurales, que están más desatendidas", concluye Manuel Movilla.

Ismael Sánchez, delegado de UGT en Sevilla, lleva 15 años trabajando como eventual en Faisem, porque, según él, desde 2009 no se ha hecho ni una convocatoria para conseguir un puesto fijo. Sin embargo, la propia auditoría que encargó el gobierno de Juanma Moreno tras llegar a la presidencia de la Junta hace ya más de cuatro años reflejaba que había un "alto grado de temporalidad en las contrataciones" de la Fundación para la Integración Social de las personas con Enfermedad Mental, lo cual -se advertía- podía "afectar a la calidad del servicio".

Antes de la primera gran crisis económica del siglo XXI que obligó a reducir el déficit público, en las casas hogar había cuatro trabajadores por turno, y en el fin de semana llegaban a ser hasta cinco, con los monitores de refuerzo. "Con eso podíamos hacer muchas cosas, llevar hasta 20 personas a merendar al parque, a otras actividades. Ahora todo eso es imposible", se lamenta José. Y eso que, según el presidente del Comité Intercentros, Faisem es la fundación pública andaluza con las tablas salariales más bajas de toda la administración autonómica.

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