'Rubiales, bésame': el vino de una tienda del barrio de Salamanca que se mofa del 'caso Rubiales' y carga contra el feminismo
Una tienda situada en el barrio de Salamanca distribuye una botella de vino que frivoliza con el beso no consentido del expresidente de la Federación de Fútbol a Jenni Hermoso. Además, incorpora un QR con contenido antifeminista.
J. L
Madrid-Actualizado a
Rubiales. Kiss for you, kiss for me (Rubiales. Un beso para ti, un beso para mí). El que fuera presidente de la Real Federación de Fútbol ya tiene su vino. Es un Cabernet Sauvignon "de elegantes aromas", según reza la etiqueta, "muy agradable en paladar" (sic), que se alza orgulloso en un vitrina del número 56 de la calle Goya de Madrid, en pleno barrio de Salamanca.
El caldo, que fue madurado en barricas de roble francés durante 12 meses, aparece inserto en una especie de bodegón ultra junto una gorra de la legión, un delantal español, un oso y un madroño en bronce, unos calcetines de la Guardia Civil y una gran variedad de abanicos, petacas y castañuelas. Culmina la naturaleza muerta una taza con Francisco Franco serigrafiado para los muy cafeteros.
El escaparate pertenece a La Bodega del Humor, en teoría una de las tantas tiendas de memorabilia que discurren por la conocida milla de oro de Madrid; en la práctica una suerte guardarropía de la España cacerola. Y es que entrar en La Bodega del Humor es como adentrarse en un mausoleo de esa España rancia tallada en las hoscas aristas del No-Do.
Pero volvamos al vino. 20 euros cuesta la botella. Su etiqueta muestra a Rubiales agarrando con bravura el rostro de Jenni Hermoso bajo una tipografía gritona que parece festejar el gesto y que invita a leer Rubiales, kiss me (Rubiales, bésame). Incorpora, además, un código QR que enlaza a un vídeo con imágenes de besos en competiciones deportivas y una arenga de Isaac Parejo, aka Infovlogger, agitador ultra y creador del himno carpetovetónico Fachas Heroes, que ha sonado en diversos actos de Vox.
Es entonces cuando se desata el delirio. El vino se convierte en el maridaje ideal para un discurso de odio que tilda a las feministas de "mugrosas", "malditas", "zarrapastrosas", "zumbadas" o "locas de los gatos". Una invectiva que supera los 10 minutos y que, sirviéndose del caso Rubiales, descarga tubería abajo pura bilis contra todo lo que huela feminismo.
"Humor y patriotismo, esas son un poco las señas de identidad de nuestro negocio", explica Antonio, gerente del establecimiento, que añade no sentir especial interés por ninguna ideología. "Aquí tenemos un poco de todo", explica el concernido, pese a que en un somero vistazo el periodista no encuentra ni rastro de iconografía que no sea de índole patriótico, fascista, negacionista, terraplanista y adláteres. "La tengo guardada, a la gente de este barrio no le gustan las cosas de izquierdas".
Antonio conoce bien los usos y costumbres de su clientela. No en vano el sector censal en el que se encuentra su negocio se decanta claramente por la derecha y la ultraderecha. Explica que todo empezó durante el covid con la comercialización de los llamados "vacuvinos", unas botellas que frivolizaban sobre el virus y la vacunación: "¿Sabes cuál es la nueva variante? La que me cuelga delante", reza la etiqueta de uno de los brebajes que suministra Antonio.
Por último, en el apartado gourmet, encontramos unas cervezas artesanales con el rostro de Franco, Primo de Rivera y Santiago Abascal. Van provistas de códigos QR que enlazan a sus discursos. "Son muy originales, ¿verdad?", pregunta una de las empleadas de Antonio. "Ideal para cumpleaños".
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