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Restaurar los ecosistemas, la clave contra los megaincendios imposibles de apagar

La comunidad científica aboga por la recuperación de los ecosistemas degradados para hacer bosques más resilientes ante los intensos fuegos que han arrasado la península ibérica en los últimos veranos.

Dos bomberos apagan un incendio en Castrelo de Miño (Ourense), en julio de 2022.
Dos bomberos apagan un incendio en Castrelo de Miño (Ourense), en julio de 2022. Brais Lorenzo / WWF España

Ni con todos los recursos disponibles, algunos incendios son imposibles de apagar. Su intensidad convierte en superfluo cualquier actuación de los equipos de bomberos, que deben esperar a que la meteorología cambie para poder enfrentar estos fuegos. Ante este alarmante escenario, la comunidad científica apuesta por la prevención como la mejor medida. Y para ello, renaturalizar los bosques puede ser fundamental.

"El término 'renaturalización' está ahora muy de moda. En inglés se dice rewilding, que hace referencia a lo silvestre o salvaje", explica a Público Cristina Santín, investigadora del CSIC y primera autora del informe Incendios forestales. Este documento, publicado en junio de 2023, ya advertía de que los denominados "megaincendios" comprometen la seguridad humana y amplifican los impactos medioambientales negativos.

Voces expertas identifican en los últimos años una reducción en el número de focos, pero estos son cada vez más intensos. Por este motivo, la ciencia y los medios de comunicación hablan ahora de megaincendios. "No existe una definición técnica, aceptada por todo el mundo, pero puede utilizarse cuando el fuego supera las 10.000 hectáreas", describe a este medio Theo Oberhuber, coordinador del área para la conservación de la naturaleza en Ecologistas en Acción.

Los entornos degradados favorecen la propagación del fuego y que aumente su intensidad

Con esta clase de focos, "hay determinados periodos de tiempo en los que los propios bomberos reconocen que son incapaces de apagarlos", afirma el ambientalista. "Deben esperar a que cambien las condiciones meteorológicas o la dirección del viento para poder controlarlo y detenerlo".

En los llamados incendios de copa se queman las ramas de los árboles, pero estos continúan vivos y con el tiempo se recuperan. Con los fuegos intensos, "la temperatura es tan alta que tienen una capacidad de destrucción mucho mayor y a veces lo que queda es un agujero en el suelo donde antes estaban las raíces", alerta el de Ecologistas en Acción a Público.

Los entornos degradados favorecen la propagación del fuego y que aumente su intensidad. El último informe de WWF España sobre incendios forestales define la restauración ecológica como "una herramienta muy útil para la prevención", ya que desarrolla "paisajes resilientes" a la crisis climática y a futuros focos de llamas.

La organización considera fundamental generar un paisaje diverso capaz de resistir los impactos medioambientales y de regular el clima, así como "recuperar las funciones de los bosques para que vuelvan a ofrecer recursos, agua y aire de calidad", apunta su informe.

La península ibérica, un entorno vulnerable a los incendios

La península ibérica es especialmente vulnerable a los fuegos de alta intensidad. "Sus características geográficas, su meteorología y el incremento de temperaturas por la crisis climática propician unas condiciones que favorecen estos incendios", indica Oberhuber a este diario.

Tras 2022, que fue uno de los años más devastadores de la historia forestal española con más de 300.000 hectáreas arrasadas por el fuego, 2023 se sitúo como el cuarto peor año de la última década en número de siniestros con 89.000 hectáreas afectadas, según detallan desde WWF España.

Renaturalización frente a la reforestación

"La restauración se ha entendido tradicionalmente como una reforestación", señala WWF en su informe. La organización critica que las "meras plantaciones de árboles" son insuficientes para recuperar ecosistemas sanos y diversos, que puedan adaptarse mejor ante los megaincendios o la crisis climática.

El año 2023 fue el cuarto peor de la historia en cuanto a incendios en España

Durante las décadas de 1970 y 1980, España repobló muchos montes abandonados con pinos. "Estos árboles, con una densidad muy alta, favorecen los incendios forestales", subraya Oberhuber a Público.

Por su parte, Cristina Santín destaca que "la reforestación muchas veces es contraproducente". La investigadora del CSIC remarca que "ese dinero se puede invertir en medidas mejores que ayuden a los bosques a recuperarse tras un incendio. 

"Que la vegetación sea autóctona siempre ayuda. Además, es importante que haya variedad para evitar los monocultivos, es decir, grandes superficies de la misma especie", añade el ambientalista de Ecologistas en Acción a este diario. La pluralidad de especies y edades permiten impulsar la biodiversidad y hábitats resilientes para los incendios por venir.

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