¿Se puede reservar sitio en la playa? Esto es lo que dice la ley
Algunos ayuntamientos han prohibido ya la práctica de guardar una plaza en la arena con sombrillas y otros enseres.
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madrid, Actualizado:
Con temperaturas que rondan los 40ºC un baño en la playa nunca es mala idea. Aun habiendo alcanzado máximos históricos, el mar Mediterráneo es refugio para todos aquellos, locales y turistas, que buscan aliviar las olas de calor y descansar con el rumor de las olas como banda sonora de sus vacaciones. Es por esto por lo que, en la costa, la arena se convierte durante los meses de julio y agosto en una verdadera batalla campal por reservar un sitio antes que el vecino.
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Pocos son los bañistas que son conscientes de las normas específicas de la costa que visitan. Y es que a pesar de que en muchas localidades es considerado ya una tradición, dejar la sombrilla sola puede suponer hasta multas de 3.000 euros. Es el caso del municipio valenciano de Cullera.
En esta línea, cabe señalar que cada costa presenta una legislación según el ayuntamiento que la regente. En especial, destaca el caso de Benidorm, famoso por ser uno de los destinos turísticos más concurridos.
Las autoridades de la localidad alicantina han prometido mano dura frente a los residentes que se acercan a las playas antes del amanecer para reservarse un sitio en la orilla al que acudirán horas después. Recuerdan que, en base a la Ordenanza de Playas, la policía puede retirar los artículos "abandonados" en la arena y perseguir a los turistas o residentes que lleven a cabo dicha práctica.
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Elvira Fernández pasa parte de sus veranos en Benidorm, donde todos los días se encuentra con varias pertenencias guardando zonas de la playa. Según su experiencia, "la policía echa la bronca, pero no está todo el rato para controlar quien deja qué o quién se queda junto a su sombrilla. La gente lo sigue haciendo, por desconocimiento o porque se hacen los tontos".
Son muchos los municipios que se han sumado a la iniciativa, pero la localidad pionera en incluir la prohibición fue Torrox, en Málaga. Su normativa se remonta a 2014 y señala que está prohibida, bajo multa de 300 euros, "la reserva de espacio físico en las playas, a cualquier hora del día o de la noche, mediante la colocación en la arena de cualquier tipo de objeto o enseres (sillas, sombrillas, mesas, toldillos, etc) sin la presencia física de una persona propietaria".
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Añade que los servicios municipales retirarán los enseres que hallen sin propietario y serán considerados residuos si en el plazo de 14 días no son reclamados. Para recuperar sus pertenencias, los dueños tendrán que abonar una multa de 30 euros.
Una polémica incentivada desde Reino Unido
En esta ocasión, la llamada guerra de las sombrillas vuelve a las playas españolas de la mano de una controvertida acusación por parte del famoso diario británico Daily Mail, que asegura que los lugareños de Benidorm "acaparan la playa" con sus sombrillas y hamacas para reservar los lugares privilegiados frente a los turistas de Reino Unido.
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La pieza informativa apareció este martes en el sensacionalista periódico británico tras la publicación de varias fotografías de benidormenses colocando sus bártulos después de que, a las 6.00 horas, los limpiadores de playas terminasen su labor.
El Ayuntamiento de Benidorm recuerda que la práctica de dejar la sombrilla en la playa es muy antigua
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También en la Región de Murcia se ha aplicado la prohibición en algunas zonas costeras, como San Javier. En contraposición, en otras playas en las que las sombrillas destacan por su abundancia, la ley no se ha pronunciado.
A pesar de que el Ayuntamiento de Benidorm afirma ser consciente del problema, la concejala de Playas y Medio Ambiente de la localidad, Mónica Gómez, ha afirmado que se trata de una costumbre que se remonta mucho tiempo atrás, por lo que niega que se lleve a cabo de manera deliberada para privar a los turistas extranjeros de buenos lugares en la playa.
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El día a día de los lugareños
Dolores Pedreño veranea en Cabo de Palos, localidad al inicio de La Manga (Región de Murcia). Muchas mañanas sale a caminar por la orilla del mar, hábito que le ha permitido ser testigo en demasiadas ocasiones de la práctica mencionada.
"Me molesta mucho, porque la playa es de todos y todos tenemos derecho a tener nuestro espacio allí. Es pública, no es privada, no es de una persona sola. ¿Que quiero estar en primera línea? Pues me levanto temprano y me quedo allí todo el día", denuncia.
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Karolina Lewandowska, por su parte, no considera que sea un problema. Frecuenta las playas almerienses, un lugar donde lo común no es levantarse antes de que el sol se alce, sino reservar el sitio a la hora de comer: "Es costumbre que la gente se vaya a mediodía, deje su sombrilla o toalla y vuelva por la tarde".
"A mí no me importa que dejen la sombrilla si hay hueco alrededor, si no hay nadie. Si tú no estás, no me estás molestando y si ahora tú vienes y te molesta que yo me haya puesto cerca de tus cosas, no haberlo hecho", apunta.
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Mientras Lewandowska opina que la ley no cambiaría nada, porque "se la apañarían para buscar vacíos", Pedreño cree que un cartel que anuncie la prohibición "bajo pena de multa" podría actuar como disuasorio: "Siempre que le rasque el bolsillo a la gente, la ley surte efecto".
Elvira Fernández, por su parte, opina que el turismo en donde ella veranea —Benidorm— es "masivo", algo que conlleva muchas consecuencias, algunas negativas: "Por eso, antes de preocuparse por que la gente deje la sombrilla en las playas, se deberían regular otros problemas".