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Detrás de los vídeos, de las cartas de agradecimiento y de los aplausos en ventanas y balcones hay sanitarios expuestos a un gran riesgo y que están trabajando en condiciones de precariedad. A la constante falta de material de protección (EPIs), se suma la desorganización de las direcciones, que provoca que muchos sanitarios no sepan hasta el mismo día el centro al que tienen que ir a trabajar o si ejercerán su labor en atención primaria por el día y en hospitales de campaña por la noche.
Esto provoca que se tengan que asumir desplazamientos de hasta 50 kilómetros de forma inesperada. Los turnos se alargan hasta las 14 horas muchos días. A veces se pierde la cuenta. Tampoco saben cómo se retribuirán los fines de semana que están trabajando ni las horas extraordinarias. Algunos de ellos sí que denuncian ya que están mal pagados. Lo que les importa es seguir luchando contra el coronavirus, pero el estrés que generan la precariedad y la falta de descanso hace mella en ellos.
"Hemos grabado muchos vídeos para dar ánimo. Recogemos cartas de agradecimiento y repartimos cartas a los pacientes que están ingresados. Hacemos todo lo que podemos y muchas cosas que van más allá de nuestro cometido. Preparamos sorpresas para ellos e intentamos trabajar con una sonrisa, pero somos humanos y estamos agotados", reconoce una enfermera del hospital madrileño Puerta del Hierro.
Su sentimiento de frustración se extiende en el sector. Dentro de él, hay trabajadores más afectados que otros, como son los residentes. Carlos Torres es médico residente de cuarto año de la especialidad Medicina de Familia y Comunitaria (MFyC) del Institut Català de la Salut (ICS). Según explica a Público, está trabajando en "condiciones pésimas". "Llamaron a mi compañera a las ocho de la mañana para obligarla a ir a una residencia de ancianos privada y trabajar más de 12 horas en unas condiciones de salubridad vergonzosas. Una residencia donde los médicos adjuntos de la zona se turnan para ir, dadas las condiciones inaguantables del lugar", cuenta.
Él mismo no sabía por la mañana si tendría que ir a un centro de salud cercano o a uno que se encuentre a 50 kilómetros de su hogar. "Con los recientes cambios en el BOE, se nos ha prorrogado la residencia de manera indefinida; pero queda a voluntad de las comunidades autónomas el que realicemos funciones de médico adjunto (especialista), con el lógico incremento en la nómina mensual. Nosotros hemos ascendido de rango a médicos adjuntos, pero continuamos cobrando menos que un recién contratado, o incluso que un estudiante o que un recién graduado". Por ejemplo, explica que cobrarán a 23 euros la hora extra, mientras que los adjuntos reciben 30 en condiciones normales.
Esta situación de precariedad concreta de Catalunya se extiende de forma parecida por el resto del país. Con la opción que dio el Ministerio de Sanidad de prorrogar contratos en calidad de residentes de los MIR en último año, se permite que profesionales a quienes les quedaría un mes para pasar a ser médicos adjuntos sigan trabajando en condiciones de estudiantes en formación. El salario base de estos residentes que forman parte de la primera línea que hace frente al virus ronda los 900 euros.
Un hecho que denuncian las diferentes asociaciones y sindicatos (desde el CSIF hasta CCOO), al alegar que estos residentes ya están capacitados y han demostrado su labor durante la emergencia. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM) ha dado un paso más allá y este jueves presentó ante el Tribunal Supremo un recurso contencioso administrativo para paralizar la orden del Ministerio de Sanidad sobre la prórroga del MIR.
"Seguimos instando al Ministerio de Sanidad a que retire la citada orden y puedan cumplirse los plazos que establece la ley para hacerse las evaluaciones, tanto anuales como finales y, en este último caso, se pueda proceder a la concesión del título de especialista a los residentes que hayan superado el periodo de formación y, así, a partir de ese momento, puedan ser contratados como tales", indican desde la organización.
Aunque la desorganización que denuncia Torres no es única ni en Catalunya ni entre los residentes. "El otro día me dijeron que tenía que atender a domicilio pacientes pendientes de mi centro de salud. Por la tarde me dijeron que tenía que hacer noche en el hospital de campaña de Ifema. Nunca sabemos dónde vamos a ir ni si nos pagarán los fines de semana que estamos haciendo. Cuando nos pidieron por WhatsApp que fuéramos como voluntarias a Ifema no nos dijeron esto", denuncia una trabajadora de atención primaria.
La forma de comunicar es otra queja constante entre los sanitarios. No hay nada por escrito. Los responsables se comunican con ellos por WhatsApp o les llaman directamente. También sucede en los hospitales. Cuando se produce un traslado de personal se comunica informalmente.
Miedo a otro pico con plantillas cada vez más mermadas
El descenso diario de contagios y fallecidos da esperanzas a todos. También a los sanitarios. "Voy a recordar toda la vida al primer extubado de mi hospital. Nos alegrábamos por él y nosotras también necesitábamos ver algo bueno entre tanta tragedia", explica una médica del 12 de Octubre.
Sin embargo, también plantea que tiene miedo de que llegue otro pico con una tasa de contagios en sanitarios tan alta como la actual, en torno al 14%. No saben cuántos hay en su hospital, pero cree que al menos la mitad de la plantilla ya ha estado infectada. Lo mismo apunta una residente del Infanta Leonor. "Ha bajado el volumen de ingresos. Mucho comparado con las otras semanas, pero desde el jueves volvemos a tener más pacientes. Veremos", comenta a este medio.
"Estamos agotados mental y físicamente, así que otro pico podría ser hasta peor"
El miedo de ambas es que la semana que viene crezcan los casos. Las urgencias llevan dos semanas con menos tensión. Ya no se ven pacientes en el suelo. Las UCI comenzaron a respirar esta semana, pero los ingresos en las unidades de cuidados intensivos son muy largos (hasta 28 días según el Ministerio de Sanidad) y el miedo es que se junten los enfermos de un nuevo pico con los que aún continúan ingresados. "Aunque ahora tenemos más material, si no hay control se podría colapsar", avisa la médica del 12 de Octubre.
"A veces trabajamos hasta 12 días sin descansar. Estamos agotadas mental y físicamente, así que podría ser hasta peor otro pico", señala la enfermera de Puerta del Hierro.
Pero no son las únicas que tienen esta preocupación. La decisión del Gobierno de recuperar la actividad económica más allá de la esencial este lunes alerta a expertos incluso del propio comité del Ejecutivo. El jefe de Epidemiología del Hospital Clínic, Antoni Trilla, ha criticado que el Ministerio de Sanidad haya tomado la decisión sin consultar al comité de expertos del que él forma parte y ha avisado que los contagios crecerán cuando la gente vuelva a trabajar.
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