Poniendo luz a los crímenes de odio
“Resistencia ideológica” del Estado para afrontar estos delitos
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BARCELONA.- El 6 de octubre de 1991, seis jóvenes neonazis entraron en el Parque de la Ciutadella de Barcelona y se dirigieron hacia la glorieta de los Músicos, en la que encontraron durmiendo a las transexuales Sonia Rescalvo y Doris Romero. Empezaron a patearlas, matando a Sonia e hiriendo de gravedad a Doris. El de Sonia Rescalvo -que hoy da nombre a la glorieta en la que sucedieron los hechos- es el primero de los 86 casos -que provocaron 88 muertes- recogidos en el proyecto Crímenes de odio. Presentado esta martes en Barcelona, se trata de la primera base de datos para monitorizar las consecuencias más dramáticas del rechazo a quien es distinto y surge de la búsqueda que un equipo multidisciplinar ha realizado de los delitos de este tipo cometidos en los últimos 25 años en España.
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El periodista Miquel Ramos, uno de los autores del proyecto, reconoce que el listado “es incompleto, porque nos falta información” y, de hecho, Crímenes de Odio está abierto a la colaboración ciudadana y desde su estreno, el 1 de diciembre, ha recibido cuatro o cinco posibles casos, pendientes todavía de verificar. El grueso de los casos provienen del Informe Raxen, elaborado por el Movimiento Contra la Intolerancia, pero se ha ampliado a partir de la búsqueda en hemerotecas periodísticas.
“Resistencia ideológica” del Estado para afrontar estos delitos
“Hemos hecho esto porque no lo ha hecho el Estado. Hemos tenido que suplir una carencia de las instituciones del Estado, que no han sido lo bastante beligerantes con este problema”, denuncia David Bou. De la misma opinión es la abogada penalista Laia Serra, para quién “el Estado español tiene una resistencia ideológica innegable a abordar los crímenes de odio y a aplicar la ley”. Serra añade que la investigación de estos delitos es “lamentable” y que los jueces “no saben lo que es un delito de odio”, lo que se traduce en que no se trate “con la sensibilidad necesaria” a las víctimas.